LA JOYERA DE LOS PRINCIPES REBELDES
En una noche de invierno, después de una tormenta de nieve, el cielo nocturno era iluminado por las feroces llamas de un pequeño palacio anexo al gran palacio imperial. Dicho palacio pertenecía a la primera esposa del emperador Abelardo I, aquel conocido como “El gran fracasado” debido a la humillación que sufrió al intentar invadir al país vecino de Karmin.
Debido a que pudo volver a su territorio, luego de que se firmara un tratado de paz que colocaba en desventaja a Azuri, vivió todos los años siguientes en una constante agonía debido a la vergüenza vivida. Sin embargo, como todo emperador debía tener descendientes, por lo que luego de recuperarse de sus heridas se casó con tres damas pertenecientes a la más noble cuna del imperio.
Una de ellas había dado a luz a un par de mellizos los cuales tuvieron por nombre Somnus y Nix, en honor a los padres fundadores de Azuri. No obstante, mientras dormía, el dios del engaño, Ápate, se le apareció en sus sueños indicándole la siguiente profecía:
“Un día tus dos hijos mayores se levantarán en tu contra y apoyarán a los rebeldes para destruirte, si el emperador del mundo deseas ser, ¡A tus hijos deberás matar!”
De inmediato, luego de despertarse, ordenó a todos sus soldados acorralar el palacio y matar a quema ropa tanto a su primera esposa como a sus hijos de tan solo diez años. Para cumplir su propósito, mandaron a quemar el lugar de tal modo que la reina intentando utilizar sus poderes para salvarse de las llamas, no pudiera intervenir en su ejecución.
—¡Maldito seas, Abelardo!—gritó la reina—cuando sea la hora me encargaré de que mi espíritu te arrastre al infierno.
Con esas últimas palabras falleció, luego de que Abelardo lograra cortarle su cabeza tras usar todo su poder para contener una gran columna de mármol llameante que amenazaba con aplastar a sus pequeños.
Mientras todo eso ocurría y los gritos se alzaban a lo más alto debido a que también estaban matando a los sirvientes del palacio para no dejar testigos, el ruido llegó hasta un alma el cual se encontraba sin abrir los ojos desde hace más de diez siglos.
Luego de levantarse de aquel sueño que la obligaron a dormir, tras ser perturbada por aquel sonido aterrador de personas siendo masacradas, una voz se escuchó mientras salía de la tumba sin nombre ubicada en lo más profundo de una mazmorra del palacio imperial:
“Si justicia deseas tener, a los padres fundadores deberás salvar. Ya que sus reencarnaciones liberaran al pueblo de Azuri de la tiranía del emperador dentro de diez años”
Tras escuchar esas palabras, con la poca luz que podía ver gracias a unos extraños orbes plateados que orbitaban a su alrededor, subió las escaleras con la poca fuerza que aun tenía, muriendo del frío debido a que su podrida bata no era lo suficiente gruesa.
Al salir de su largo encierro, en la superficie pudo ser testigo de como el palacio que antes le había pertenecido a ella en su momento, no solo era casi irreconocible, sino que estaba siendo devorado sin piedad por las llamas.
A lo lejos, en lo que creía era un antiguo jardín, pudo ver cómo una mujer caía sin vida tras ser ejecutada por un hombre muy parecido a aquel que la traicionó en el pasado. Llena de cólera, debido a que aun el dolor se sentía como si hubiera sido ayer cuando aquel que le prometió amor la encerró de manera cruel, corrió hasta aquel hombre y usando la poca magia que tenía, pudo teletransportarse para darle un puño en su cara tan fuerte que lo dejó inconsciente.
—¡Muere!—gritó mientras seguía golpeando su rostro.
—¡Somnus!—escuchó la voz de una niña.
Al girar su rostro, deteniéndose del destrozo que le estaba haciendo en la cara del emperador, pudo observar como un par de niños estaban siendo ahorcados por varios soldados.
No obstante, el brillo tan familiar que emitían aquellos niños hizo que soltara al emperador y usando el poder del caos que aun tenía en su interior, hizo que una ráfaga de fuerza torciera los cuellos de ambos soldados.
—Quién diría que llegaría el día en que me encontraría con ustedes, aunque solo fueran sus reencarnaciones—dijo acercándose a los cuerpos inconscientes de los niños—¡Ustedes morirán por mi propia mano!
Cuando estuvo a punto de aplastarles el cuello con sus pies, una extraña luz la encegueció e hizo que retrocediera varios pasos. Al volver a abrir los ojos, se encontraba el espíritu de su hermana, la gran madre fundadora, la primera emperatriz Nix de Azuri.
La cólera aumentó dentro de ella, no solo vestía los ropajes que le hubieran correspondido a ella, en especial aquel bello vestido y velo blanco, sino que su largo cabello negro era adornado por la diadema que Somnus, el primer emperador, había hecho como anillo de compromiso para su esposa.
Era tanta su ira, que intentó acercarse a su hermana para golpearla, pero su fuerza era tal que su espíritu logró dominarla haciendo que esta se arrodillara.
—¡No lo hagas, Selene!—gritó desesperada.
—Esa maldita voz que escuché al despertar debe estar pensando que olvidé todo lo que ustedes, malditos desgraciados, me hicieron—dijo en su esfuerzo por liberarse—¡Jamás salvaré a los verdugos que me encerraron!
Nix veía con dolor cómo su hermana mayor se retorcía intentando liberarse de su poder, para matar a la reencarnación tanto de ella como de su esposo. ¿Cuánto odio tenía que albergar en su corazón para intentar matarlos ahora que solo eran unos niños?
—Hermana, lo que hice fue en pro del pueblo—habló al borde de las lágrimas—tu odio por Ápate se volvió tan fuerte que tu poder casi destruye a personas inocentes, no te pido tu perdón pero al menos si tu comprensión.
—¡Me quitaste todo!—le escupió en sus pies—no solo hiciste que me encerraran, sino que me quitaste el trono que por derecho me correspondía manejar con Somnus y de paso te casaste con él. Sabes muy bien las aberraciones que me hizo Ápate también, ¿Y, aun así, me pides mi comprensión?
Con una ráfaga de energía logró zafarse del agarre de su hermana y tomándola por sorpresa hizo que su cuerpo se materializara un poco, al menos para poder tomarla del cuello y hacer que esta estuviera varios centímetros sobre el suelo.
—Lo que hice es imperdonable—dijo colocando sus manos encima de las de su hermana—tan solo espero que tu alma logre descansar.
Con ello, sumida en una enorme tristeza debido al monstruo que indirectamente había creado, volvió al interior del cuerpo de la pequeña princesa que había reencarnado.
“¿Qué es lo que deseas para que los ayudes?”
Fueron las palabras que volvió a escuchar de aquella misteriosa voz que le hablaba sin ningún lugar aparente.
Frente a ella se encontraba los dos príncipes mayores del imperio de Azuri, que habían sido sentenciados a morir por la absurda profecía de un dios. Aunque había sido despertada con el fin de ayudarlos, sus almas eran la reencarnación de aquellas personas que la encerraron de por vida tachándola de "la bruja maldita".
Tras analizar por varios minutos la pregunta, observando los rostros de aquellos niños que en su interior tenían el alma de las dos personas que más odiaba, decidió hablar.
—Haz que Somnus se enamore de mí—habló con una sonrisa maliciosa—pero que sufra por no ser correspondido su amor, a tal punto que sienta en carne propia el desprecio que llegué a sentir cuando su vida pasada decidió casarse con mi hermana. Así mismo, haz que Nix se enamore perdidamente de un hombre y que este no la corresponda. Si haces que ellos sufran al punto de derramar lágrimas de sangre como yo lo hice en su momento, procuraré su vida y los ayudaré.
“Trato”
Fue lo único que escuchó de aquella voz antes de que esta, de manera interna, encadenara sus corazones con cadenas doradas llena de espinas. Sometiendo a ambos niños a una maldición causada por las acciones de sus vidas pasadas.
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Updated 30 Episodes
Comments
Tina Ixchiel Puthod
wouuuuu que comienzo!!!
2024-07-24
1
Ramirez Monik
Sin palabras !!
2024-03-03
2
Marina Hinostroza
guao!!
2023-12-23
0