Las mujeres en la habitación seguían intentando tranquilizar a la mujer que no conseguía recordar lo sucedido. Pellizcó muchas veces su brazo y dolía, en verdad lo hacía y aunque cerró sus ojos en el intento de dormir o desmayarse no consiguió absolutamente.
Es entonces que un hombre se abrió paso por las grandes puertas sin ser anunciado. Este tenía un cabello verde intenso y sus ojos como esmeraldas hacían un hermoso juego, estaba claro quién era ese hombre.
— Hakan...
— ¡Oh mi princesa! Creí que me dejarías sin antes consumar nuestro lindo matrimonio.
Era una burla bastante notoria, no obstante su humor estaba muy opacado por el hecho de que se hallaba en la novela que con tanto esmero hizo y aún no tenía una respuesta clara.
El hombre frente a ella era Hakan Breslow Storman, príncipe del imperio Ashton y su protagonista.
— Príncipe, no debería entrar así, la princesa Amelie no se siente bien aún y debe descansar, me temo que la noche de bodas tendrá que esperar un poco.
Ahora sí podía apreciar con claridad la bella obra maestra que hizo. Un hombre fuerte y valiente con un solo defecto, su aterradora madera de seductor. Si bien a ella le gustaban los hombres con un carácter más intenso, había creado a su amado protagonista como un lindo y tierno caballero con armadura que salvaría a su amada del malvado villano.
Una maravillosa historia llena de amor y romance, al menos para los protagonistas. Otra historia contaban el villano y ella quien era solo un personaje secundario a quien dejan en el olvido.
— La princesa sufrió una caída muy aparatosa, no deberían dejar que se ponga de pie —el hombre se acercó y con su enorme figura tomó a Amelie entre sus brazos mientras hacía mención de algo interesante y escalofriante—. Tuviste suerte princesa, la próxima no fallaré.
La depositó sobre el cómodo colchón y dejó un beso sobre su frente quedando como el magnífico príncipe que era sin imaginar la advertencia dada.
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Habían pasado seis días desde que despertó en ese mundo y todavía le costaba acostumbrarse a la forma de vivir. Mientras que recordaba los hechos narrados en su novela, anotaba lo más importante en un diario que escribía en su idioma natal. Uno que nadie de por ahí conocía.
Estaba fascinada, no cabía duda de eso pues jamás imaginó entrar al mundo de su novela, sin embargo, la suerte no le dio tiempo de pasar junto a ella pues era el personaje extra que debía ser utilizado para que los principales tuvieran un amor maravilloso.
Mientras pensaba en los acontecimientos de su novela se adaptaba al mundo exterior. Era muy distinto escribirlo a verlo en persona, más que nada por las costumbres y falta de varias comodidades que en el futuro lejano había sin mencionar las barbaridades que escribió pues era una novela de clasificación R+, solo para adultos entonces, ciertamente el ambiente se percibía más amoroso que de costumbre.
— Debería enfocarme en encontrar una manera de volver a mi vida.
Aunque, viéndolo desde otra perspectiva, estar viva y en ese lugar no era tan malo después de todo. Pese a tener un loco esposo que quiere sacarla de su camino para amar con pasión y locura a su doncella, todo lo demás era increíble. Había hecho a todos sus personajes poderosos, tanto física como mentalmente así que después de todo, tal vez pueda vivir así. En su mundo ni siquiera la recordarían, ¿qué caso tenía regresar?
Mientras se encontraba en la biblioteca una mirada la acechaba entre la oscuridad. Amelie sabía que el príncipe había enviado a un espía para mantenerlo al tanto de sus movimientos y no fuese a lastimar a su amada. Esas eran las intenciones de la verdadera pero, ahora que estaba en ese cuerpo no pensaría en dañar a nadie, sino más bien en sobrevivir más tiempo en un mundo repleto de magia y peligros.
Aunque podía notarse demasiado la presencia que taladraba su espalda no tenía manera de librarse de aquello. Los acontecimientos que irían a suceder debían ser prefectos, sin una sola intervención pero, en definitiva no dejaría pasar la oportunidad para ser libre.
Su objetivo era ese, puesto que ella había escrito; "Ambos se quedan juntos pese a todo destino" y en esos momentos no era una frase demasiado inteligente.
En la primera prueba para los protagonistas, una plaga azota el imperio Ashton llevándose a su paso más de la mitad de las vidas del imperio y aunque logran crear un antídoto en tiempo las vidas ya habían sido tomadas.
Estaba parada frente al estante intentando tomar un libro que explicaba más sobre su fuego mágico pero el hombre vigilante apareció para ayudarle pues los libros caerían sobre ella.
— Gracias caballero, ¿Podría saber su nombre?
— Sr. Morgan Britton alteza.
— Bien, sr. Morgan ¿qué le trae a la biblioteca y justo al pasillo donde me encuentro leyendo?.
— Lamento interrumpir la lectura de su majestad, iba de paso.
— Un guardia de la división capas azules debe salvaguardar la integridad de su príncipe, dudo que usted siendo tan responsable pase un tiempo en la biblioteca.
— Lamento mi rudeza majestad pero el príncipe no tiene paciencia y desea sacarla del camino en caso de intentar algo más. Por mi honor jamás me permitiré lastimar a alguien de la realeza pero, fue una orden directa.
— Entiendo caballero, ordenes son ordenes, sólo por favor manténgase en silencio y no diga que me encontró aquí. Mínimo dese la oportunidad de conocerme, de todas maneras no pienso aceptar tan sencillo mi deceso. Al menos no sin antes ayudar como se debe al pueblo.
En lo más lejano al palacio de la princesa se podía apreciar una silueta bastante curiosa. El príncipe junto a su doncella se daban cariño mutuo pero con cautela. No quiere el príncipe ser atrapado infraganti pues la mujer todavía no pasaba las pruebas para convertirse en concubina.
La princesa por su parte solo soñó toda lo noche con los sucesos de su vida. Al despertar notó que varios recuerdos estaban inconclusos, otros más solo no llevaban a ningún lado y eso le hizo preguntarse si ella realmente estaba ahí pues nada de lo que escribió sucedía en orden .
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Comments
Angela Cortes
por el simple hecho de estar ella ahí ya cambia la historia
2024-03-09
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