Encuentro no escrito #1

La tarde se veía buena, en el horizonte no se divisaba ninguna nube y el sol se desplegaba en todo su apogeo. Las carpas que albergaban a los concursantes ya estaban listas y llenas a excepción de la última que tenía problemas para ser colocada. Justamente era aquella que cubriría a la princesa.

— Mi lady, lamentamos este suceso —menciona su doncella más cercana.

— No te preocupes Mabel, mejor ve a que ensillen mi caballo y pongan nuestra propia carpa. Nadie me va a volver hacer menos.

Los murmullos no se hicieron esperar. Mientras el príncipe disfrutaba de una refrescante sombra, la princesa se acaloraba bajo pleno sol de verano. No obstante, minutos después el general de las capas negras había hecho acto de presencia sorprendiendo a más de uno. Él mismo colocó una enorme capa con el emblema del duque Shuman y aunque no lo tenía permitido, solo en esa ocasión lo usaría pues defendería el honor de aquella mujer en desgracia.

— Ya puede entrar princesa, está todo listo.

— Muchas gracias lord Willem. ¿Lady Monique viene con usted?

— Sí, estaba aquí cerca solo que ella fue llamada a la carpa de su alteza el príncipe heredero para darle el atuendo a su doncella.

Las últimas palabras intentó decirlas lo más bajo posible pues no sabía cómo tomaría aquello esa mujer.

— Entiendo, espero no demore. Por ahora entremos lord.

Después de unos veinte minutos, lady Monique anunció su llegada, cuando entró a la carpa el caballero se acercó a ella dado que todo su atuendo se hallaba húmedo y con olor a vino.

— ¿Qué sucedió?

— Según esa "dama" se jacta de ser mujer del príncipe y está estudiando etiqueta, modales, yo qué sé pero de nada le sirve porque sigue siendo una pueblerina —lady Monique estaba bufando mientras seguía diciendo malas palabras hacia aquella mujer, al menos hasta que reparó en la presencia de la princesa—. Princesa, lamento mi rudeza pero entenderá que las veces en que me manda llamar el príncipe, todas son para ir a ver los atuendos de esa mujer, sin embargo, siempre termino así o peor. La última vez fue un pastel, esta vez fue vino.

— Entiendo su molestia Lady, si yo fuera usted hablaría con el emperador, después de todo él tampoco aprueba esa relación, tal vez y le ayude para que no vuelva a ser solicitada.

— Tiene razón princesa.

De pronto unas trompetas comenzaron a sonar dando así inicio al evento de caza. Amelie salió ya preparada, estaba lista con el atuendo que lady Monique había hecho solo para ella y por supuesto fue el blanco de las habladurías.

A lo lejos, el príncipe heredero observaba con sorpresa la situación pues pese a saber que si esposa no compartía el gusto por los animales muertos siempre participaba, ya que se veía en la obligación de hacerlo. Aunque algo cambió súbitamente. Ella no tenía su típico vestido de caza, sino más bien una vestimenta algo reveladora que despertó en él sentimientos que creía enterrados.

Pese a haber prometido nunca amarla nuevamente, su corazón estaba desbocado.

La caza comenzó y todos los participantes se adentraron al bosque, el príncipe ingresó primero siendo el representante del rey y justo después de él la princesa junto al caballero.

Habían pasado solo unas horas desde el comienzo, varios nobles ya habían vuelto con sus presas pues solo podían cazar dos o tres.

El día comenzaba a nublarse con un atisbo de lluvia, la tarde empezó a alcanzarlos y los concursantes regresaron. A excepción de dos personas.

— ¿Y, quién es el ganador?

Dice el príncipe ante el emperador quien recién llegaba pues había tenido que esperar en el palacio a unos mensajeros que envió.

— Tal parece que aún no podemos dar un ganador.

— ¿Por qué no habría dé? Estamos todos aquí y la mayoría cazó buenas bestias emperador, no veo por qué no dar un ganador.

— La razón es simple Príncipe. Tu esposa no ha vuelto.

Las palabras del emperador golpearon con rudeza el ego del príncipe. El hecho de sentir siquiera preocupación hacia la mujer le hacía sentir molesto pero, ese no era el momento para preocuparse por tal nimiedad, lo realmente importante era encontrar a la princesa antes de que él anochecer callera y bestias más grandes y poderosas salieran a atacar.

— Sr. Morgan, reúna a las capas azules, haga tres equipos de búsqueda y vayamos a encontrar a la princesa.

La doncella quien se mantenía apartada se acercó repentinamente con los ojos llorosos.

— No mi príncipe, usted no arriesgue su vida por esa mujer.

— Lo lamento mi flor, ella sigue siendo la princesa y mi deber es salvarla.

Así es como el príncipe parte en búsqueda de la princesa.

Por otro lado, en la espesura y densa frondosidad del bosque un remolino rojo terminaba de liquidar al temible monstruo que atentaba contra la vida de ambos en el lugar. La princesa y Lord Willem se veían cansados pero con un atisbo de fuerza.

— ¿Se encuentra bien Lord?

— Sí princesa, gracias a usted.

— Bien, será mejor que encontremos a la brevedad el camino de vuelta porque a este paso agotaremos nuestro mana.

Mientras caminaban, arrastraban junto a ellos un enorme monstruo de tres cabezas, si bien este les daría la oportunidad de ganar también atraía seduciendo a los monstruos sedientos de sangre fresca. De pronto, varios dientes afilados aparecieron entre ellos provocando que ambos se separaran y fueran por caminos distintos.

Amelie lanzó una brillante llama hacia el cielo con la esperanza de que ya estuvieran más cerca a la salida; sin embargo, aún quedaba demasiado lejos. Apartado del lugar solo algo se había percatado de aquella señal, y ya que su curiosidad no era saciada con absolutamente nada decidió acercarse.

La princesa, cansada y somnolienta intentaba hacer retroceder a los monstruos que la rodeaban sin éxito alguno. De pronto, con una parsimonia y elegancia un dragón plateado descendía ahuyentando a las feroces bestias.

Esa fue la última imagen que tenía de aquel ataque pues cuando despertó, se encontró en los brazos fríos del hombre que la observaba con curiosidad y molestia.

— ¿Y bien Willem? ¿Cuál es la supuesta explicación a esto? Mi guardia encargado de las tropas del ducado con la princesa heredera es una combinación algo inusual.

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