Ya estoy aquí en la oficina de Lui. Sus propuestas no están mal. Y sé que podemos fortalecernos si unimos fuerzas. Y no estoy loco como para negarme.
Por eso, ya estamos revisando el contrato. Miro atentamente cada término escrito en el contrato, que por cierto está impecable. Quienquiera que haya redactado este contrato es ciertamente excelente en lo que hace.
Firmo el contrato y extiendo mi mano hacia la de Lui. Y así sellamos el trato con un apretón de manos.
— ¡Excelente, Henrique! Sé que este proyecto será una obra maestra —me dice Lui con una sonrisa.
— Por supuesto —respondo y lo veo levantarse e ir hacia un mueble bar que hay en un rincón de su oficina. Sirve 3 copas de tequila. Nos los trae a mí y a Samuel, que está a mi lado.
— ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? ¿Te casaste? —me pregunta Lui con esa curiosidad que sólo él tiene.
— ¡No! Todavía no la he encontrado.
— ¿No la has encontrado? —pregunta aún más curioso. Creo que la forma en que me expresé lo delató todo. E incluso Samuel, en este momento, me está mirando con recelo por haberme expresado así.
— ¡Eso! Todavía no he encontrado a la mujer que me haga querer formar una familia. —No es exactamente cualquier mujer. Sólo me interesa una. La mujer con la que pasé aquella noche. Y a ella aún no la he encontrado. Pero no voy a decirle eso a Lui. La busco en secreto. No quiero que me tachen de loco por haber estado con una mujer que ni siquiera sé quién es.
Por la expresión de su rostro, creo que Lui se creyó mis palabras. Lo veo abrir la boca para decir algo, pero se detiene en cuanto ve que alguien abre la puerta de la oficina.
Un olor maravilloso se extiende por la habitación. Una fragancia dulce y maravillosa que incluso me hace volverme para mirar.
Lui sonríe hacia la puerta y la oigo cerrarse. Ese maravilloso olor invade aún más mis sentidos.
No entiendo por qué tengo tantas ganas de ver quién es esa persona. Hace mucho tiempo que no siento esta curiosidad sólo por un olor tan embriagador como éste. Hasta que oigo la tranquila voz de la mujer, que sigue detrás de mi silla.
— Señor Lui, ¿me llamó?
— ¡Sofía! Sí. Adelante, por favor. ¿Puedes encargarte de este contrato, por favor? Inclúyelo en el acta.
— ¡Sí, señor!
Lui sigue sonriendo a la mujer. Oigo los pasos de los tacones que lleva mientras se acerca a donde estoy. Pasa junto a mí, y todavía no me atrevo a mirar. Pero la voz de la mujer invade mi mente, vagando en la noche que pasé con aquella mujer. Esa voz dulce y suave que invadía mis sentidos. Haciéndome sentir atraído desde el momento en que la oí.
Veo a Lui extender la mano con el contrato hacia ella y entregárselo. Miro a Lui y me doy cuenta de que mantiene el contacto en su mano y la mirada fija en la mujer que tiene delante. Su pequeña y delicada mano aún sostiene el contrato. Hasta que Lui la suelta.
La curiosidad puede más que yo. Y miro a la mujer que está a mi lado. Ella está mirando a Lui con una mirada indiferente.
Me quedo en shock al ver quién es. Tanto que no puedo decir nada. La veo mirarme por un breve segundo. Inmediatamente pide permiso y sale de la habitación.
— ¡Contrólate! —Es la voz de Samuel que oigo susurrar. Él también la ha reconocido. Tanto que lo miro con asombro. Y no necesito que me diga nada para entender que me pide que mantenga la calma.
— Es ella. ¿Tu secretaria? —pregunto, pero temeroso de la respuesta de que ella sea algo más. Porque he notado un interés por parte de él hacia ella. Pero entonces recuerdo la mirada indiferente que ella le ha dirigido.
Eso es. Espero que no sean nada el uno para el otro. Y que ella sea sólo su secretaria.
— ¿Sofía? Sí, es mi secretaria. He conocido mujeres difíciles... pero ésta me está dando trabajo. No acepta ninguna de mis insinuaciones.
Al oírle decir eso, me invade una rabia tremenda. Aprieto los puños con fuerza, con ganas de golpearle la cara. Pero siento la mano de Samuel agarrando la mía. Por lo que parece, para ayudarme a calmarme. Lo miro, y él me mira suplicándome que me controle.
Y tiene razón. Necesito calmarme. La he encontrado. E incluso he descubierto su nombre. Sofía. Tan bonito como ella. Pero ahora que la he encontrado, por lo que parece, no me reconoce.
Ahora necesito saberlo todo sobre ella. Si tiene novio. O si está casada. E incluso si tiene hijos. Pero espero y ruego que no tenga a nadie.
— Necesito usar el baño. No tardaré —digo.
Lui asiente con la cabeza a mis palabras. Samuel me mira ya sabiendo lo que pretendo. Le echo una mirada rápida, con la que le indico que no se preocupe. Después de todo, sólo necesito sonsacarla. Saberlo todo sobre ella.
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