...Pasado, Julián....
...Muchos años antes…...
¿Cuánto tiempo debe de pasar para que la mentalidad de las personas cambie? A veces me gustaría no estar amarrado a tener una familia tan orgullosa y altanera como lo es mi "gran familia". Ser el hijo menor es un asco cuando a nadie parece importarle lo que realmente siento. ¿Y que siento?
Estoy a punto de graduarme de la preparatoria. Papá quiere que me convierta en un hombre exitoso y desea plenamente hacerme la vida imposible. ¡Todo lo ha planeado ya!
—Pero no quiero ir a la universidad. Te lo he dicho desde siempre. No quiero invertir mucho de mi tiempo en algo que…
—¡No eres independiente aún! Estas bajo mi techo, comes gracias a mi dinero y vistes la ropa que te compro. ¡No tienes derecho a decidir lo que será mejor para ti en el futuro!
—¡Pero es que eso no es justo! Está bien que soy tu hijo, que me has comprado muchas cosas, pero en verdad, padre, no quiero…
—¡Esto no está a discusión! Tendrás que hacer lo que yo te pido. Iras a la universidad, estudiarás derecho y serás un gran abogado. ¡Tus hermanos son abogados como yo! Y ve lo bien que les va. ¿No te gustaría ser tan reconocido en el mundo por la calidad de...?
—En realidad me da igual tener que cargar con un apellido o un título muy llamativo. El problema es, que estás tan obsesionado con querer que todos sean como tú. ¡Y eso es lo que no quiero! No somos iguales papá.
Sus cejas se arrugaron, por supuesto que mi jefe estaba molesto y yo estaba decidido a ir en contra de sus deseos para mí.
—¿Qué es lo que en realidad quieres?
—Quiero estudiar gastronomía, abrir un restaurante y…
Escuché que se reía de lo que acababa de decirle.
—¡No digas tonterías hijo! Tú no naciste para ser cocinero.
Eso me dolió mucho. ¡En verdad que me ardió el alma! ¿Como era posible que mi padre no fuera capaz de darme su apoyo en algo aparentemente tan sencillo?
—Veo que tú tampoco naciste para ser comprensivo.
Se me quedó mirando de forma más seria. Parecía todavía más molesto que antes.
—¿Qué es lo que en realidad tratas de hacer? ¿Quieres provocarme? ¿Quieres...?
—Quiero decirte que no quiero el futuro que tanto deseas para mí. Yo no pienso seguir siendo una marioneta como lo son mis hermanos. ¡Te prometo que no sabrás más de mí!
¿Está bien ser duro cuando el mundo no es capaz de acariciarnos con bondad? ¡Ojalá papá no fuese tan duro con lo que quiere para mí!
—Julián. ¿Por qué haces esto? Sabes que en realidad estás encaprichado con querer tener…
—No estoy encaprichado papá. Siempre te he dicho lo que pienso, en ningún momento me he guardado nada y cuando te digo que no sabrás de mí es porque…
—¿Es por esa muchachita?
¡Me sorprendió mucho que la mencionara! Pensé que no sabría de ella, yo, había intentado ser discreto con…
—¿Que muchachita?
En sus labios se dibujó una sonrisa cínica.
—Hijo, no nací ayer. Se que andas de novio con una de tus compañeras de la escuela. ¿Me equivoco?
Admitir la verdad es complicado cuando sabes que las personas no serán empáticas contigo.
—No, no te equivocas. ¡Tengo novia!
—Tienes novia.
—Sí.
—¿Y conoces realmente a esta muchacha que tú consideras como tu novia? ¿Realmente es la mujer de tus sueños?
—La conozco desde que entramos a la prepa. Hemos estado juntos estos tres años.
—¿Tres años es suficiente tiempo para conocer cómo es una persona en realidad?
Papá era un hombre autoritario, su voz transmitía potencia, las canas en su cabeza eran lo que más predominaba y la experiencia era algo que no podía ocultar. ¡Papá no era un mal hombre! Solo que a veces, exageraba mucho con sus deseos para nosotros, sus hijos.
—La verdad no. Tres años no son suficientes para conocer a una persona y toda una vida no será suficiente para poder llegar a conocer en realidad los deseos de una persona. Todo el tiempo estamos cambiando de ideas, de pensamientos, de deseos. ¡Nunca habrá tiempo suficiente para conocernos de forma completa!
—¿Y no crees que ella en realidad te quiere por tu familia?
—¿Por mi familia?
—Sí. Se les llama personas interesadas.
Capté su punto.
—Ella no sabe que soy tu hijo. En la escuela siempre mantengo un perfil bajo. Casi nadie sabe que soy hijo de don Manuel de la Mora, porque sinceramente, no estoy interesado en que la gente me vea como si yo fuera un pavo real.
—¿Te avergüenzo? ¿Te da pena que la gente te volteé a mirar por saber la verdad?
—¡No! Por supuesto que no.
—¿Entonces por qué te rehúsas a usar mi apellido?
—Es obvio que no me das vergüenza, yo no podría sentirme avergonzado de mi padre. Lo que en realidad me sucede, es que no me gusta que la gente me quiera tratar diferente solo por una etiqueta que la sociedad nos ha puesto.
—¿Es malo tener mucho dinero? ¿Quieres ser pobre? ¿Deseas sufrir? ¿Eso es lo que quieres?
—No me estas entendiendo. Lo que de verdad quiero decirte es que no me gusta que la gente… quisiera que dejaran de tratarnos como si fuéramos la octava maravilla del mundo. Nuestra familia está compuesta de personas comunes y corrientes. Yo no veo la diferencia entre un rico o un pobre. ¡Al final nos vamos a morir!
¿Y a donde va a quedar toda la alcurnia que solía tener mi apellido cuando muramos? Mis palabras lo sorprendieron muchísimo. Papá se me quedó mirando fijamente.
—No fue tu culpa el haber nacido en una cuna de oro y tampoco fue mi culpa el querer que mi familia viva de buena forma. Julián, aún te falta mucho por vivir, pero quiero que te grabes bien esto. ¡Todo esfuerzo siempre trae una recompensa! Y mi recompensa es que la gente nos aprecie tanto. La familia de la Mora lo merece.
—¡Gracias por esforzarte tanto por nosotros! Yo sé que en realidad nos amas mucho, pero por favor, no me obligues a…
—No quieres estudiar en la universidad. No quieres ser abogado. No quieres casarte con la muchacha que ya había elegido para ti. Lo único que quieres es pasar desapercibido. ¿Me equivoco?
—No. No te equivocas. Eso es lo que yo quiero.
—Muy bien. Entonces hagamos un trato. ¿Te parece bien?
...🌼🌼🌼...
...Presente, Ariadna....
...Al día siguiente de la fiesta…...
—¡Gracias por invitarnos a su casa abuelo! —Adán se estaba despidiendo.
—¿La pasaste bien?
—¡Sí! Me divertí muchísimo.
—Espero verte pronto. Ojalá puedas transferiste de escuela para que ya no tengas que regresar al pueblo.
¿Transferirlo? Hasta yo me sorprendí. ¿Estábamos apresurándonos a algo que no nos correspondía?
—Si, bueno, no sé si me gustaría transferirme. Pero lo tendré en cuenta.
Antonio se acercó a mí, nos despediríamos de momento.
—¿Entonces no vendrás con nosotros?
—Me temo que no. Yo, aun no entiendo del todo porque debo quedarme, pero una parte de mí está inquieta y quiere lo mejor para el abuelo.
—De acuerdo. Espero que todo vaya bien por este rumbo. ¡Te extrañaremos!
Le di un abrazo a mi amigo.
—¡Gracias! Yo también los extrañare. Gracias por cuidar de mi hermano.
Asintió. Mis chicos subieron al auto, sentí un poco raro tener que despedirme de ellos.
—¡Te dejé unos dulces en tu cuarto! —Exclamó Adán despidiéndose de mí.
Vi alejarse el auto de Toño. ¡Me encontraba muy lejos de casa y sin mi pedacito de familia!
—Hay una buena escuela cerca de aquí. Tu padre estudio allí y tal vez Adán podría transferirse. Podrías pensarlo. Enseñan bien.
—Yo, no sé si realmente quiera que Adán cambie de escuela. Como que sería muy apresurado. ¡Nunca nos hemos mudado!
—Claro. Puedes pensarlo.
Mi abuelo empezó a caminar al interior de la casa. Seguí sus pasos.
—¿Que te pareció Erick? —Preguntó de forma curiosa.
—Parece un buen muchacho.
—¿Te gustaría conocerlo más?
—En realidad...
—Está tarde iremos a su casa.
Me sorprendió mucho el hecho de saber qué tal vez mi vida podría empezar a tomar un rumbo diferente. ¡Ahora tenía a alguien decidiendo por mí! ¿Esto estaba sucediendo en realidad?
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Comments
Xochitl Parra Triana
todo parece bien, pero esas frases entrecortadas que no terminan de decirlas, como que no va.
2023-10-02
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