De vuelta a New York

Apenas logré sacar a Bastian de mi habitación, me tiré en la cama, el lado donde él durmió quedó impregnado de su olor, ese que me desarma, pero que a la vez no estoy dispuesta a dejar que me domine, me controle o maneje a su antojo. Me comienzo a desvestir y me tocó mi ropa interior y está absolutamente humedecida. Comienzo a pasar mis manos por mi cuerpo imaginándome que son las suyas. Recuerdo sus besos y la intensidad de mis contracciones internas aumenta.

Su voz y ese acento ruso que se carga ese hombre y para terminar, el tamaño de su erección de hace 10 minutos terminan por hacerme explotar.

Estoy tendida en mi cama con los espasmos que quedan después de mi climax y me voy relajando. Estoy tan relajada que me vuelvo a dormir. De pronto me despierto de golpe... ¿Que hora es, qué hora es? Reviso mi celular que estaba en mi clutch y es casi mediodía. ¡Rayos! debo bañarme y volver a empacar todo lo que traje para irme a casa. Ya mañana debo volver a mi realidad. Me divertí éste fin de semana, pero ser adulta responsable e independiente me llama.

Luego del baño y de organizar todo, bajé, comí con mi familia quienes estaban para variar pidiéndome que no me fuera, que volviera. Mis padres son demasiado sobreprotectores. De hecho, Haley tiene un departamento en New York, pero casi no lo usa porque mis padres la quieren tener todo el tiempo con ella. Lizi ama vivir aquí y los vagos de Nathan y Andrew viven en un condominio que está a 5 min de casa.

Linda: Hija ¿por que te quisiste ir a New York? ¿Por que no nos quieres cerca? Me partes el alma cada vez que te vas.

Mami, siempre que vengo me dices lo mismo. Madre necesito ser independiente, salir, hacer mis cosas por mi lado. Los adoro son mi mundo, tu papá y mis hermanos. Pero yo necesito tener mi espacio separado de la fortuna Johnson. Quiero ser normal. Ya no llores más Ma. Sabes que te amo. - dije dándole un abrazo de oso- Los amo. Cuando tenga un espacio vengo. Me subí a mi coche y conduje 2 horas. Llegué a mi tan anhelado espacio, pedí pizza y un par de cervezas. Cene y me fuí a dormir.

Lunes.

La pesadilla de ser un adulto responsable es la madrugada que hay que dar para llegar temprano. New York es un asco respecto al tránsito. Hoy debo ir a una junta con el dueño de la empresa. El Señor Anderson. Ryan Anderson. Tiene 38 años, está soltero y pues es un mango. Si lo comparamos con Bastian pues.. Bastian seguiría ganando. -Ya que te pasa ¿que haces comparando? estás muy mal Hannah - me reprendo a mi misma.

Hoy ando con una falda lápiz color azul rey y una blusa en transparencias blanca. un corpiño de encaje blanco que va divina con el atuendo. El señor Anderson no deja de decirme lo guapa que me veo. El siempre ha tenido deferencia hacia mi. Con la mayoría de personas es mal encarado, pero conmigo es siempre amable y hasta me sonríe. Aún no se porque pero en fin...

Terminamos la junta, salgo y sigo trabajando. Mi otra mejor amiga es Brandon. Brandon es un delgado hombre de cabellos arcoiris -aunque a veces amarillo, otras veces rojo, otras azul, nunca está quieto o satisfecho con su cabello- y somos amigas desde la facultad. Cuántas veces no me he ido de farra con el y terminado sola porque el condenado de va con cuánto papacito se le aparece. Pero lo adoro. Es como una hermana más para mí.

Brandon: Hellouuuu!! Baby llegué... No has almorzado, y ya son las 5 de la tarde. dijo zapateando con sus tacones de aguja.

Juro que terminó esto y nos vamos a comer ¿si? junté mis manos en señal de petición y accedió. Terminó el día y salí con el mejor hacia mi casa.

Brandon: Tienes que contarme TODO lo del fin de semana con tu guaperrima familia. -Mira alguien se muda- dijo señalando lo obvio.

Que bien, pero no me interesa. Subí a mi piso y vimos que la mudanza es a mi piso al lado de mi apartamento. ¡Ah! ojalá y sea buen vecino.

Espero serlo dijo esa voz que con tan solo oírlo me erizó la piel. ¡Bastian!...

Bastian

Hice todos los preparativos para que la empresa funcionará en New York. Ya Andrew me había dicho que Hannah trabajaba aquí así que eso fué lo que hice. Aparte no es que sea acosador. Noooo para nada, pero compré todo el edificio y viviré en el mismo piso al lado de ella. Los apartamentos son relativamente grandes. Es un buen sitio.

He estado esperando por ella todo el día. Los decoradores de interiores hicieron su trabajo a las mil maravillas. Quedó todo perfecto. Cuando veo, viene con el que se que es su mejor amiga. Brandon. Si, si la he investigado. Todo lo referente a Hannah es sagrado para mi. Después de mi sueño de ser el mejor CEO, lo más real e importante es ella. Así que todo lo suyo es de mi genuino interés.

También se de las intenciones del Señor Anderson para con ella. No son nada agradables para mí -debo confesar- Pero ya veremos qué haré con él.

Veo que Brandon le dice algo y ella no le presta atención. ¡Esa es mi chica! -Dije para mis adentros- Salí a esperarla y me quedé en la puerta de las escaleras. Salió del elevador. Iba tan concentrada en su charla que ni cuenta se dió de mí. Cuando se fijó de que todavía entraba gente a mi casa, fué dónde cayó en cuenta de que alguien sería su vecino.

-Ojalá sea buen vecino - Espero serlo. Se volteó y su cara era de asombro. El amigo me comió con la mirada, pero yo estaba enfocado en ella. Hola "moya lyubov" Espero ser el mejor vecino que hayas tenido en tu vida. -me acerqué y le di un beso en la comisura de sus labios- Que descanses.

No me quería ir, quería arrastrarla a mi casa y no dejarla salir nunca, pero ya será... Ya será...

Hannah

¿¿Que?? ¿Cómo es posible que ésto esté sucediendo? ¿En qué momento pasó? Me le quedé mirando su espalda y trasero y cuando él entró, arrastré a Brandon adentro y cerré la puerta bajo su atenta mirada.

Brandon: Me dices YA si es quien yo creo que es... Porque si lo es te juro que voy y uso la fuerza masculina que jamás he usado y le voy a dar su paliza.

Si, si es quien estás pensando que es. Y tú no le vas a dar nada a nadie. -Sentencie con autoridad en mi voz- Nos vamos a sentar y a pedir la comida porque tengo mucha hambre. Pedí la comida y me senté en el mueble con el, acariciando mi cabello y de pronto lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro. ¡Cuánto te amo y te odio a la vez Bastian Volkov! Dije en un grito ahogado.

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