Encuentro no escrito #2

El hombre estaba arrodillado frente a su duque buscando el aire pues aún se recuperaba, ya que también lo atacaron.

— Lo lamento duque Shuman, ningún noble quería escoltar a la princesa el día de caza y me tomé el atrevimiento de ayudarla.

Brendan Asher Shuman era el nombre del duque quien es el villano principal de su novela. En esos momentos intentaba mantener la calma pues tenerlo de frente la hacía flaquear y mirarlo no era posible. De hacerlo ella se volvería gelatina porque lo describió como un hombre en extremo lindo pero peligroso.

— Bien, de todas maneras tendrás tu castigo al volver. Por ahora regresemos con la gente del torneo, seguramente deben estar buscándola. Y usted princesa, no debería fingir estar dormida, llegar de esta manera frente a todos se puede prestar a chismes. Lo que menos quiero es que me involucren con la corona.

Era su momento para dejar de fingir. Como por arte de magia se levantó y giró su cabeza evitando encontrar sus ojos, si bien en su anterior vida tuvo un romance nunca llegó más allá de simples besos y caricias, parte de su arrepentimiento va de ahí pues murió virgen y ya era mayor. Ahora tiene la oportunidad de encontrar un buen hombre, casarse, tener una familia. Ser realmente feliz es su principal propósito, tocar el violín el primer cometido pero, ser amada también era un sueño.

No podía evitar tener pensamientos de gusto, o sentimientos de atracción, después de todo es humana y sentía como cualquier otro.

— Es una descortesía de mi parte no haberme presentado. Brendan Asher Shuman duque del norte saluda su alteza la princesa.

— Un placer, Amelie Bynum Graham.

Ambos miraron con sorpresa a la mujer y uno hasta con una pizca de burla.

— Que yo sepa, hace poco se casó con el príncipe heredero por lo cual ese nombre ya no le pertenece alteza.

Justo en ese momento notó su error. Verdaderamente, se sentía muy nerviosa, tanto que estudió historia antigua en su vida anterior para saber con detalle los modales y forma de hablar entonces como para arruinar todo en segundos con una palabra.

— Es verdad. Amelie Breslow Storman, un placer.

El hombre hasta ahora se daba cuenta de un pequeño detalle que pasó por alto. Descendió desde un punto muy alto en su forma original y ella ¿No lo había notado?. Si bien varias malas lenguas decían que en el norte habitaba una bestia dragón, nunca nadie lo vio transformarse pues siempre procuraba mantenerse fuera del alcance de personas normales, ya que solían tenerle miedo a lo desconocido.

— Usted es muy extraña.

— ¿Qué modales son esos, Duque?

— Lamento no tener muy arraigadas las costumbres del imperio, como verá mi deber es mantener la frontera norte a raya y dado que la guerra latente fue sesada gracias a mi intervención no he podido estar muy inmiscuido en asuntos arrogantes como lo son bailes o etiquetas.

— Entonces es un héroe. Le agradezco en nombre de todo el imperio duque Brendan, sin usted la paz nunca se habría obtenido.

Decía Amelie con una pizca de burla. Ella sabía lo mal que tomaba aquel hombre las burlas o bromas pero no tendría miedo. Por el contrario, en ese momento ideó un plan todavía mejor que el anterior. ¿Qué pasaría si ella se hiciera aliada del duque?

La perspicaz y acertada sensación del duque le daba una vista más allá de cualquier palabra por muy disfrazada de educación que estuviese. Claramente, la mujer parecía seguir burlándose de él y su fina pero nada amable sonrisa acababa de ser borrada.

— Debe regresar ahora, sería un problema si nos llegan a ver juntos y usted caballero, tendrá su castigo en cuanto regrese al ducado.

— Usted no debería castigarle, el lord solo intentaba ayudar a una pobre mujer, en todo caso tómelo como una petición de mi parte por lo que la comisión solicitada será otorgada en breve.

— Claro, no pensaba irme sin antes pedirle eso a cambio. Mínimo debe pagar —de pronto sintieron cómo de la lejanía varias ondas provenían del frondoso bosque. Luces pequeñas comenzaron a causar disturbios entre los animales del bosque que salían despavoridos justo a lado de las tres personas en el lugar—. Ese debe ser el escuadrón de búsqueda mi lady, confío en que no volveremos a topar.

— Espere...

Para cuando Amelie intentó detenerlo este ya se había adentrado hacia el otro lado del bosque.

— ¡Princesa Amelie!

Ya muy cerca se escuchaban los gritos de varios caballeros y así de pronto entre los árboles apareció el príncipe, la primera persona que jamás pensaría ver en ese lugar.

— ¿Príncipe Hakan?

Los ojos de ambos coincidieron, impresiones distintas fueron transmitidas pero solo una verdad. Tenían sentimientos equivocados. Cuando se dio cuenta el príncipe ya tenía aprisionada contra su pecho a la princesa mientras ella intentaba apartarlo pues era incómodo.

Era su protagonista, el personaje que siempre ideó, natural, con carisma y mucho corazón pero, nada de ello le atraía. Él ya amaba a una mujer y no se encontraba dispuesta a cambiar aquello que con tanto sacrificio creó.

— Suélteme de inmediato príncipe, me está lastimando, a demás mis ropas son harapos y mi olor no es nada grato, de igual modo nos avergüenza.

— Creí por un momento que esto te serviría de escarmiento para cambiar tu actitud, es más, creí que habías cambiado a raíz de la caída, ciertamente me equivoque.

— Lamento decepcionarle, cambié sí, no para usted. No me meteré nunca más con esa mujer a menos que ella no se meta conmigo pero príncipe, tenga la certeza de que yo perdí el interés hacia usted hace mucho tiempo. Quizá quedaban restos de ese amor, cariño y amistad que sentía hacia usted, no obstante murieron junto a la Amelie desde dicho día. Ahora no venga con tonterías si bien pudo enviar a los caballeros o quizá ni siquiera tal ayuda pudieron otorgarme y me hubiesen dejado aquí, después todo una quimera es lo que fui, más se acabó, puesto que no lo seré más. Entonces si me lo permite alteza, regresaré.

De esa forma Amelie regresa triunfante. Esa noche consiguió dos cosas importantes, un encuentro inesperado y ser libre de la culpa. No precisamente hacia el príncipe, sino a partir de la responsabilidad que sentía hacia la Amelie de su historia pues escribió demasiadas desgracias en su vida que justo en momentos así se arrepentía.

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