Enfrentamiento.

Annalise descubrió que solo era una historia de su imaginación porque cuando se dio la vuelta, Sir Arlow era el que estaba parado en la entrada con el brazo cruzado detrás de la espalda, borrando la sonrisa que comenzaba a formarse en sus labios y haciendo que su puño se apretara con furia.

¿Podría odiar a este hombre más de lo que ya lo hacía?

Encontrando su mirada, una mueca silenciosa escapó de los labios de sir Arlow mientras orgullosamente se dirigía a pararse frente al altar, inclinando su cabeza ante el Rey para mostrar su completa lealtad.

"Su majestad, solo queda una hora antes de que se lleve a cabo su ejecución, debe estar buscando oportunidades para escapar y no sería prudente dejarla cumplir cierto deseo, después de todo, los encontraría en el más allá".

"¡Tú, monstruo!" Esas palabras finalmente escaparon de la boca de Anna mientras se acercaba a sir Arlow, encontrando su tono muy irrespetuoso y cínico, especialmente cuando menciona indirectamente a sus padres y los trae a colación en una conversación que ciertamente no tiene nada que ver con él.

***

"¡No eres más que un hombre malvado! ¡Deja de fingir que realmente consideras cuidar a mis padres cuando sabemos que no es más que una mentira básica!" La ira ardió en sus grandes ojos marrones que alarmó a los guardias, haciéndolos apuntar con sus armas directamente hacia ella en caso de que intentara algo desafiando sus palabras.

Al ver las armas que apuntaban directamente hacia ella, el miedo que normalmente abrumaba su corazón ya no estaba allí, casi como si sus días de mal humor hubieran borrado ese miedo y se hubieran desvanecido como el humo. Su mirada ardiente permaneció fija en sir Arlow, quien finalmente la miró a los ojos con un suspiro.

“¿¡Te atreves a hablar doncella!?”

“Todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión, ya sea una sirvienta o un general, y la mía no es diferente”. Ella respondió, sorprendiendo a Sir Arlow, quien nunca esperó que ella hablara con tanta atrocidad, pero esa mirada se enmascaró de inmediato con un atisbo de ira que solo Anna pudo notar.

“No tengo nada que decirle a una asesina”.

"Pero tengo algo que decirte". Ella se mantuvo firme, echando una mirada furtiva al Rey, quien estaba bastante divertido por la escena que se mostraba ante él. Annalise siempre había sido respetuosa, incluso ante el Rey, pero en este momento, no se iba a preocupar por lo que los demás pensaran de ella, si la ven como una villana, que así sea.

“Afirmaste que soy la asesina de esas personas, colocaste cada palabra correctamente y me dejaste atrapada, pero ni siquiera estabas allí cuando ocurrió el asesinato, lo sabías todo, ¿significa eso igualmente que has estado monitoreando mis movimientos en el palacio?" Ella cuestionó, causando que un destello de furia pasara por sus ojos, pero él no dijo nada en respuesta, lo que satisfizo a Anna hasta cierto punto.

"Está bien, supongamos que soy la asesina", sugirió con los brazos cruzados, luciendo optimista como si realmente estuviera pensando en algo, pero lo que nadie esperaba era que ella le arrebatara la espada a cierto guardia, empujándolo hacia abajo al suelo dándole hábilmente una patada en los abdominales y apuntando la punta de la espada a la cara de sir Arlow.

“¡Entonces también podría matarte aquí mismo! Al menos entonces se probará que tus acusaciones son correctas.” Claramente, ella había sido superada por la ira que Sir Arlow había logrado despertar dentro de ella, pero él había vuelto a ser el ser pretencioso que era, fingiendo ser la víctima en todo esto, mientras que Anna realmente se movía con la intención de matarlo pero fue detenida a mitad de camino por las órdenes del rey.

“¡Annalise! ¡Qué te ha pasado!" El rey pronunció con incredulidad por sus acciones inaceptables y Anna lo había esperado, Sir Arlow era uno de los guerreros de confianza del rey, y aquí estaba ella apuntándole con una espada a la cara, cometió otro crimen y justo en frente del Rey, esto fue lo que sir Arlow quería y ella se lo dio.

“¡Qué le dije, su majestad, es una maníaca! Un veneno lento que amenaza con arrancar al reino de su paz. No deberían dejarla salir a las calles de Euphrasia, quien sabe que podría causar otro derramamiento de sangre”.

"¡No hasta que te mate primero!"

"¡Ana!"

Una vez más, Annalise se detuvo repentinamente debido al tono del rey. Tenía muchas ganas de matar a este hombre que estaba de pie y la acusaba injustamente por algo que ella nunca hizo y su ira se apoderó de su voluntad de pensar por completo.

"Pensé en cumplir tu último deseo ya que te debo tanto por ser fielmente útil a mi hija, pero ¿me presentas este lado tuyo?"

Claramente, el rey se sintió ofendido por sus acciones cuando más guardias rodearon a Annalise, le quitaron la espada y le esposaron las manos con la cadena. Apenas se resistió y los dejó hacer lo que quisieran, ya había aceptado este destino, pero eso no significaba que estaba lista para morir por algo de lo que no tenía ni idea.

"Llévala de vuelta a las mazmorras y mantenla bajo vigilancia hasta que llegue el momento de la ejecución". El rey declaró enérgicamente su orden, pero la mirada de Anna nunca se apartó de sir Arlow, quien secretamente dibujó una sonrisa triunfal en su dirección.

"Arriesgaste tu oportunidad de sobrevivir en un porcentaje muy bajo, ¿qué harás ahora?" Articuló, pero se formó una amarga sonrisa en la comisura de los labios de Anna que sorprendió a sir Arlow.

Quería verla sufrir, quería ver el dolor en sus ojos pero en cambio ella le sonreía, el dolor que quería ver en sus ojos no estaba allí en absoluto. En cambio, tenían una promesa silenciosa que no encajaba correctamente en su sistema.

"Mis posibilidades de sobrevivir y tus posibilidades de morir, veremos quién tiene el porcentaje más bajo al final de esta guerra".

Dicho esto, los guardias se la llevaron y la enviaron de vuelta a la fría mazmorra mientras sir Arlow reflexionaba sobre sus últimas palabras. Sacudió sus pensamientos, encontrando su declaración bastante imposible de creer. Ella es una tonta y su deseo finalmente deshacerse de ella después de tantos intentos fallidos a lo largo de los años finalmente se hará realidad hoy.

***

Annalise permaneció en silencio en su celda mientras se quitaba la piel de los dedos, mirando la pared opuesta a ella, pero en realidad, no estaba mirando a nada en absoluto. Su expresión era una que sentía que merecía justicia por todas estas acusaciones colocadas sobre su cabeza como un montón de leña.

Desde que era pequeña, ha sido acusada de tantas cosas. Incluso cuando el reino de Eufrasia se enfrentaba a una grave sequía debido a la falta de agua, la culparon porque la gente afirmaba que fue su marca la que causó que las sequías afectaran tanto a Eufrasia.

Toda su vida ha sido acusada de tantas cosas que le hizo preguntarse si había alguien por ahí que sufriera tanto como ella. ¿Si hubiera alguien que entendiera su dolor y la viera como realmente era?

¿Había realmente alguien por ahí que la aceptaría a pesar de llevar una marca que apenas entiende?

A medida que surgieron las preguntas, también lo hicieron las respuestas negativas que siguieron mientras sacudía la cabeza con una sonrisa triste. Duda que lo haya y su expresión inmediatamente se ve triste, estaría muerta de todos modos así que de qué sirve pensar si realmente hay alguien así por ahí.

Mientras arrasaba con sus pensamientos, la figura sombría de alguien parado frente a su celda llamó su atención mientras la estudiaba mientras inclinaba la cabeza hacia un lado.

La hizo mirar hacia arriba cuando se dio cuenta de que no era su imaginación y, para su sorpresa, era el médico, estaba parado frente a su celda mientras miraba de un lado a otro en caso de que alguien lo viera.

"¡Eres tu!" Annalise no pudo ocultar su exclamación cuando finalmente se dio cuenta de que en realidad era el anciano médico, pero parecía bastante alarmado por algo y mantuvo su expresión seria.