Después del hermoso beso que se dieron Jose Maria y Lina aquella tarde en esa plaza, al rededor de mucha gente, fue difícil despedirse uno del otro.
Jose Maria- Me gusto mucho estar aquí contigo- Le decía mientras caminaban.
Lina- También me gustó, pero ya es algo tarde y debemos irnos.
Jose Maria- Antes quiero otro beso.
Lina- ¡Por ahora no más besos!..., hasta el próximo encuentro.
Jose Maria- No seas mala.
Lina- Hay mucha gente aquí y me da un poco de vergüenza.
Jose Maria- Te lo perdonó por esta vez, pero la próxima no.
Lina- ¿Me vas a castigar?
Jose Maria- Podria ser, ja, ja, ja.
Ambos querían que el tiempo duré un poco más, ambos estaban juntos después de mucho tiempo y el encuentro ya había llegado a su fin, con sonrisas tristes y un beso en la mejilla se despidieron.
Cuando ambos llegaron a sus casas, se escribieron para decirse que habían llegado bien a sus hogares, y que la experiencia que habían vivido unos minutos atrás era lo más bonito que les había pasado y esperaban con ansias que se vuelva a repetir. Esa noche Lina no pudo dormir, porque pensaba en él, tenía deseos de repetir ese momento, y sentir su cuerpo junto al de él. Nunca imagino que sus labios encajaría con los suyos. Era la segunda vez que besaba a alguien, aún sin sentir amor, era más deseo que amor. Cada que pensaba en ese besó, quería más, se sentía atraída por sus labios húmedos.
Los días transcurrían y ellos seguían hablando por mensajes, a ella le costaba decirle amor, hasta que esa palabra se quedó en su vocabulario, cuando ella no le decía amor, él se molestaba y le insistía que le dijera amor.
Esa primera experiencia que había vivido se lo contó a su amiga cuando salieron a tomar un café.
Lina- Amiga, besé a Jose.
Yesi- ¿Lo besaste?, ¡acaso ya son novios!...
Lina- No me pidió que seamos novios, pero suponemos que lo somos. Pero yo no estoy enamorada de él, admito que me gusta hablar con él, la forma en como me escucha me agrada, estaré con el mientras llegue el amor de mi vida.
Yesi- No estoy de acuerdo con eso amiga, es como estarías jugando con sus sentimientos. Vos no lo amas.- Le decía mientras tomaba su café.
Lina- Es verdad, no lo amo, tampoco me gusta, pero es buen amigo y me gusta hablar con él, a demás más hablamos, no nos vemos casi, porque siempre estoy ocupada y cuando él puede yo no.
Yesi- Solo trata de no salir herida.
Lina no quiso escuchar mucho a su amiga. Ella estaba cegada por su deseó, no pensaba en sus sentimientos ni muchos menos en el de él. Se sentía a gusto solo con él por qué nunca nadie le había dado tanta importancia.
Un día quedaron en volver a encontrarse, fue una mañana de invierno, se encontraron en el mismo lugar donde habían tenido su primer encuentro, hacia frío, el cielo estaba nublado y estaba por llover.
Jose Maria- Hola amor, ¿que quieres hacer hoy?
Lina- mmm… La verdad no sé. ¿vos que quieres hacer?
Jose Maria- Te deseó, y te deseó mucho- Le dijo sin pensarlo mucho.
Cuando ella escuchó decirle eso enseguida se le vino a la mente a que se refería. Él quería su cuerpo junto al de ella, en otras palabras él le estaba pidiendo que ella se entregue a él. Ella ya lo sabía, porque en los chats él siempre hablaba de deseo y que la deseaba.
Ella aceptó la propuesta, así que se fueron a un hotel, ella estaba muy nerviosa, era la primera vez que ella se entregaría a alguien, cuando era más joven ella siempre pensó que llegaría virgen al matrimonio, pero ahora ese pensamiento se había perdido en su memoria, ella sabía muy bien lo que iba a hacer, otro pensamiento que tenía era también entregarse al amor de su vida, a quien estaba empeñada en encontrar, pero también se olvidó de eso, por lo visto no quiso esperar más y decidió ir con él. Ella por primera vez tendría sexo, pero no lo hacía por amor sino por curiosidad, quería saber que sentíria su cuerpo, quería por primera vez verse desnuda ante alguien, aquel primer beso había abierto muchas puertas a la experimentación sexual.
Cuando llegaron al lugar su cuerpo empezó a sentirse extraño, en realidad tenía algo de miedo, el noto que algo pasaba.
Jose Maria- ¿Estás bien?- Le preguntó.
Lina- Si, solo algo nerviosa.
Jose Maria- Si no te sientes segura, tranquila lo podemos hacer en otra ocasión, no hay apuro amor.
Lina- No te preocupes estoy bien.
Para José Maria no era su primera vez, él ya había estado con muchas mujeres, tenía experiencia, solo que le costó un poco con ella, porque si era su primera vez con ella. Fue algo difícil aún principio, no sabían como comenzar.
No tengas miedo él le dijo, y la empezó a besar, primero sus labios, luego su cuello y al odio le dijo, te amo y ella se dejó llevar por ese besó y de a poco empezó a sentir como sus manos de él la acariciaban su cuerpo, el cuerpo de ella sintió como una electricidad y como un imán a la vez. Sentía atracción y de a poco sus cuerpos se estaban uniendo, compartiendo energías, ella sentía como la tocaba, él logro que ella se excitará más para después no tener control de su cuerpo.
Se dejaron llevar por el deseo que ambos tenían y se tumbaron en la cama, él tenía su piel tibia sobre el de ella, ella le pidió que pagará la luz, porque quería arder de pasión y enloquecer en la oscuridad, se quitaron la ropa en cada caricia, ella sintió como los besos de él recorrían por todo su cuerpo, sentía sus caricias más intensas y esto hacía que ella lo besé con más pasión, tocar su cuerpo desnudo hacía que ella ardiera más, él abrió sus piernas para meterse en medio, de repente ella sintió algo dentro, respiro profundo, no pudo contenerse y gritó, pero no grito de dolor, sino de placer, los movimientos fueron más rápidos, sentía como entraba y salía de ella, en ese momento ella llegó a la luna y se perdió. Los dos perdidos cuerpo a cuerpo llegaron al clímax.
Los dos en una habitación que no les pertenecía, en una cama que no era suya, bajo las sábanas de unos extraños, ellos se habían entregado, se habían explorado, se habían amado. A nadie le importaba lo que había pasado dentro esas cuatro paredes, la gente afuera seguía con su vida. Pero para ella ese día algo había cambiado, se sentía amada y deseada, pequeñas marcas en su cuerpo le recordaban lo sucedido y ahí surgió un vicio, un vicio que le llevaría a la cordura y a la tristeza.
Ese día ella se había entregado, sin darse cuenta de que no solo le había entregado su cuerpo, sino también le había entregado una parte de su corazón. De sus labios salió un te amo, desde lo más profundo de su corazón le salió te amo. Ella jamás olvidaría esta mañana cuando cuerpo a cuerpo habían compartido las temperaturas de sus pieles. Era la mejor experiencia que había vivido, nunca había sentido la piel desnuda de un hombre tan cerca.
La vida seguía su curso, ambos no querían que esto termine querían más, pero era imposible después de haber hecho el amor era hora de partir, de salir de esa habitación, tomar el autobús para ir a sus hogares. Se pusieron sus ropas y antes de salir se dieron un fuerte abrazo y un beso y tomados de las manos salieron.
Los ojos de Lina tenían un brillo diferente, ese día ella se había hecho adicta a él, su olor se iría con ella, para refrescar su memoria del momento vivido.
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