Capítulo 16

La fiesta de las dos parece no tener fin. Y ninguna de las dos aún ha notado mi presencia. Pero si piensan que van a divertirse solas, están muy equivocadas. No renunciaré a participar en esta fiesta.

Toso, y Marta se detiene y me mira asustada. No voy a mentir. Me estoy divirtiendo solo con la expresión de sorpresa que ella me lanzó. María me mira con los ojitos brillando de tanta felicidad. ¿Y qué es la felicidad, bueno, saben lo que es la felicidad?

Digo que mi día siempre está completo con María. Pero cada día esta pequeña criatura me sorprende. Y hace que mi felicidad desborde.

- Mamá.

Sí. Fue mi pequeña quien lo dijo. Y ahora soy yo quien está en shock mirando a las dos frente a mí. Y, ¿por qué apagué la cámara?

Esta es la emoción más grande que he sentido en mi vida. Voy hacia mi preciosa, mi vida, mi todo. La tomo de los brazos de Marta, que todavía parece aprensiva.

- ¿Llamaste a mamá\, cariño? ¿Cómo lo hiciste y yo me lo perdí?

Miro a Marta con los ojos llenos de lágrimas de felicidad. Ella me sonríe, creo que tiene algo que ver...

- Me di cuenta cuando la puse a jugar en la alfombra. Ella siempre mira tu marco de fotos en la estantería. Siempre señala con su dedito y balbucea algunas cosas.

Hoy la dejé aquí un minuto jugando. Fui a buscar su yakult y desde allí la escuché llamando a mamá.

Recuerdo cuando pasó conmigo, cuando mi hijo me llamó por primera vez. Fue lo más hermoso del mundo entero. Así que pensé que tú también querrías verlo.

Marta se sale de la sala dejándome embobada con María en mis brazos. Y regresa con su celular. Lo grabó todo. Y si antes creía que estaba feliz, ahora estoy desbordando felicidad y emocionada al mismo tiempo.

María llama por mamá, repetidamente en el video, mientras señala el marco de fotos con mi foto. De vez en cuando aplaudía.

Aprieto a mi pequeña en mis brazos y ahora somos tres, haciendo la mayor fiesta en la sala. Del modo que me gusta. Jajaja.

La noche cae. Estoy en la cocina terminando de preparar la cena. María, como siempre a esta hora, ya está dormida. Y ahora entiendo por qué está tan cansada.

Marta siempre está jugando con ella. Incluso la lleva al jardín de la casa. Dejando que mi bebé sea niña. Y, por supuesto, haciéndome muy feliz y satisfecha con la mujer que elegí para cuidar de mi hija mientras trabajo.

Si estaba preocupada por aceptar el trabajo, Marta hoy me dio un empujón con sus acciones, sin siquiera saberlo. Solo voy a esperar a Ângela y contarle todo lo que sucedió. Y decirle mi decisión. Espero que ella acepte esto sin cuestionarme.

Escucho el ruido del carro de Ângela llegando al garaje. Y hoy es mi turno de ir hacia ella y recibirla como siempre hace cuando llego.

Ella abre la puerta, quitándose las sandalias de inmediato y hablándome sin parar. En serio, nunca había visto a Ângela así.

- Tranquilízate Ângela. Despacio. ¿Qué pasó?

- ¿Qué pasó? Yo te lo pregunto. ¿Cómo soportaste a Lui y a todo ese grupo de garrapatas que no dejan de llamarlo?

En serio, Sofía. Deberías ser nombrada Santa Sofía. Por haber soportado a un tipo que parece un playboy. Y además, tolerar a todas esas mujeres molestas que le llaman todo el tiempo.

No puedo contenerme y comienzo a reír. Lui es un buen chico. Pero es demasiado mujeriego. Y Ângela no está acostumbrada a eso. Aparentemente, voy a tener que darle lecciones de cómo domar al señor playboy Lui.

- Deja de reírte\, Sofía. ¿Sabes cuánto me contuve para no saltar sobre ese ser y estrangularlo hasta que se me pasara la rabia?

Mis deditos están incluso doloridos de lo mucho que apreté mis manos tratando de controlarme.

Si antes estaba sonriendo, ahora estoy riendo a carcajadas. Nunca imaginé en mi vida ver a Ângela en esta situación. Jajaja.

Ella es siempre controlada, la cabeza de la familia. Pero confieso que lidiar con Lui, a veces, no es fácil. Sobre todo cuando se pone coqueto.

- ¡Sofía!

Ângela grita reprendiéndome. Y yo pongo la mano en la boca, intentando dejar de reír. Pero tomó más tiempo del esperado. Y, impaciente, Ângela pasa por mi lado y se va a la habitación.

¿Qué puedo hacer? Me muero de ganas de ver a Ângela perdiendo los estribos. Jajaja.

Vuelvo a la cocina para terminar de poner la mesa. Ángela aparece de inmediato, pero aún me mira con cara seria.

- Disculpa prima. No debí haberme reído.

- ¿Estás hablando en serio?

- ¡No!

Salí automáticamente sin pensarlo. Miré a Ángela, que ahora me mira con una ceja arqueada y una expresión de enojo también presente. Pero luego la veo suavizar la expresión del rostro. Y listo. Parece una loca riéndose a carcajadas.

- ¿Ya no estás enojada\, prima?

- Sí lo estoy. Pero no contigo. Perdóname por haberme enojado. Ahora veo que exageré. Mientras yo me duchaba\, reflexionaba sobre todo.

Fue valiente al lidiar con él. Y haré lo mismo.

- Y yo te daré muchos consejos sobre cómo lidiar con el niñato de Lui. No te preocupes.

- Seguro que sí los quiero. Pero cambiando de tema. Cuéntame esa historia\, de otro trabajo mejor y tal.

Le cuento a Ángela, que se queda boquiabierta cada minuto. Y sé que ahí viene algo, por la expresión con la que me mira.

- ¡Creo que ese Henrique está interesado en ti!

- Déjalo\, Ángela. ¡No es nada de eso!

- ¿Ah no? Piénsalo\, Sofía. Porque su secretaria te bloqueó en la puerta\, incluso después de que le dijiste que tenías que buscar un documento en el coche.

Todo el mundo sabe que en una entrevista de trabajo no se toleran los retrasos...

O ella quería hacerte perder la oportunidad de conseguir el trabajo. O te estaba retrasando a propósito, sabiendo que tú querrías huir.

- No me digas\, Ángela. Te estás volviendo paranoica. No hay forma de que esa mujer supiera que yo quería escapar.

- ¿Ah no? Vamos a la prueba número 1... Cuando llegaste y le diste tu nombre. ¿Te menospreció o te sonrió?

Permanezco en silencio en este momento. Hasta porque ella fue amable conmigo de principio a fin.

- No necesito la respuesta para saber que fue amable.

Ángela habla ya muy segura de sí misma.

- Prueba número 2. Te bloqueó en la puerta. Poniéndose de espaldas para que no pudieras pasar.

- ¿Cómo sabes eso?

Pregunto incrédula. No mencioné la parte en la que se puso de espaldas a la puerta. Hasta ahora me doy cuenta de eso con Ángela hablando.

- Simple. Típico de alguien que no quiere dejar salir a la otra persona\, pero sin darse cuenta. ¡Bueno! Y tercera y última prueba. El guapo y encantador Henrique apareció justo cuando estabas hablando con su recepcionista.

Ahora miro a Ángela asustada. Bueno, le conté que él apareció por allá. Pero ahora, deteniéndome a mirar el punto de Ángela.

Joder. Ella tiene razón. Y la forma en que todo sucedió solo me da la certeza de lo ingenua que fui. Lui es amigo de él. Y claro que le ayudaría, ¿no?

Pero aún me pregunto. ¿Para qué tanto esfuerzo con una mujer que dijo que no está interesada?

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