...Realidad...
¿Qué es la realidad? Es la existencia de aquello que relativamente es real en el mundo, eso es lo que uno piensa, pero al abrir los ojos te das cuenta de que todo solo era un sueño.
¿Los sueños son reales? Era una pregunta que todo tipo de personas intentaba encontrar una respuesta que les dijera que si, los sueños son reales, pero no es así, cuando sucede aquello que piensas que ya has visto es la sensación de un deja vu.
En ese momento al abrir sus ojos de iris violeta, pudo poner la diferencia de entre la realidad y sueño, cuantas veces había deseado a no esperas abrir sus ojos para seguir en aquel sueño donde su vida era feliz, plena, hermosa.
Lamentablemente, para Adelaide Loughty no era así, al abrir los ojos cayó en su realidad, la realidad de vivir aislada en el castillo detrás del castillo principal.
Estaba en su derecho de opinar de aquel lugar donde vivía, pero de alguna manera aquel castillo la había hecho sentir como en casa, disfrutaba de los jardines para ella sola, terrazas y una vista a la ciudad desde la torre más alta de su castillo, solo vivía ella y unos cuantos sirvientes que se encargaban de la limpieza y cocina.
No contaba con guardias que custodiaban la puerta principal, en realidad los sirvientes, guardias y caballeros la despreciaban desde su niñez, de eso se encargó su madrastra quien había manchado su reputación diciendo que es la hija de una aventura de su madre difunta, es que la realidad era así.
No, no es así para aquellos que cuentan con apoyo, alguien que los ame, ella solo contaba con su nana Cordelia Landez, la había cuidado desde que cumplió sus quince años, además ese fue el año en donde ella fue llevada al castillo de la princesa, sencillo y un poco más pequeño, pero en realidad le era acogedor.
-. Princesa, el desayuno está listo
-. Bien, me cambiaré
Poniéndose de pie vio como su nana abría las cortinas dejando entrar la resplandeciente luz del sol, las aves eran el toque especial de aquel jardín, por alguna razón las aves volaban ahí para anidar.
Viendo la bella mañana, Cordelia quien era su nana llegó con una falda azul marino larga con un poco de tela que arrastraba, un corset del mismo color y una camisa blanca con mangas holgadas con detalles azules que combinaban con la falda, colocarse aquellas prendas, en el momento en que colocó el corset en su cintura está estaba realmente delgada.
-. Señorita necesita subir de peso, está en los huesos
-. Nana, solo como lo que es suficiente para mi cuerpo, no necesito más
-. Niña tu madre nunca llegó a tener una cintura tan pequeña como la tuya, la de ella era más robusta, comparada con la tuya está representa un claro problema de comida
-. Nana, los problemas que me abruman, me quitan el apetito
Menciono mientras se gira viendo a los ojos a la única persona que veía como su figura materna, la mujer de cabellos castaños con un poco de aquellos cabellos plateados que aparecían con los años acaricio la mejilla de aquella niña que tan joven sufría.
-. Vamos hay que peinarte y maquillarte
-. Pero nana solo es un desayuno
-. No importa, eres una princesa y una princesa siempre debe verse hermosa aun si no es necesario en ti
Después de aquel paso por la belleza, la joven princesa caminaba al pequeño balcón donde como todas las mañanas desayunaba bajo la sombra de la sombrilla tomando el aire fresco, mientras tomaba el té vio la llegada de un cuyo hombre cabellos negros y armadura plateada entraba por un pasadizo secreto que llevaba al campo de entrenamiento.
-. Sir. Laurent
Dijo con voz contenta, mientras dejaba la taza en el plato, para caminar hasta aquella figura paterna, el hombre era ya un adulto y era el general del ejército gris que su padre comandaba en aquellos días de desdicha y oscuridad, el hombre mayor al ver a la pequeña mujer rubia acercarse le sonrió con naturalidad.
-. Estaba angustiada la noche anterior cuando el sol se ocultó por el horizonte y mi collar apareció en mi cuello
-. Princesa, una vez más hicimos uso de tu poder
-. Sir. Laurent no me es molesto que se aprovechen de mi poder, lo contrario me alegra ser de ayuda
-. Princesa, estoy aquí, para verla
Así era todos los días en los que él llegaba por las mañanas solo para ver el estado en el que se encontraba y ese día Sir. Maximo Laurent observaba las ojeras y la repentina delgadez de la muchacha. Extendiendo su brazo la pequeña princesa paso su brazo por el suyo y emprendieron una caminata más íntima.
-. Adelaide, a simple vista veo tu repentino bajo de peso, me preocupa tu alimentación
-. Papa Maxi, mis problemas son muchos, el estrés el principal factor de mi delgadez
-. No uses excusas Adel, quiero verte más robusta, el verte así solo me entra la preocupación de tu salud
-. Bien, comeré más de ahora en adelante
Sonrió abrazando aquel brazo mientras caminaban por el extenso jardín adornado de flores preciosas, al llegar una vez más a su punto de encuentro unos caballeros de capas amarillas se encontraban aún lado, esperando la llegada de la princesa, Máximo la dejo con su nana, para después irse dando una pequeña reverencia como de costumbre.
-. Princesa, la reina la ah citado esta mañana al desayuno real
-. Por qué
-. Solo recibí ordenes
Ella solo asintió, para después junto con sus nana caminar hacia aquel castillo, al llegar hasta el comedor, pudo ver como la familia estaba reunida comiendo sus platillos finos y de calidad, su hermano al verla se puso de pie.
Antoni Loughty era el hermano menor que seguía de la sucesión de Adelaide, aunque sabe que su madre prohibió todo tipo de conversación con la hija de una difunta madre, siempre respeto su edad mayor y puesto de princesa, por lo que hizo una pequeña inclinación de su cabeza en saludo
-. Princesa
-. Antoni, tú eres el heredero no debes inclinarte ante nadie
Adelaide solo asintió con la cabeza aceptando su respeto, Antoni tenso la mandíbula y se sentó de vuelta en el asiento.
-. Estoy aquí madre, en que puedo servirle
-. Su Alteza real el rey
Anuncio el hombre de uniforme blanco al ver la presencia del rey por el pasillo, Adelaide bajo el rostro y al ver una botas negras hizo una reverencia hasta donde sus rodillas le permitían llegar, él observo extrañado por la presencia de aquella mujer.
-. Por favor sigan con sus comidas, también tú
Dijo sin voltear a verla, ella asintió y camino hasta la silla donde su madre se sentaba, pronto el plato de comida para el rey llegó al igual que el de Adelaide.
Al ver la comida que estaba delante de ella, hizo que perdiera el apetito, solo eran las sobras de la comida que fue solo hecha para cuatro, al levantar la vista pudo ver a la mujer que sonrió despectiva ante ella, Adelaide solo tomó un poco de agua y miro hacia las ventana ignorando el platillo asqueroso, Antoni Loughty había visto el platillo desde su lugar y apretó el cubierto en su mano mordiendo por dentro su mejilla, no soporto verla y se levantó bruscamente.
-. Eh terminado de comer
-. Pero hijo no has tocado tu platillo
-. Lo siento madre, tengo cosas que hacer, padre
Se despidió secamente saliendo del comedor con prisa, la hermana de Antoni se río mientras miraba a la que era la mayor de los dos.
Adelaide cerró los ojos y se levantó con calma y miro con los ojos cerrados dijo.
-. Gracias por su preocupación madre, pero esta mañana ya eh comido, no quisiera arruinar con mi presencia su desayuno, con su permiso
Dijo respetablemente saliendo del comedor como había entrado la primera vez, con calma, el asco que sentía en sus narices era realmente fuerte, el ver como ellos comían con calma y serenidad le complacía.
¿Cuando fue la última vez que comió con gusto una comida? No lo recordaba, siempre era lo mismo con aquella mujer que se hacía pasar como una buena madre.
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Comments
Marta Bedetti
ahhh qué bruja..
2024-05-24
1
Emiux Emiux
Ahhhh eso malditos deben pagar por todo su sufrimiento
2024-04-14
1