Acompañaré a la dama.

Un rayo de esperanza de repente brilló en los ojos de Annalise mientras sus pensamientos vagaban por Adrián. ¡Ah, sí! Adrián! La idea de Adrián la sorprendió un poco demasiado rápido, ¿cómo es posible que se haya saltado a alguien especial de su mente?

A pesar de sentirse un poco culpable por olvidar a alguien tan importante como el príncipe de Eufrasia, eso no impidió que una sonrisa lenta y reveladora se dibujara en la comisura de sus labios cuando se encontró con la mirada expectante de Calista.

"¿Dijo... dijo que vendría por mí?" Preguntó en un tono bastante tímido, causando que una sonrisa de alivio se formara en los labios de Calista mientras asentía felizmente, sosteniendo las manos frías de Anna mientras una lágrima brillaba en sus grandes ojos marrones.

Sabía que mencionar el nombre de su hermano sería suficiente para aligerar el estado de ánimo de Annalise, ¡siempre funcionaba!

“Sí, él viene para que no te sientas mal por nada, tengo mucha fe en mi hermano y estoy segura de que podrá convencer a papá para que retire la ejecución”.

Le aseguró en un tono convincente, lo que hizo que el corazón de Anna se acelerara en respuesta mientras apartaba la mirada. El rey Olis tuvo un hijo y era el más cercano a Annalise, la ayudó a escapar de la mayoría de las situaciones en el palacio y siempre la defendió, pero dejó el reino hace tres años debido a algunos eventos importantes que su padre quería que él manejara. el reino vecino.

Adrián siempre mostró más afecto hacia ella y le regaló cosas, lo que la hizo volverse extremadamente cautelosa con él en ese entonces, por lo que siempre rechazó sus regalos, hasta que él confesó sus sentimientos por ella. Aunque ella nunca aceptó su pedido, Adrián la obligaría a encontrarse con él en secreto en el jardín y siendo el príncipe de Eufrasia, ella no podía negarse y siempre terminarían pasando tiempo de calidad juntos.

***

Incluso le prometió matrimonio una vez que regresara de la búsqueda que le asignó su padre.

Nadie más sabía sobre esto excepto Calista. Como ella aún no ha aceptado su pedido, decidieron dejarlo oculto y acordaron esperar el momento adecuado antes de revelarlo al Rey.

"Te lo dije, toda esperanza no está perdida". Calista le aseguró una vez más mientras Anna intentaba mantener su sonrisa intacta.

Sí, le gustaba Adrián, pero a pesar de estar con él, no podía deshacerse del vacío que le decía que faltaba algo. Ella asumió que se debía a su ausencia, pero extrañamente, ese vacío en su corazón ha estado allí desde que era una niña, como si le faltara algo, excepto que no podía entender qué.

"Ahora deja de preocuparte", la voz de Calista inmediatamente sacó a Anna de sus pensamientos.

"has adelgazado tanto y estoy segura de que no querrías que mi hermano te encontrara en ese estado". Medio bromeó, queriendo alegrar el ambiente oscuro en la mazmorra y una vez más, una sonrisa volvió a los labios de Anna.

"Tienes razón."

Con un aplauso, dos doncellas entraron en la cámara, sosteniendo una bandeja de frutas frescas junto con algunos huevos escalfados y aguacate.

Calista ordenó a uno de los guardias que abriera la puerta de la celda, lo cual hizo obedientemente mientras las sirvientas procedían a dejar la comida dentro.

"Asegúrate de comerlos, necesitas recuperar tu fuerza, ¿de acuerdo?"

Annalise se quedó mirando la deliciosa comida que se le presentaba, el dulce aroma se abrió paso en su nariz, tentándola a comerla aquí y ahora, pero en lugar de eso, juntó las manos mientras miraba a la princesa con una mirada agradecida.

“Te debo la vida por la amabilidad que me has mostrado, nunca lo olvidaré”.

Mostró su aprecio de todo corazón, lo que provocó que Calista sacudiera la cabeza con una mirada de desaprobación.

"Eres como una hermana para mí, así que no hay necesidad de agradecerme por eso, igualmente has sido muy útil para mí mientras crecía y tampoco lo olvidaré, si realmente quieres mostrar algo de aprecio, asegúrate de comer todo lo que hay en este plato, ¿de acuerdo?"

Anna asintió cortésmente con una sonrisa.

“Lamentablemente, tendré que irme ahora, vendré mañana junto con el médico. Buenas noches."

"Buenas noches princesa."

Calista salió después de eso junto con sus doncellas mientras Anna sonreía implacablemente y desviaba su mirada feliz hacia su comida.

***

La noche fue insoportablemente lenta, especialmente para Anna, que tenía miedo de volver a dormir, pero una vez que llegó Dawn, Annalise ya estaba fuera de la mazmorra, de pie ante el Rey en el salón real, quien sorprendentemente llamó su atención.

"Saludos, su majestad". Ella se inclinó cortésmente, mostrando sus respetos al Rey, quien trató de no mostrar ninguna emoción debido a la situación actual y habló.

"Annalise, tu ejecución está casi cerca, te llamé en caso de que tengas algún último deseo que tengas en mente para cumplir".

Annalise levantó un poco la cabeza antes de pronunciar claramente: "Aprecio su amabilidad, su majestad es realmente amable, aunque sí, tengo un deseo que cumplir si de verdad, no le importa en absoluto".

"Mientras sea algo dentro de mi límite, entonces habla".

"Deseo visitar la tableta de mis padres". Anunció en voz baja, encontrándose con la mirada del Rey, quien estaba bastante divertido por su pedido. Ni siquiera había esperado eso, pero una vez más, no estaba completamente sorprendido.

"¿La tableta de tus padres?"

Ella asintió, "sí, me gustaría verlo una vez más antes de enfrentar la muerte que me espera".

No había miedo ni culpa en su voz mientras hablaba, más bien le resultó difícil sentir su emoción y lo confundió mucho.

"Anna..."

"Espera". La voz profunda que resonó detrás de ella hizo que los ojos de Anna se desorbitaran levemente cuando la voz le sonó familiar. No solo familiar, sino demasiado familiar.

Se dio la vuelta, girándose para mirar a la persona que tenía esa voz y para su sorpresa, alguien estaba parado en la entrada, escondiéndose bajo las sombras, vestido con un traje de guerrero mientras cruzaba su mano detrás de su espalda. Su mirada neutral se clavó en Annalise.