Belice y sus suegros han armado los regalos de dos colores; de rosado son para las niñas y azul a los niños. Después, los suegros de Belice ayudaron para organizar los números de juegos que pensaron que sería adapto para los niños, estos son: el juego de las sillas, la tómbola, camina con el huevo, camino del costal, tumbas latas, San Miguel, regalo escondido, detective, mata gente con pelota de trapo, el avión, charada y para darle más color piensan hacer caritas pintadas.
El evento se realiza en el interior de un parque, con el permiso de la municipalidad.
- ¿Amorcito? - Belice busca a Santino.
- ¡Dime! – con voz seductora y son una sonrisa.
- ¿Podrías animar la fiesta de los niños?
La sonrisa se le congela en el rostro, un empresario animando la fiesta de unos niños que no conoce.
- Cariño, no lo tomes a mal, pero soy empresario, no payaso.
- Espero nunca darte hijos, eres aburrido. - Belice le habla con tono frío.
- No te enfades, ok. – Está firme con sus palabras – A esos niños no los conozco, sólo lo haría por mis hijos.
- ¿Qué te cuesta practicar un poco hasta que llegue el momento?
- ¡Contrata un payaso y ya!
El papá escuchó la conversación e interrumpe.
- Sí este mocoso no quiere ayudar con tu proyecto, cómo marido no sirve. Para esto tienes a tu suegro.
- ¡Ay, don Nicola! Usted debería ser el espectador.
- Todavía soy joven, puedo hacerme cargo de los niños. – ahora dedica una mirada a su hijo – Lo vas a hacer y para ese día te pondrás un mandil y servirás las golosinas a los niños.
Santino se quedó sin palabras, es decir, el nuevo hombre de la casa, un empresario, estar con mandil y servir golosinas a los niños ¿La gente se volvió loca? ¿Desde cuándo se ha visto eso? Santino mira a su padre, mira a su esposa, vuelve a ver a su padre.
- Yo soy tu padre, y sé que vas a obedecer como buen niño.
- Papá, tengo 30 años.
- Pero pareces de tres. Eres mi niño.
- Entonces, en la fiesta deberías darme golosinas – protesta - ¡Quiero golosinas! - imita un niño.
- Tener treinta años y comportarte con uno de tres. Pobre de mi nieto cuando llegue al mundo.
Belice se ríe, don Nicola le da unas palmaditas sobre el hombro de su hijo, le jala un cachete y se va con una gran sonrisa.
-Te ríes y no me defiendes. – reclama a su esposa – Después de la fiesta te daré tu castigo. No podrás salir de la cama por tres días.
Belice sigue riendo y con más gusto. Su esposo, para hacerla callar, le pellizca una nalga.
El día de la fiesta llegó, Belice y su personal se han vestido como los personajes de las series favoritas de los niños. Don Nicola y doña Stella están amenizando la fiesta.
- Muy bien, que todos los niños puedan sentarse – anuncia don Nicola – necesito cuatro voluntarios para jugar al camina con el huevo.
Salen los cuatro niños, doña Stella les da de morder la cuchara, y les pone encima el huevo de juguete. Mientras los niños avanzan, don Nicola, hace una parodia por detrás. Al final, a los cuatro niños se les da un paquete de galletas.
- Aplauso para estos niños, pero no es todo. Aquí Pituca y Petaca están acomodando sillas, diez niños tienen que dar vueltas mientras suene la música, y cuando termine sólo hay nueve asientos.
Pituca era doña Stella y Petaca era Belice. Ellas tenían en mano las fuentes con bolsitas de ositos de goma para todos los participantes. Santino se divertía viendo la manera de como hacían los niños para no perder, pero cuidaba su risa para que no quede grabado en el vídeo. Al terminar el juego de las sillas, todos recibieron sus bolsas con gomitas.
- Aplauso para todos los niños, y que viva el día de los niños, pero ahora, todos los niños harán una fila, Pituca tiene una pelota de trapo y el niño o niña que recibe la pelota tiene que tumbar la pirámide de doce latas que Petaca está construyendo ¿Están listos? - Los niños ya habían formado la fila – Vamos con el primer participante.
Luego de ese juego los niños recibieron pastelitos y jugos. Después de cada tres dinámicas, los niños descansaban para comer. Ellos han jugado, han reído, han bailado, han cantado, han jugado a las adivinanzas, en fin. Fue una tarde agotadora. Todos los niños se fueron a casa con sus caras pintadas, con regalos y muchas golosinas.
Una vez que los Casiraghi estuvieron en casa, doña Stella le preguntó a su esposo.
- Cariño ¿De dónde sacaste los nombres de Pituca y Petaca?
- Me acordé de un programa mexicano infantil, ¿Recuerdas a Chiquilladas?
- ¡Ah! Si, es verdad.
- Me divertí muchísimo. Ya quiero a mis nietos. - Está última frase es para Santino.
Santino tose para aclarar la voz.
- Papá, mi esposa y yo estamos recién casados. Ten paciencia.
-Te casaste hace dos meses, no dos días.
Santino se rasca la cabeza y luego comenta: - papá, danos un poco de tiempo. Debemos planificar.
- Teniendo tiempo y dinero ¿Todavía debes planificar? Mejor me voy a descansar.
Don Nicola se fue a descansar, junto a su esposa, ellos están cansados pero satisfechos. Ahora que Santino quedó a solas con Belice. Ella posa la mirada con una gran sonrisa sobre sus suegros, los miraba irse tenidos por mano.
- Santi, te imaginas a nosotros así, - señalando a los ancianos – pese a todo, estar juntos y enamorados con dos jóvenes.
Santino está recordando las fotos en este momento, luego ver a su esposa como mira a sus padres y haber escuchado lo que acaba de decir. Está confundido, las imágenes dicen una cosa y ella se comporta de otra ¿Qué está pasando en realidad?
- Santi ¿Por qué estás tan callado? ¿Pasó algo?
- Qué más quisiera, envejecer juntos. Debe ser bonito tener a alguien que estuvo a tu lado toda la vida, pasando problemas y tantas otras cosas.
- Mi mamá me dijo que el matrimonio es un intensificador de problemas. Saber eso me asusta.
- Vamos a lograrlo. Todo se puede resolver menos contra la muerte.
Belice se apoya en Santino, deja descansar su cabeza sobre los fuertes pectorales de su esposo. Él la abraza y acaricia su brazo. Él está pensando en esas fotos nuevamente, está buscando una conexión, pero en el evento ella se dedicó a los niños, el personal de la pastelería se dedicó a servir comida a los niños. No hay nada más en que pensar, la conducta es limpia.
- Cariño, debes estar muy cansada. Vamos a descansar un poco antes de cenar.
- Pues bien, vamos. – le sonríe y lo mira con cariño.
Santino quiere cambiar el tema para olvidar las fotos.
- ¡Con que te hiciste llamar Petaca! No pude contener la risa.
- Y a tu mamá se le bautizó con el nombre de Pituca.
- Jamás pensé que papá tuviera esas ocurrencias a su edad.
- Eso quiere decir que será un buen abuelo.
La conversación es amena mientras van a la habitación, recordar cosas del día les hace reír.
Cuando Belice estaba de novia
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Comments
C Matacruz
no debes desconfiar de tú esposa Santino no busques problemas 😔😡😞🤔😊😀😯😝😁🙂😆😮😛😱🙃😃😉🤪😄😏😜☺️
2024-03-29
2
Gina
confianza y diálogo, ya no lo tiene, por eso se va a enredar con la zorra.
2024-03-26
2