Parece que tu periodo ya llego

Al escuchar aquello, Clara corrió como si su vida dependiera de ello. Solamente se detuvo cuando llegó al salón que se suponía que era el de ella.

Tocó la puerta un par de veces.

Cuando la puerta se abrió, lo que la recibió fue el rostro malhumorado de la profesora, la cual parecía tener entre unos cuarenta o cincuenta años.

La profesora se arregló los lentes mientras la observaba.

— Buenos días, profesora, disculpe la tardanza, soy una estudiante nueva, por lo que aún no estoy muy familiarizada con el instituto — comentó Clara con el rostro serio.

La profesora la miró fijamente como si tratara de averiguar si ella estaba mintiendo. Sin embargo, debido a que Clara estaba acostumbrada a tener una expresión plana, su pequeña mentira no fue desvelada.

— Está bien, pasa. Espero que esta sea la última vez — dijo la profesora de literatura — ¡Chicos! Tenemos una nueva compañera, vamos preséntate.

Clara hizo un puchero mientras miraba a sus nuevos compañeros. En el salón había más chicas que chicos. Debido a que la miraban fijamente se sintió algo avergonzada. Así que se aclaró la garganta antes de mirar a un punto fijo.

— Soy Clara Reina, espero que seamos amigos.

Luego de su presentación, la maestra le dijo que podía sentarse.

Clara asintió mientras buscaba un asiento. Sin embargo, los únicos asientos disponibles estaban al final del salón.

Debido a que ella nació de manera prematura, tenía un pequeño problema con su audición. Por lo que Clara no podía escuchar claramente a la distancia, no era que no pudiera escuchar solo que no lo hacía correctamente.

Sin embargo, debido a su personalidad complaciente, no dijo nada y se tragó por completo su pequeña molestia.

Ella pensó para sí misma que podía arreglárselas. Era solo que debía concentrarse un poco más para captar bien lo que debía escuchar.

La clase se reanudó de nuevo, como era el primer día de clases, solo estaban haciendo un pequeño recordatorio de los temas aprendidos.

Por suerte, Clara era lista, además de que aunque no era la mejor estudiante, eso no significaba que era vaga. Ella siempre terminaba estando en el tercer o cuarto lugar de toda la escuela. Por lo que fue fácil para ella adaptarse.

Cuando la maestra iba a leer una historia, la puerta se abrió.

La persona que había entrado era el inspector junto con aquel chico llamado Daniel.

— Lamento interrumpir su clase, maestra Lara. Es solo que estaba regalando al joven Caballero — se excusó.

La profesora asintió ante esto mientras le echaba una mala mirada a Daniel.

— Busca tu asiento — espetó.

Daniel resopló, sin embargo, en cuanto sus ojos captaron a Clara. Tuvo que tragarse los comentarios sarcásticos que estaban a punto de salir de su garganta.

— Está bien — dijo con una sonrisa que a todo el salón atemorizó.

Incluso la tiza que estaba sosteniendo la profesora se cayó.

Bajó la mirada atónita de todos, Daniel se dirigió hacia el asunto a lado de Clara y se sentó como nunca antes lo había hecho.

La postura que tenía era la de un estudiante modelo que estaba dichoso de seguir expandiendo su conocimiento, muy diferente de la postura para dormir que siempre había utilizado en el pasado.

— Hola — dijo con el rostro serio.

Clara sonrió ante su saludo.

Ella sintió que había hecho un nuevo amigo. Aunque parecía un rufián, era un buen chico. Después de todo, la había ayudado a escapar e incluso había soportado ser regañado en el proceso.

— Hola, de nuevo — comentó mientras partía la mitad de un borrador para dársela a Daniel — De ahora en adelante seamos amigos.

Daniel aceptó la muestra de su amistad, algo confundido. Sin embargo, cuando cayó en cuenta lo que quería decir Clara, sonrió de manera discreta.

Pero, aunque él estaba feliz, sus pequeños seguidores estaban teniendo una crisis existencial. El chat grupal que tenían estaba a punto de explotar. Incluso no les importaba sacar el celular en frente de la profesora.

Luigi: ¿Qué está pasando con el jefe?

Fercho: Eso mismo me preguntó. ¿Acaso está enfermo?

Cesar: Parece que la cárcel lo cambió. De todas maneras, ¿qué le dio la chica nueva que lo hizo sonreír?

El chat se mantuvo en silencio por un momento.

Luigi: Jefe, confiese que está pasando.

— Ustedes tres, ¿qué creen que están haciendo con su celular? ¡Guarden eso ahora mismo antes de que se los quite!

Debido al regaño de la profesora, aquel trío tuvieron que guardar sus celulares sin poder ver la respuesta de Daniel.

Daniel: Parece que voy a enderezar mis caminos.

Clara, que no sabía nada de esto, debido al regaño de la profesora, empujó su celular al fondo de su maleta. Después de todo, con su suerte, quizás si la maestra la cachara no se ganaría un simple regaño.

La clase pasó rápidamente, casi en un abrir y cerrar de ojos, ya era la hora del almuerzo.

Sin embargo, antes de que ella pudiera salir. Tres chicos algo extraños la rodearon, bueno, en realidad a la persona que rodearon fue a Daniel.

— ¡Jefe! Los…

— ¡Jefe! Vamos a…

— ¡Jefe! La car…

Antes de que pudiera alguno de ellos terminar de hablar. Daniel les pasó una mano por los hombros como si los estuviera abrazando. Acción que hizo al trío callar.

Después de todo, Daniel nunca se había portado de esa forma tan íntima con alguno de ellos. A decir verdad, en todos los años que lo conocían, Daniel nunca los había abrazado.

— Deben estar confundidos, amigos, ja, ja, vengan, vamos a almorzar. Parece que aún están metidos en su personaje, ja, ja — comentó mientras los arrastraba fuera del salón.

Clara miró con confusión su salida.

— Ya se fue. Ya veo. Daniel tiene sus propios amigos. Que lastima me hubiese gustado comer con él — pensó para sus adentros.

Ella recogió sus cuadernos con desgana al darse cuenta de que tampoco tenía dinero debido a que había sido asaltada.

— Eres Clara, ¿cierto? — cuestionó una chica haciendo que saliera de su ensoñación.

Clara se emocionó por dentro creyendo que había una nueva amiga en su radar. Sin embargo, en cuanto escuchó las próximas palabras de aquella chica se sintió decepcionada.

— Parece que tu periodo ya llego — dijo mientras señalaba la falda de Clara y le entregaba una toalla sanitaria — Parece que la mancha no es tan grave, así que con esto bastará.

Luego de decir aquello se alejó.

Clara no sabía si reír y llorar ante toda esta situación. Su suerte parecía no ser la mejor.

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Comments

Rosi Martinez

Rosi Martinez

pobrecilla le pasa de todo que tenga un poco de paciencia 🙏 🙃 😒 🙄

2024-01-20

0

patry

patry

pobre clara más cosas no le puede pasar o si ?

2023-09-14

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