Y Llegaste Tú
La habitación estaba a oscuras, salvo por el resplandor que emitía la lamparilla de noche de la habitación de Emmanuel y los rayos de luna que se filtraban por los ventanales.
Alguien lo había tapado con una manta ligera y le había puesto una almohada debajo. Siempre había alguien que velaba por ellos cuando se acostaban tarde.
La luz de la luna lo atrajo y, todavía medio dormido salió a la terraza. Un aire frío, denso con la fragancia de la tierra humeda, le rozó las mejillas.
Contempló los jardines de la propiedad dónde se vislumbraban los tenues colores de los primeros rayos del sol. Le pareció oír música. Creyó ver la silueta de su pareja, alguien a la que hacía girar danzando. El vals, pensó con un suspiro.
Era eso el amor, pensó Emmanuel cerrando los ojos para respirar el aire de ese día que comenzaba con ese hermoso amanecer.
Se prometió que un día sabría lo que era sentir el amor por primera vez.
Eran tantos los eventos, en esta temporada, que poblaban su mente que Emmanuel se puso a revisar la agenda con la primera taza de café. Tener una consulta tras otra le daba el mismo nivel de energía que le proporcionaba una buena taza de café.
Deleitándose en ello, se instalo en la silla de su despacho para repasar las notas de cada cliente que había ido atendiendo por orden de prioridades.
Por experiencia sabía que la personalidad del cliente era algo muy útil para determinar el tono de la entrevista, la intención de cada celebración. En su opinión los diseños para cada evento eran el primer paso para la planificación y organización de una gala.
Elegantes o divertidas, elaboradas o simples, el diseño de ambientes simbolizaban el propósito de cada una.
Su trabajo consistía en obsequiar a los clientes con todo un escenario que reflejará la celebración de ese día, ya sea a nivel personal o corporativo si se trataba de alguna empresa en particular.
Suspiró, se desperezó y sonrió al ver la cantidad de trabajo que había en su escritorio. No había nada mejor que satisfacer las expectativas de sus clientes, pensó. Y como dueño de la contrata encargada de hacer ese trabajo, le resultaba gratificante que la temporada de celebraciones en su nivel más alto había empezado a tope; eso significaba jornadas intensas de días y noches largas diseñando, arreglando y creando no solo para las celebraciones y eventos del momento, sino también para los futuros y eso le resultaba increíble y le gustaba.
Una vida llena de retos y un trabajo que le gustaba era lo mejor que le pudo pasar.
Eso era lo que 4Fantasticos les había dado, a él y a sus tres amigos: «Una vida juntos, pero no revueltos»,— Jajaja .— un trabajo satisfactorio y la sensación de realizarse y estabilizarse. Además podía dedicarse a su trabajo y lo que realmente lo llenaba con solo mirar un espacio y diseñar el mejor plano para convertirlo en algo increíble.
Porque por más que lo pensará el hecho de ser un empresario te impulsaba a cada día tener tu mejor presentación hacia el cliente.
Echó un vistazo al reloj y calculó. Llevado por un nuevo pensamiento, se levantó de golpe.
Fue primero al dormitorio, eligió una sudadera con capucha y se la abrochó sobre el mono que tenía puesto. Con tiempo suficiente de pasarse por la casa principal antes de vestirse y arreglarse para el día. La señora Greg ya debía de estar preparando el desayuno, así que Emmanuel podría ahorrarse cocinar cualquier cosa.
Mientras bajaba a paso ligero por la escalera, pensó que en su vida todo eran ventajas.
Cruzó la sala de estar que utilizaba como área de recepción y consulta y echó un rápido vistazo antes de salir.— Humedecería las flores que habia colocado en el centro de mesa la florista oficial de la agencia, antes de la primera entrevista, — se dijo.
Salió de la que había sido la casa de invitados de la propiedad de los Mendoza y que ahora era su hogar y la sede de Diseños (su parte de 4Fantasticos), inspiró hondo para notar el aire frío que ventiaba y tembló. Metiéndose las manos en los bolsillos de la sudadera — Maldita sea, ¿por qué no podía hacer más calor? Estaban en mayo. ¡Carajo! — pensó negándose en redondo a aceptar que una mañana fria (en la que, encima, empezaba a lloviznar) le pusiera de mal humor.
Se arrebujó en la sudadera, asió con fuerza la taza de café, metió la mano que le quedaba libre en el bolsillo y se marchó caminando hacia la casa principal.
A su alrededor, todo despertaba de nuevo a la vida. Mientras caminaba se fijó que bribón el perro azabache de Carla, la prometida de su amigo Marcos ya corría por los alrededores de la finca y cuando se dió cuenta de su presencia se le acerco para saludarlo.
Emmanuel se agachó para recibirlo y sacudirle el pelaje.
— ¿Como estás amigo?
El perro novio la cola expresandole con ese movimiento que estaba feliz.
Al observar los alrededores de la finca, penso en su florista Karina, que le encanta esta temporada porque pronto llegaría la época de cavar la tierra y sacar algunas de sus preciosidades del invernadero para dejarlas a la vista. Pero estaba claro que nada superaba a la madre Naturaleza cuando se trataba de crear el paisaje más cautivador para una celebración, según su punto de vista.
Karina era un ser especial, le encantaban las plantas, disfrutaba cuidandolas y creando nuevos injertos para sus flores, era una mujer increíble. Le gustaba trabajar con ella, le tenía todos los espacios de la propiedad cubiertos con sus arreglos florales y las fragancias que de estás desprendían.
Karina era su mano derecha y le encantaba recibir el aire fresco. Era una mujer entregada a su trabajo, con ella hacian un equipo increíble.
En la propiedad de los Mendoza, se deleitaba con su trabajo. Porque podía disfrutar sembrando las semillas de sus flores, creando dentro de los límites de la propiedad unos jardines exquisitos para ellos y la empresa.
Los jardines, que incluso entonces ya eran de exposición, pronto estallarían en colores, flores, aromas e invitarían a pasear por esos increíbles senderos, a sentarse en un banco y relajarse al sol o a la sombra, como decía risueña Karina.
Patricio la había dejado al cargo de todos los alrededores de la finca, para que pusiera a la vista de todos, sus creaciones y cada año tenía que hacer combinaciones, plantar algo nuevo o supervisar a los paisajistas que contrataban para cada temporada.
«Realmente lo tenemos todo», pensó Emmanuel.
Pero en ese momento, solo podía pensar en la misteriosa mujer que desde hace unos meses le escribe solo una noche y lo dejaba a la deriva, porque no logra descubrir quién es.
Y tampoco deja de pensar en una morena espectacular que desde la conoció no sale de su cabeza. Y no sabe cómo llegar a ella. Porque para eso necesitaría la ayuda de su mejor amiga y actual pareja de uno de sus grandes amigos y socio de la empresa.
Mientras caminaba, observando todo y recibiendo con agrado el aire fresco y frío de esa mañana, se desvió hacia el apartamento, donde su socio Marcos vivía y tenía el estudio de fotografía. Al acercarse a la entrada vio que la puerta se abría.
Emmanuel esbozó una sonrisa y saludó con un gesto a la mujer de pelo alborotado y vestido gris plomo, con el abrigo en mano que salía en ese momento.
— ¡Buenos días, Carla!
Carla — Hola, Emmanuel.
La familia de Carla y la suya eran amigas desde que le alcanzaba la memoria. Ahora, Carla Martinez, profesora y psicóloga médica de su instituto Alma Mater se había prometido con uno de sus mejores amigos.
La vida no solo era buena, pensó Emmanuel, sino también un excitante camino que recorrer.
Con ese pensamiento en la cabeza, ejecutó unos pasos de baile acercándose a Carla, la agarró por la cintura, la puso de puntillas y le dio un sonoro beso en la mejilla.
Carla — ¡Uau! — exclamó ella sonrojándose un poco.
— Eyy, tú — Marcos aún con sueño se apoyó en el marco de la puerta, ¿intentas ligarte a mi chica?
Emmanuel — Ojalá. Te la robaría, pero la has hechizado y eclipsado.
Marcos — Tú lo has dicho. - Dijo acercándose a Carla.
— Bueno — Carla les sonrió un poco acelerada a ambos hombres, — bonita manera de empezar el día. La reunión de profesores que me espera no será ni la mitad de agradable.
— Llámalos y diles que te encuentras mal — susurró Marcos casi con un ronroneo en su oído, abrazandola por la cintura. — Yo sí te daré algo agradable.
Carla — Ja, ja Muy gracioso. Ya. En fin. Adiós.
Emmanuel, sin dejar de sonreír, la vio alejarse con prisas hacia el auto.— ¡Guao! es bellísima.
Marcos — Sí lo es.
Emmanuel — Y mírate: Estas Feliz.
Marcos — Pues si. Estoy Feliz y comprometido con una mujer hermosa.
¿Ibas a desayunar?
Emmanuel — Así es.
— Esperame. — Marcos se acerco de nuevo a la puerta de entrada de su apartamento y inclinó hacia un lado, agarró una chaqueta y luego cerró la puerta tras él . Solo he tomado un café, así que...
Los dos comenzaron la marcha y, de repente, Marcos frunció el ceño.
— Oye, estás como distraído, en que estás pensando.
Emmanuel — ¿Quieres que te sea sincero?
Marcos — No me hagas sacartelo, dime de una vez que te pasa.
Emmanuel — Estoy metido en un lío, del que no sé si vaya a salir ileso.
Marcos — ¿Samantha?
Emmanuel — Si
Marcos — ¿Pasa algo con ella? ¿Algún problema?
Emmanuel - No. Problema ninguno. Es que no sé cómo acercarme.
Marcos - ¿No sabes cómo acercarte, o no sabes que hacer? Porque sabes perfectamente que es ella la que te escribe la noche de los sábados sin falta.
Emmanuel - Eso no está confirmado todavía. Porque cada vez que estoy apunto de descubrirla. Desaparece.
Marcos. - Emmanuel. Que necesitas para darte cuenta que esa mujer se muere por ti.
Emmanuel - No se compadre. Una señal, quizas.
Marcos - Que tipo de señal. Porque no puede estar más claro.
Emmanuel - Lo que pasa es que tú, estás viviendo en un círculo Vicioso con tu amada. Y estás feliz.
Marcos - Creeme que si. Creeme que así es.
Además. Ya sé por qué estoy feliz esta mañana de frío invernal y es por lo mismo por lo que no he tenido tiempo de desayunar. Se llama Duchémonos Juntos. Jajaja
Emmanuel — Eres un chulo compadre. No te aguantas.
Marcos — Y muy orgulloso de ello. Ahora habla. ¿Que piensas hacer?
Emmanuel - Por ahora nada.
Marcos - Entonces, ¿Por qué estás tan distraído? Porque no es solo Samantha la que te tiene así.
— ¿Has metido a una mujer en casa y no hayas como salir de ella?
Emmanuel — Por desgracia, no. Pero tengo cinco entrevistas para hoy, y estoy planeando como entrarle a cada una.
— La celebración de anoche fue única ¿Cierto? Hacia tiempo que no celebrabamos un evento sin ningún contratiempo.
Marcos — Una pareja sexagenaria intercambiando los votos matrimoniales y celebrándolo con los hijos de él, los hijos de ella y los nietos. Creo que estas cosas dan seguridad. Era la segunda vez para los dos, y ahí los tienes, listos para repetir, deseando vivir juntos. En fin, me parece que les va a ir bien y lo van a disfrutar.
— Hablando de eso, Karina quiere organizar lo de las flores de Carla. Aunque ella piense que falta mucho para diciembre, ya pronto lo tendremos aqui. Y a mí me aligera el trabajo porque puedo trabajar en el diseño, luego de conocer las flores preferidas de Carla. — dijo Emmanuel titiriteando los dientes , y eso lo sabes.
Marcos — Ni siquiera he decidido cómo van a ser las fotos de compromiso. Carla no ha mirado vestidos, ni ha pensado en los colores que determinarán el tema de la boda.
— A mí me sientan bien los tonos crema. —dijo Emmanuel parpadeando repetidas veces.
Los dos se rieron de la broma de Emmanuel.
Marcos — A ti te sienta bien una mujer de cualquier tono de piel. Pero hay una que te tiene mordiendo el polvo y no hayas que hacer.
Emmanuel — En eso tienes toda la razón. Y quiero, de verdad que quiero, pero hay algo que me detiene y no logro descifrar que es.
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Updated 56 Episodes
Comments
Melisuga
¡Qué lindo!
2023-06-15
1
Melisuga
*hallas, verbo hallar
2023-06-15
0