02.

Acompañe a Enora a jugar en la cocina, nos estaban haciendo galletas y un pastel de manzanas y queríamos decorar con chispas de colores.

Pasaron los minutos mientras nosotras esperábamos a que la comida estuviera lista y Zara entro. La sonrisa no se le borraba, aunque yo notaba que estaba triste.

-Veamos que dice la lista- su voz sonaba musical. En la pared había una hoja donde estaban anotadas las cosas que podíamos hacer, a lo que estamos alérgicas, a qué hora debíamos irnos a la cama y un sinfín de cosas más

­-Enora, no puedes comer caramelos ni cosas que contengan azúcar después de las ocho- las tres miramos el reloj y se veía con claridad como la manilla apuntaba el número nueve -Lo siento Enora, pero no podrás comer. Y dice que tú hora de dormir es a las nueve, así ya deberías estar cepillándote los dientes

Enora se sorbo la nariz, decepcionada, y se fue arrastrando los pies. Le guardaría pastel y galletas para el desayuno.

-Y tu Keira-. Zara leyó la lista y luego me miró -Tienes hasta las nueve y media, pero tampoco puedes comer -eso ya lo sabía pero tenía la esperanza de que ella de distrajera unos minutos -Eres alérgica al maní, a las naranjas, a las picaduras de insectos, al polen, al polvo y... a un buen comportamiento, según tu madre

Bufe y jugué con unos tenedores que había sobre el mesón de la cocina, mamá era siempre tan exagerada.

Ailen, la cocinera y mi confidente se travesuras, saco del horno una bandeja con galletas de chispas de chocolate. Se me hizo agua la boca y estire la mano para alcanzar una, pero la mano de zara golpeó la mía antes de que pudiera sentir el calor de estas

-No puedes Keira

Mire instintivamente Ailen e hinche mis mejillas, ella comprendió y me guiño un ojo

En ese momento, entro Yannick.

Sentí como el enemigo se acercaba. Por el simple hecho de empuñar a Enora, Yannick se había buscado un lugar en mi lista negra, donde figuraban mis maestros, algunas niñas de mi clase, la niñera anterior y el tío Fernando -Que siempre me hacía bromas pesadas cuando nos visitaba- que era el padre de mi prima amarilis.

-Pero que niño más adorable, ¿Quieres una galleta?- le dijo Ailen en cuanto lo vio, quedé petrificada, le estaba dando mis galletas al niño retrasado

-Gracias- le contesto él. Su voz, puaj era tan falsa, solo quería robarse mis galletas, si descubría que habían hecho pastel ¿también lo querría?

No aguante más la escena y me fui, no sin antes escuchar como Yannick le preguntaba a su mamá

- ¿Por qué está enfadada?

-No tiene permitido comer galletas- y en cierta parte era verdad

Pase veinte minutos arrojando los cojines de los sillones contra la pared, botando vuestros de fotos y floreros. Max estaba afuera y no lo dejaban entrar de noche por que se hacía en la alfombra, tenía que admitir que lo segundo que me obsesionaba después de Peter pan era mi pero, ese pastor alemán cachorro que destrozaba cosas al igual que su ama

Cuando vi el reloj y las manecillas anunciando las nueve y media, dejé el desorden tal cual y subí a mi habitación. En las escaleras me encontré con Cristel, que llevaba unas cosas puestas en los oídos y esos hacia que ella moviera la cabeza y cantara en voz bajita. Me encogí de hombros y seguí mi camino

Sería difícil. Adaptarse a la nueva niñera, sin embargo, a pesar de que no me dejó comer mis galletas, era mejor que tener de vuelta a la bruja maruja que tuvimos.

Antes de poder cerrar la puerta de mi habitación, vi detrás de un gran florero que adornaba el pasillo, los pelos azabaches de Yannick. Me había seguido

Estaba escondido al igual que cuando llegó detrás de su mamá. No me dio buena espina que supiera dónde dormía ¿y si en la noche se venía a robar mis juguetes?

Me encerré y con la duda infantil en mi cabeza, tome todas mis cosas más preciadas una colección de la película Peter pan, el libro con la obra ilustrada, un peluche de campanita y una caja de recuerdos para esconderlas debajo de mi cama. Así me sentía más segura.

En seguida la puerta se abrió y zara inspeccionó la habitación

-Cepíllate los dientes y ponte el pijama, si me necesitas, estaré en el cuarto de Enora leyéndole un cuento- no alcanzo a ver cuándo escondía mis cosas, le sonreí y asentí. Ella cerró la puerta y yo me dispuse a ver televisión

¿Dormir? Seguro.

Vi una película que no entendí del todo, pero para demostrar mi rebeldía, la vi de todas formas. Se llamaba "mujer bonita", no entendía a qué se refería, ya que las personas en la televisión no paraban de besarse e insinuarse cosas. Podía ser muy independiente a mis ocho años, pero aun así había cosas que no comprendía, como el ¿por qué las personas se besaban? Era asqueroso, se llenaban de baba y gérmenes

Una vez, cuando estaba en el recreo comiendo panqueques con Eider en la escuela, vimos cómo Kaia Harper besaba a un niño un año mayor que ella. Él tenía nueve y era rubio con unos grandes ojos azules. Eider me pellizco el brazo, susurrándome que Kaia era una "traga babas", yo no pude estar más de acuerdo con ella

Cuando los protagonistas se pusieron más empalagosos y comenzó a darme asco, apagué el televisor. Todavía no tenía sueño y no sabía que más hacer

Entonces alguien golpeó mi puerta.

Era muy tarde, dudaba que fuera zara para ver si ya dormía, Enora, imposible, Ayse apenas me hablaba, mucho menos vendría a verme a mitad dela noche

Para dejar de atormentarme, abrí la puerta para saber quién era pero no había nadie. Cuando estaba a punto de cerrarla m, me percaté de que había algo en el suelo

Encima de una servilleta, había dos galletas con chispas de chocolate

Ailen me había ido a dejar las galletas a escondidas, era lo más seguro

Las tome y las envolvió con la servilleta, mire a todos lados para verificar que no había testigos y las escondieron en medio del tul de mi vestido. Sin embargo, cuando estuve a punto de volver a cerrar la puerta, detrás del florero gigante se vieron lo pelos azabache de Yannick otra vez

Estaba mal escondido, si me movía un poco hacia mi derecha, le podía ver la mitad del cuerpo

Lo mire y luego a las galletas... ¿Habría sido él?

-Nooooo-dije en voz alta y finalmente, entre a mi cuarto para comer deliciosas galletas

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