Bienvenida

Nolan

Vincent me dijo que él mismo haría todo para que ella viniera a casa, yo si embargo, debo preocuparme mucho para conseguir la firma del contrato con Pet Sont Company, una empresa la cual he perseguido desde sus inicios hace tres años y ahora fue que logré conseguir una buen oferta por el 30% de sus acciones. Este es mi trabajo y mi cabeza debe estar 100% en él, pero no puedo, cuando cierro los ojos veo su imagen y llena de nerviosismo y miedo.

No debía de temerme cuando yo le daré a ella la tranquila económica del cual nunca tuvo. 

Mire el expediente de Emma y sentí el dolor del abandono, en ella, yo lo sentía un poco con mi padre y su segunda mujer. Aunque con el tiempo mientras crecía él se apoyó muchísimo en mí, durante mis años de estudio el desprecio por esa mujer crecía.

Greta Simonn

Sus ojos azules siempre miran con odio, con desprecio. No le dije lo de Emma, sé que sería un golpe hacia la mujer,  a pesar de que mi hermana no tiene nada que ver con ella, pero para Greta, todo lo que le quite algo de la herencia de papá será un problema.

Leo el mensaje de Vincent.

“Esta noche en la cena”

No sé cómo hizo, pero la convenció y hoy, Emma comerá en su casa con su familia, los Hamilton.

Llegó temprano, aunque mucha veces no vengo a casa para no aguantar la amargura de Greta y la malcriadez de mi hermano Franck, no entiendo cómo papá lo aguantó, él hace lo que le da la gana y ella solo lo tapa. Yo solo deseo que se vaya a la universidad  para estar tranquilo, pero él no hace nada por eso.

— ¿Hoy hay algo que celebrar? — la voz de Greta llena el comedor al verme llegar y ocupar el puesto que era de papá — ya que el señor se digna en venir a cenar.

Sus ojos azules y su cabello negro, una combinacio que ninguno de sus hijos heredó, Franck es completamente rubio y Mily, es como papá.

— ¡Hermano!, que bueno verte la cara — dice Franck con sus ojos burlones y de cualquier porquería  que se esté metiendo.

— Yo no puedo decir lo mismo Franck — lo miro mientras arreglo mi camisa para no ensuciarla con la comida — Tú debería estar en alguna universidad estudiando y no seguir perdiendo el tiempo.

Curva la boca y rie.

— Necesito un descanso.

Bufo.

— ¿Un descanso? ¿Para que o qué? Si tú no haces nada — afirmó — ya llevas casi un año que te graduaste y no veo que elija universidad. La empresa de papá te necesita.

Pone cara de asco.

— Sabe que eso no es lo mío, los negocios combinan muy bien contigo. Mírate — me pongo tan serio que se mueve nervioso.

— Te lo volveré a repetir Franck, o vas a la universidad o trabajas, pero ¡no te voy a mantener más! — nos miramos por un rato.

— ¡Tu no tienes que decirle a mi hijo qué hacer! Solo eres…

— Soy el que ahora está a cargo — interrumpo a Greta — papá me dejo claro lo que debía hacer, y ustedes deberían de hacer los mismo que yo. El hombre dejo muy claro lo que debía hacer cada uno y no …

— Alguien llegó — Interrumpe Esther, mi hermana menor que entro en ese instante.

Yo me levanto y la abrazo cuando me mira sorprendida.

— Que bueno es verte, — se aprieta a mi pecho — no debe trabajar tanto y compartir más con nosotros.

Trabajo para no tener que compartir con ellos, aunque Esther es otra cosa, su hermano y su madre tienen algo de culpa por lo que no me gusta compartir en familia, pero creo que si Emma está aquí debería cambiar eso, no la dejare sola con esta arpía y su hijo.

— Buenas noches — entra Vincent al comedor — disculpen la molestia.

Yo me levanto de mi puesto y asiento cuando los veo. Ella al lado de Vincent se veía bastante pequeña, como indefensa, sus ojos fijos al suelo mirando sus deportivos rotos. Su ropa aunque distinta a la que le ví antes estaba igual de gastada.

Camino hacia ellos.

— Puedes irte Vincent, gracias por traerla — el hombre me mira y entrecierra sus ojos — mañana nos vemos — le insisto, aunque duda, se marcha.

La miro a ella y levantó su mentón, sus ojos ámbares, no me quieren ver y sonrió.

— No debes de mirar al piso cuando eres una Hamilton — ella me mira y sonrió.

Me coloco a su lado.

— Ella es Emma — los tres pares de ojos nos observan con curiosidad — Emma Hamilton, mi hermana…nuestra hermana — aclaró.

El jadeo de asombro no se dejó esperar, ella dió un paso atrás cuando los  escuchó, la tome de la mano y la aprete.

— Bienvenida — le digo.

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