Un local cerrado con paredes blancas, abandonado por la gente que debía estar dentro pues el lugar estaba adornado con globos de colores, serpentinas, mesas y sillas. Miró a su alrededor, estaba vacío; se suponía que la fiesta ya había iniciado ¿Dónde estaban todos? Había música, pero no había nadie, ni siquiera el festejado.
— ¡Hey! — Gritaron detrás de ella. — Mira a quién me encontré.
Su amiga le llamó, se giró y a su lado se encontraba una vez más la única persona que le había puesto de cabeza su vida desde que lo conoció ¿Cuánto tiempo llevaba sin verlo? Tenía el cabello más largo, le llegaba a los hombros y ella siempre pensó que era lacio, pero en realidad su cabello era mixto; usaba lentes oscuros y algo que la impresionó fue que llevaba muletas. Se puso feliz, no había duda; él la miró como siempre y le sonreía como de costumbre.
— Hola — dijo él.
— ¿Qué te pasó?
— Nada grave...no te preocupes.
— Ni te dirá—alegó su amiga.
Se le revolvió el estómago, estaba feliz de verlo; de no ser porque estaba su amiga ahí hubiese corrido abrazarlo; ella sabía la situación de ambos pero le daba pena porque era la hermana de su novio.
— Vayámonos de aquí, no me gustan las fiestas infantiles — habló el mayor.
— Sí, vámonos — comentó su amiga.
— ¿Dé quién es la fiesta?
— ¿Qué? — Dijo su amiga con sorpresa. — La fiesta ya terminó.
Sorprendida viró a todos lados, los otros dos le dieron la espalda, el mayor se deshizo de una muleta e iba apoyado del hombro con su amiga. Los alcanzó rodeando a su amante (si es que se puede llamar así,) por la cintura, disfrutó del agradable aroma que desprendió su playera. Llevar una muleta no impidió que él la rodeara por los hombros.
— ¿Que diablos hacías aquí? — La preguntó su amado al salir del local.
— No sé — contestó la joven. —No me acuerdo.
— ¿Estás bien?
— Sí ¿a dónde iremos?
— Yo a mi casa... — Comentó su amiga — los acompañaré hasta la esquina.
Emprendieron su camino por el centro de la ciudad, se notaba que era sábado pues había muchos vehículos rondando por las calles y muchas personas acompañadas de amigos, quizá familiares o parejas; además, algunos comían helados, uno que otro curioso veía al mayor, quien sabe si era porque ellas dos eran su apoyo para caminar, por el pantalón viejo y roto de las rodillas que vestía, el cabello largo o porqué iba acompañado de dos chicas que se reían de sus comentarios.
— Bueno hasta aquí los acompaño. — Se detuvieron y se despidieron de la joven amiga.
El mayor se cambió la muleta del otro lado y su acompañante lo sostuvo más fuerte. Por un momento, le tomó de la bolsa trasera del pantalón y mientras fueron caminando ella iba subiendo la mano hasta la cintura de ese hombre porqué pensó que no debía hacer eso. No tenían un punto fijo a dónde ir. Anduvieron una cuadra más ya que el lisiado sugirió descansar un poco, miraron la orilla de la banqueta y se sentaron sobre el escalón.
— Va a llover — Comentó la chica.
— ¿Tú crees? — Alegó él tomando su mano.
Vieron el cielo sobre sus cabezas nublado y en un parpadeó como si se tratase de una invocación, mágicamente comenzó a caer gotas enormes de agua fría sobre sus rostros.
— Te lo dije.
Su acompañante se limitó a sonreír; ella lo vio sonrojándose ¿Cuánto tiempo de no ver esa sonrisa que sabía qué sólo era para ella? Cada vez que lo miraba sonreír se enamoraba más de él. Sus rostros ya estaban a unos cuantos milímetros de distancia, por lo que se dio el momento que él le tomó de la barbilla acercando sus labios a los otros, besando suavemente su labio superior; por otro lado, la chica sólo cerró los ojos dejándose llevar por aquel tierno beso. Se besaban tan lento y delicadamente que no quería qué terminará el momento nunca.
La lluvia caía más rápido provocando que a los dos les diera frío en el lapso de 15 segundos, se apartaron; su acompañante le tomaba de la mejilla mientras se veían entre parpadeos porque las gotas ya empezaban a escurrir por sus pestañas. A los dos les brillaban los ojos.
— Te amo. — Le dijo mientras rozó su nariz con la de ella.
Al escuchar esas palabras sintió un vacío en el estómago, luego aquella sensación de mariposas, su corazón latía con rapidez y la sensación que se siente en las mejillas al sonrojarse coloreaban todo su rostro. Era la primera vez que él le decía: "Te amo". Más bien, era la primera vez que alguien le decía te amo y causaba que le diera miedo y a la vez felicidad. No respondió por qué no tuvo oportunidad, una vez más su amado le besó.
Se separaron no por falta de aire; alguien estaba hablándole a la chica que por una parte le dio pena que la vieran en plena calle besándose con alguien mayor. La persona que le habló se trataba de una señora que iba en una camioneta blanca y le estaba preguntando si gustaba que los llevara a casa por la lluvia. La chica sonrió con pena y no pudo evitar fingir que no se dio cuenta del cambio de ánimo de su acompañante.
Si algo le molestaba; entre otras cosas que iría descubriendo poco a poco, era que interrumpieran un momento cómo aquel. A él no le daba pena cómo a ella.
No tuvo más remedio que ver a la señora y decirle:
— No, gracias...Nos gusta la lluvia. —Esa contestación fue acompañada de una risita de ansiedad.
La señora los observó con desaprobación pues la lluvia era más intensa; entonces se despidió y aceleró, al momento de la partida de la furgoneta blanca, la chica miró a su amado que veía al frente un poco molesto.
— ¿Quién era? — Preguntó, tomando nuevamente su mano.
— La mamá de un amigo.
— ¿Lo conozco?
— No lo creo...
— Vámonos. — Se levantó y después ayudo a la joven a ponerse en pie.
Él se veía en perfectas condiciones. Sinceramente, ya no necesitaba de la muleta pues caminaba perfectamente; la chica estaba a punto de cuestionarlo cuando él le ganó la palabra.
— ¿Ya hablaste con él?
— ¿Con quién? — Preguntó deteniendo el paso.
— Con tu novio.
— No. — Lo miró confundida.
¿Qué tenía que hablar con él? Además hace meses que no lo veía. ¿Por qué se lo mencionaba? Aquel hombre, comenzó a reír. No puedo contenerse a disimular, pues, la menor lo miraba desorbitada. Aún llovía y la movió de lugar dónde había un parasol; allí ya no se mojaban.
— Habla con él.
— ¿Para qué?
— Sólo habla con él, no lo has visto últimamente ¿o sí?
— ¿Cómo lo sabes?
— Trata de hablar con él — dijo dándole un beso en la frente.
— Trataré — contestó no convencida.
— Habla con él — insistió el mayor.
Comenzaron a caminar otra vez. Mientras conversaban se habían detenido en plena acera provocando que las personas que caminaban chocarán con ellos y se molestaran, además estorbaban.
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Comments
VoidColors
siento que el es un poco posesivo con ella. Lo único que recomendaría es mejorar los diálogos ya que a veces te pierdes y no sabes quien habla
2021-09-30
1
Pearl
me gusta tu forma de escribir m, está técnica con un final incierto e inesperado son lo mejor!.
No, tu eres lo mejor por escribir este tipo de textos te quiero!!😗😍
2021-03-26
4
aracely aguilar
no pasa nada con esto :v
2019-12-06
2