Las conversaciones siguientes eran por chats, por el Facebook, hasta que un día José Maria le pidió a Lina su número de teléfono y ella se lo dio, él le envió un mensaje por WhatsApp.
Jose Maria- Hola amor, ¿cómo estás?- En son de broma le dijo amor.
Lina- Disculpa, ¿quién es usted?- Contestó, sabía quien era, pero solo quería jugar un momento con la conversación.
Jose Maria- Tu amor, el futuro padre de tus hijos.
Lina- ja, ja, ja...- No paraba de reír, Tú ser el padre de mis hijos, no lo creó, pensó.
Jose Maria- Amor soy yo, Jose.
Lina- ja, ja, ja, ¿ se puede saber porque me dices amor?.tu y yo no somos mas que compañeros de la secundaria. Pero, hola, ¿cómo estás?
Jose Maria- Hola amor se dice, ja, ja, ja. Mentira, solo bromeaba, estoy bien, con ganas de jugar.
Lina- ¿Y porque te tengo que decir amor?
Jose Maria- Porque me gusta más así.
Lina- Bueno, hola amor.
Jose Maria- Así me gusta más, de ahora en adelanté me dirás así.
Lina- Cuando me acuerde te lo diré ja, ja, ja...
Ella en su vida nunca había dicho amor a nadie y era a él quién se lo había dicho por primera vez. Desde ese momento ella se sentía algo diferente, dentro de juego de palabras nacía algo en su pecho, ella sabía que él no era en realidad el amor de su vida, no era el hombre con quien había soñado siempre. Pero sintió un cosquilleo en su corazón. Desde ese momento ellos jugaron a ser enamorados.
A Lina le gustaba la forma en como se sentía, porque con él viviría las experiencias del amor y del desamor, pero hasta ese entonces él no lo sabría. Así que ella mientras llegara el amor de su vida, decidió jugar con él, quería saber de qué trataba hacer el papel de novia, tenía curiosidad de saber que se sentía tener a alguien a su lado, así que ella decidió continuar con esta historia, sabiendo que en cualquier momento terminaría, ella no estaba segura de sus sentimientos hacia él, solo sabía que se sentía a gusto hablar con él, ella se equivocó al pensar que en este juego ella no saldría ilesa y dañada. Pero él no sabía nada del pensamiento que tenía Lina.
La única persona que sabía de esto era su amiga Yesi. Yesi era la mejor amiga de ella, su amistad había durado años, desde la primaria, hasta la secundaria y hasta ahora. Yesi también había venido a la ciudad para completar sus estudios y era obvio que también conocía a Jose Maria. Pero Yesi no estaba de acuerdo con el pensamiento de Lina. Porque aunque para ella era un juego sabíamos que las cosas no terminarían bien.
Pero a Lina le gustaba este juego del amor, le gustaba el juego que tenía con Jose Maria. Después de tantas charlas que tenían quedaron en verse, se citaron un domingo por la tarde a pocos días de empezar el invierno, él y ella quedaron en encontrarse en una plaza. Ella se sentía nerviosa, era diferente hablarse por mensajes y llamadas, y ahora en persona le resultaba algo difícil, sentía algo de pánico. Los nervios la consumían, había pasado años desde la última vez que se habían visto, ella llegó primera al lugar, llevaba una campera roja y el pelo suelto, ella jamás olvidaría ese primer encuentro que tuvieron. Ese día sería el comienzo de una nueva aventura en su vida, un salto a lo desconocido.
Ella a lo lejos vio que de a poco se estaba acercando, venía a paso ligero tenía puesto una campera negra y pantalones de yin, su sonrisa era contagiosa así que ella también sonrió con él. Se pararon frente a frente y se saludaron con un cálido abrazo y un beso en la mejilla. Aquel momento quedó sellado en el corazón de Lina, sentía una fiesta de sensaciones por dentro, se sentía viva y respiraba lentamente, pero ella no podía decirle a él como se sentía, únicamente le regalo una sonrisa y una mirada de alegría.
Jose Maria- ¿Cómo has estado Lina?, tanto tiempo- Le preguntó mientras la veía a los ojos.
Lina- Es verdad, paso mucho tiempo, no cambiaste nada, sigues igual.- Con poco de nerviosismo le contestó.
Jose Maria- Vos tampoco cambiaste nada, te ves linda.
Lina- ja, ja, ja, ahora soy linda, cuando estábamos en la secundaria no decías eso.
Jose Maria- En ese entonces solo pensaba en jugar a la pelota y nada más.
Lina- Es verdad, y yo concentrada en alguien más seguro- Con una pequeña risa le dijo.
Jose Maria- Hace frío, damos una vuelta.
Lina- Bueno vamos, yo no conozco bien la ciudad y no salgo mucho.
Jose Maria- Yo tampoco salgo mucho, por el trabajo, pero ahora que estamos fuera aprovechemos.
Esa tarde se pusieron a hablar de muchas cosas, él le contó el motivo que le trajo aquí, le contó de su vida y de todas las cosas que le había pasado, también ella le contó de su vida, le dijo las razones por las cuales había venido a la ciudad. Sus pasos les llevo a una nueva plaza, ahí él decidió robarle un beso, pero ella no se lo hizo fácil, él acercó su rostro junto al de ella, hasta que se miraron a los ojos, él intentó chocar sus labios con el de ella, en ese momento ella se apartó con una sonrisa juguetona, él la sonrió y la tomo de las manos y una vez más intento besarla, esta vez ella no se apartó de ese besó, ella simplemente se olvidó de todo y solo sintió el roce de sus labios con los suyos y de repente sus labios estaban enlazados uno con el otro, ambos sentían la calidez de sus labios, sentían su respirar y sentían su calor. Ese día hacía frío, pero los dos habían entrado en calor y todo era cálido y hermoso. Cuando ambos tomaron distancia después de ese besó él le dijo;
Jose Maria- Que mala que sos, ¿porque me esquivaste el beso?
Lina- No acostumbró a besarme con excompañeros ja, ja, ja...
Jose Maria- Será mejor que te vayas acostumbrando a mis besos, porque te daré más, aunque sea un excompañero.
Lina- ja, ja, ja...
Jose Maria- No te rías, que es enserió.
Era la segunda vez que un hombre besaba a Lina, ella sabía que no estaba besando al amor de su vida, pero se sentía a gusto con él. Sus ilusiones eran pequeñas, pero con eso ella se conformó, había tenido una tarde no tan maravillosa, pero si hermosa. Después de tanto trabajo y estudio, salir con él le había hecho bien. Se sentía segura con él, no lo conocía en su totalidad, pero si lo suficiente para un próximo encuentro. Esa salida a ambos les marcó la vida, era el principio de un poco de felicidad y otro poco de inestabilidad mental. Jose Maria sentía algo de atracción por Lina, no la amaba, porque aún no estaba seguro de lo que quería con ella, por el momento solo estaba satisfaciendo un poco de su deseo.
Ambos atravesaron muchos kilómetros para encontrarse en un escenario diferente, lejos de su pueblo donde habían crecido y vivido gran parte de su vida. La diferencia era que ahora eran más adultos con pensamientos y metas diferentes.
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