Capitulo 4

Me dejé caer al piso empezando a respirar con demasiada dificultad, negué con la cabeza. ¿Qué es esto? Me levanté lentamente caminando hacia la caja, habían restos humados de una cabeza y dentro había una carpeta a la cual la tomé con mucho cuidado… Mi pecho subía y bajaba ante la impresión de lo que estaba viendo en esta caja. ¿Cómo mi padre guarda algo así en este lugar? Cubrí la caja con la tapa tomando la carpeta me detuve mirando el lingote de oro que decidí tomar por cualquier cosa. Total uno no darían cuenta, lo puse encima de la carpeta rodeando con ella, para meterlo en mi pantalón sintiendo que me apretaba y me apresure para salir rápido de este lugar. Cerré con mucho cuidado siguiendo escuchar a mi padre que estaba aun hablando con alguien mas.

Hombre 1: ¿Le dirás a Valentina la verdad del por que la casas?

Al escucharlo me detuve.

Valerio: NO, NUNCA LO SABRA. BASTANTE DINERO ME PAGO LUI POR ELLA.

Negué con mi cabeza, claro por eso la insistencia que me case con él y no Valeria.

Valerio: Lui es un hombre de negocios a la cual pagó lo suficiente.

Hombre 1: ¿Por qué NO VALERIA?

Valerio: Valeria no vale tanto como Valentina. Hoy en la noche se hará la fecha oficial que espero que sea lo mas pronto posible.

¿Mi padre me vendió entonces con Lui? ¿Mi propio padre, me hecho esto? Sonreí con cierta malicia, lo que acaba de conseguir mi padre no lo conseguiría jamás con Valeria.

Abrí la puerta mirando por ambos lados para asegurarme que nadie me viera. Cerré y apresuré el paso, subía las escaleras…

Vanessa: Valentina, ¿Dónde estabas? Te buscaba por todas partes.

Valentina: Esta claro que no buscaste bien.

Vanessa: ¿Qué has dicho?

Valentina: Que me siento agotada quiero descansar.

Miré a mi madre a la cual me miraba de manera extraña, ¿Será que mi madre sepa algo? Prefería no decir absolutamente nada a nadie. Lo que escuché me lo quedaría para mi misma. Si mi padre tenía sus planes, igual tendría los míos. Entre a mi habitación cerré con seguro entrando directo a mi armario, me fui hasta el fondo para que nadie me viera por nada del mundo, me puse en un rincón, saque el lingote de oro al igual que la carpeta, asenté el lingote en el piso mirándolo acariciándolo. Sonreí admirando ya que no se cuanto podría valer pero sé que mucho dinero así que este me serviría para cualquier cosa que necesite. Abrí la carpeta empezando a leer, era un informe de un Italiano que no decía más que eran casi dueños de todo Italia, mencionaba muchos lugares a la cual estaban marcados como las propiedades de estos Italianos. Asentí sabiendo que tenían que ser de los mismos que mi padre hablaba que les impedían el paso.

Pasaba hoja por hoja a la cual miré su estado de cuenta de esta persona y me sorprendí al ver la cantidad y muchos ceros que formaban su fortuna. Revisé de nuevo tratando de encontrar algún dato de estas personas pero no había absolutamente nada que me diera información solo un estado de cuenta y claro mi plan tendría que funcionar.

Mi padre decidió ponerme en manos de Lui sin mi consentimiento esperemos a ver que lindo sería la mejor sorpresa que se pueda imaginar.

Guardé todo para que nadie pudiera encontrarlo. Me metí a la ducha para estar lista para salir antes que este maldito de Lui viniera.

Valeria:

Miraba el gran ventanal donde los hombres de mi padre habían rodeado toda la casa, con la llegada de Lui estarían con una seguridad extrema. Pasé mis dedos suavemente en mis labios recordando mi noche con él, la manera que me besaba, la manera exquisita que me hizo el amor, haciéndome saber que era la única mujer a la que amaba y claro lo de Valentina era simple negocios pero que mi padre nunca lo aceptaría.

Mis pensamientos se rompieron cuando escuché la puerta abrirse, miré hacia la entrada encontrándome con mi padre.

Valeria: ¿Qué haces aquí?

Valerio: Vine a ver como estabas.

Valeria: No tienes nada que hacer, debes dejarme sola e ir con tu hija preferida.

Mi padre caminó soltando un gran respiro se sentó a mi lado mirándome fijamente.

Valerio: Hija sé que no lo entiendes, pero no puedes estar enamorada de Lui. Él se va a casar con Valentina.

Valeria: Ella no lo quiere, ¿No te das cuenta? Lo harás muy infeliz.

Mi padre me miró negando con la cabeza.

Valerio: Cualquier persona pensaría que hará infeliz a Valentina, no él.

Valeria: Aunque no lo creas Valentina es la que menos me importa.

Valerio: TU MADRE TE ENSEÑO A ENVIDIAR A TU HERMANA. ESO NO ES BUENO PARA LOS NEGOCIOS. ENTRE POCO TU IGUAL ESTARÁS COMPROMETIDA Y TAMBIEN TE CASARAS. POR EL MOMENTO VALENTINA ES LA UNICA PUEDE ACCEDER A LOS ITALIANOS.

Rodé mis ojos. Si tanto quería entrar en el territorio de los Italianos sin importarle nada por que entonces no pensaba la posibilidad de entablar relación con ellos.

Valeria: ¿Por qué no la casas con un maldito Italiano y punto?

Valerio: NO DIGAS ESTUPIDECES. NINGUNA HIJA MIA FORMARÍA PARTE DE LA MAFIA ITALIANA.

Mi padre como siempre, queriendo ser el dueño de medio mundo, sé muy bien que la unión con Lui y Valentina no solo es la mejor opción, ella siendo conocida estaba claro que era la que mejor le funcionaría en los negocios. Todo lo que ella hace le sale bien. Me levanté tomando el móvil.

Valerio: ¿Qué haces hija?

Valeria: Tenemos que festejar la victoria de Valentina.

Mi padre me sonrió cuando miré a Valentina entrar a mi habitación, ella se quedó parada como si hubiera visto un fantasma.

Valentina:

Había terminado la ducha, tenía que prevenir a mi hermana de mi padre, aunque sea que sé que ella me odia pero tampoco se merece tener una vida bajo el yugo de mi padre. Me preparé para salir, tomé mi bolso, las llaves de mi camioneta y mi móvil guardé el lingote de oro así como los documentos que tenía en mi poder.

Salí de mi habitación dirigiéndome a la de Valeria. Abrí la puerta quedando completamente helada al mirar a mi padre en la habitación de Valeria.

Valerio: ¿Dónde vas?

Valentina: Quería ir a comprarme un vestido para la noche. Quería ver su Valeria me quiere acompañar.

Valeria: Lo siento nena, tengo que hacer y organizar la salida para la noche para tu GRAN VICTORIA.

Las palabras de Valeria eran con gran ironía que me molestaba como las había dicho, asentí con la cabeza, dando por entendido que mejor no le diría nada tampoco a ella sobre mi padre y claro que mi padre hiciera lo que quisiera con ella. Por más que intentaba llevar las cosas por la paz con ella era imposible de hacerlo. Siempre había una u otra cosa que la hacia molestar. Nada de lo que le dijera o hiciera le parecía.

Salí de la habitación de Valeria escuchando unos pasos que venían detrás de mi, rodé los ojos sabiendo que era mi padre, de seguro me diría que no saliera pero lo siento al alma lo que tenía que hacer era hoy o nunca. Si lui venía no sabía en que términos podía hacer las cosas.

Valerio: ¿Dónde iras? Sabes que tu prometido viene en la noche.

Valentina: Padre, no me voy a demorar. Eso solo ir por un vestido en algún comercio, me tendrás aquí cuando menos lo esperes.

Valerio: Que tu escolta vaya contigo.

Valentina: Padre, son cosas de mujeres, no quiero que me tengas prisionera. Al menos dame un poco de libertad antes que me case.

Abracé a mi padre con gran fuerza sintiendo unas grandes nauseas de devolverle encima todo lo que había comido pero tenía que tratar de llevarla bien en este momento.

Valerio: De cuerdo hija.

Le dí un pequeño golpe en su brazo causándole una sonrisa, una maldita sonrisa que estaba disfrutando que se la haría pagar una a una.

Abrí la puerta levantando mi mano para decirle adiós. Conocía a mi padre a la perfección, sin duda alguna podría él tomar su móvil y poner el localizador de la camioneta o de mi móvil.

Abrí la puerta de mi camioneta entrando, me quedé un rato pensando en si era lo correcto lo que pensaba hacer pero no había de otra. Así que encendí el auto mirando que dos de sus hombres habían encendido su auto, como lo pensé me iban a seguir de nuevo sin mi consentimiento.

- Bueno papito, ¿Quieres jugar, juguemos?

Esperé a ver que sus hombres salieran para luego avanzar poco a poco, en algún lugar me esperarían. Así que no me quedaría para esperarlos. El rejado se abrió donde el hombre de seguridad me dio salida rápidamente, miré en ambos lados a la cual tomé un camino un poco inusual. Aceleré saliendo a toda velocidad.

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Valentina

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