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Mama se arreglaba para ir al teatro con mi padre, llevaba un vestido liso de seda azul y un sombrero con plumas que yo utilizaba para disfrazarme de indio nativo cuando Amarilis, Ilse, Hasna venían a jugar a la casa. Si mama se enteraba de eso era niña muerta.

Nos dijo que se irían en cuanto llegara la nueva niñera. La anterior fue una anciana de cabello gris que no hacía más que apretarme las mejillas cuando rompía cosas o desobedecía órdenes. Acostumbraba a comportarme mal y hacer muy entrometida la niñera no soportaba mi manera de ser

Como ella vivía aquí en una habitación al lado de las nuestras por si se nos antojaba algo por las noches, era insoportable. Contralaba cada minuto de nuestras vidas, hasta que un día murió

Papa nos dijo que ella se fue a hacer un viaje para visitar a unas hadas que Vivian en España, Enora se lo creyó y le escribió una carta que mama prometió enviársela. Ayse y yo sabíamos la verdad, la mujer ya había pasado a la otra vida y por lo que escuche hablar a las cocineras fue de un ataque cardiaco. Como era demasiado pequeña para medir la gravedad de una muerte, solo me alegre de no tener que soportarla más. Era más parecida a una bruja que a una amiga de las hadas

Comenzó a caer una suave lluvia que hacía que un dulzón olor a tierra y flores se mezclara y entrara por las ventanas. Las sirvientas las cerraron para que no se mojaran los marcos y por qué mama se volvió loca al pensar en la humedad y en lo esponjoso que se pondría su cabello

Cuando ella subió corriendo las escaleras para darse un retoque de último minuto, sonó el timbre retumbando por toda la casa. Eber el mayordomo, se apresuró con paso de pingüino a abrir la puerta. Un viento se coló hacia adentro e hizo que estornudara, nos habían vestido para la ocasión con unos espantosos vestidos de tul verde todas iguales, nos formamos en fila por orden de estatura y nos quedamos quietas cuando la nueva niñera entro

Era joven, me relaje cuando le vi el rostro. A su lado iba una niña de cabello azabache y parecía ser más grande que Ayse, era alta y vestía unos jeans y una chaqueta verde mojada por la lluvia. Supuse que sería su hija, no me gustó la idea de que vinieran otros niños a vivir a mi casa

-¿Aquí es?- pregunto la chica, masticando chicle. La niñera asintió y nos sonrió con amabilidad

Enora no se resistió y se apresuró a abrazarla, era una niña bastante encantadora que se encariñaba rápido con las personas. La niñera la levanto y la abrazo como si fuera su propia hija, tal vez no era tan mala como la anciana

-Tú debes ser Enora, me han contado mucho sobre ti- le dijo ella. Enora abrió mucho los ojos sin caber en la felicidad, se llevarían muy bien

-¿Quién es ese niño?- pregunto de repente mi hermana. Apuntaba detrás de la niñera y la impaciencia hizo que se revolviera entre los brazos de ella. La niñera la dejo en el suelo y se movió unos centímetros para dejar al descubierto a un niño de mediana estatura con el cabello azabache, ojos cafés, con las mejillas rojas y ojos hinchados. Había estado llorando y se notaba a kilómetros

-Es mi hijo Yannick. El espera ser tu amigo- le respondió ella. Enora se acercó al niño, pero el la empujo e hizo que se cayera al suelo

-Yannick, no hagas eso- le regaño su madre

Ayse ni siquiera se movió, nos estaban educando para ser señoritas y guardar compostura en todo momento. Yo sabía que no lo lograrían conmigo, así que camine hasta al lado de Enora y la levante, después la obligue a ir al lado de Ayse y yo sola, con mis ocho años bien ganados encare al tal Yannick

-Vuelves a empujar a mi hermana y te corto esos pelos azabaches- eso no pareció asustarlo demasiado se quedó mirándome como mi perro Max a un gran hueso, eso me asusto porque estaba la posibilidad de que el fuera un retrasado

-Yannick discúlpate con Enora- le dijo la niñera

Yannick fue hasta Enora sin apartar la vista de mis ojos y se disculpó. Ella ya había olvidado el asunto en cuanto se levantó del suelo, pero esa no era excusa para no hacerse respetar

-tu cabello castaño te delata tu eres Keira- me voltee a ver a la niñera y asentí con la cabeza. De las tres yo era la única que se parecía a mama, Enora y Ayse eran parecidas a papa con su cabello rubio y ojos verdes. Yo era una versión más grande de campanita solo que con los ojos azules y cabello castaño

-entonces, esta damita es Ayse ¿no?- continuo la niñera

-Así es- dijo Ayse, con voz firme y la frente en alto

Yo solía reírme de ella y de la rigidez con la que hacia las cosas, parecía una muñeca. Su perfección no me gustaba, cuando era más pequeña solía jugar conmigo y cantar a los pies de la escalera como si fuera un escenario. Cuando cumplió los diez, le dio más importancia la escuela y se pasaba largas horas estudiando encerrada en su habitación. Era muy madura para tener 11 años

-Ella es Cristel, mi hija mayor- la chica hizo un globo con el chicle y lo reventó, nos lanzó una mirada sin expresión y siguió masticando

Desde el segundo piso se escuchó el taconeo de mi mama que ya estaba lista para marcharse. Mi padre apareció desde la cocina, llevaba un pedazo de pan en las manos y unas cuantas migajas estaban esparcidas sobre su traje

Mi mama lo vio y lo regaño con la mirada, me parecía a mi papa en muchas cosas

-zara que bueno que ya estás aquí- exclamo mi mama, el vestido volaba como esos de los cuentos de princesa de Enora -Nosotros ya nos vamos, en la cocina esta la lista de las chicas

La niñera zara, le sonrió y asintió. Mi papa termino de comerse el pedazo de pan y se despidió de nosotras con un beso en la frente, mi mama nos abrazó y se fue junto con papa

Eber le indico el camino a zara hasta su habitación, lo cual sería un problema ya que había una y ella venía con más niños. No traía maletas ni mochilas ni bolsos me pregunte donde estaría su ropa

Sus hijos la acompañaron Cristel con la misma indiferencia y Yannick sin dejar de voltearse en nuestra dirección para lanzarnos miradas sospechosas

Cuando nos quedamos a solas fruncí el ceño. Ayse no cambio su postura y se fue a la biblioteca para leer alguno de los libros de papa. Yo odiaba esas cosas, no tenían dibujos y eran aburridos, la mayoría hablaba de números y cosas que ocurrían en otros lugares del mundo. Yo prefería los de aventuras y piratas, como Peter pan. Estaban realmente obsesionada con el país de nunca jamás y los niños perdidos

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