Ven conmigo

Nolan

Miro la cabellera rubia sujeta por una coleta, de Vincent moverse mientras convence a la dueña de la tienda donde trabaja Emma, no sé porqué deje vencer con el de que esperar afuera, a veces son sé quién d ellos dos es el jefe.

Me quito los guantes porque aquí adentro ya hace tanto frío con afuera en la ciudad.

Ella camina hasta ellos y es cuando los tres pares de ojos me miran.

Arreglo mi corabata y empiezo a transpirar abajo el abrigo. ¿Porque carajos no me lo quite? 

Vincent camina detras de ella y le abre la puerta de cristal de la tienda para que ella salga.

Su cabello cobrizo lo tiene sujeto con algo que parece un bolígrafo, eso hace que tenga mechones sueltos todo el rostro. Camisa de flores y unos jeans sin mucho color de tanta veces que lo ha usado, sus deportivos blancos ya no lo eran tanto, hasta rotos, sin embargo yo visto con un traje azul de tres piezas hecho a la medias con una corbata a juego y un abrigo negro tipo gabardina que llega a mis rodillas. Soy ahora el dueño de la empresa que manejaba mi padre, Emporio Hamilton Co, Desde hace un año soy el más joven de los inversionistas del país, para eso estudie y para eso me crío mi padre, y ahora debo conversar a una chica de 20 años las cuales abandonaron, que debe venir conmigo y cambiar su vida, para pertenece ahora a una de las familias más prestigiosas de Canadá, los Hamilton, para eso no fui a la escuela, para eso no estudie en la mejor universidad graduándose con honores, ahora sus ojos ámbarers me miran con miedo y nerviosimo no se qué decirle.

Creo que lo mas difícil de esta situación ha sido encontrarla y ya lo hice, ahora Nolan háblale.

— Hola, sé que no me conoces pero yo soy… Nolan Hamilton tu…hermano mayor — la chica mira la mano que le tiendo y aún sus ojos muestran nerviosismo.

— No…no…no tengo ..hermanos — veo como muerde su labio y mira de reojo a Vincent que nos dió un espacio para conversar.

— Eres Emma Hamilton ¿no? — saco del bolsillo interior de mi chaqueta una foto y se la tiendo — eres ella, Emma Hamilton. Estuviste en un convento hasta los 16, luego vivistes en Montreal, hasta llegar aquí a Toronto.

Ella me mira confundida y trato de darle confianza con una media sonrisa que no me sale muy bien que digamos.

— Se que quizá no entiendas esto yo tampoco lo entendí…

— No sé quién eres y no soy quien dices — me interrumpe y da un pado atrás, mi mano la toma del brazo y la asusto.

— ¡Su…su…suelta! — dice y me doy cuenta que fui estúpido, levanto mis dos manos de manera de redincion.

— Lo siento — miro a Vincent que no nos quita los ojos de encima, el hombre niega con la cabeza avisandome que es mucho por hoy.

Pero no me quiero ir, quiero llevarla conmigo a la casa,ella no debería estar ms aquí, debe estar con su familia, los Hamilton.

— Emma, entiendo que todo esto te tome por sorpresa. Pero mi padre…nuestro padre murió — trago grueso, aún no acepto que se haya ido. Sin importar el tiempo que estuvo en cama siempre tuve la esperanza que mejoraría.— el me pidió que te buscará y que cuidara de ti.

La miro y aún nerviosa, mantiene distancia, mira había Vincent y luego a mi.

— No sé quiénes son ustedes y si esto es una broma, no me agrada. Me voy a trabajar — da media vuelta y se marcha yo quedo con la mano estirada queriendo sostenerla para que no se fuera pero no lo hice.

La voz de Vincent llega a mi, mientras la veo entrar a la tienda y simular ignorarlos. 

— No será fácil — el hombre rubio con coleta me mira, me lleva unos cuantos años y aún así el y yo hemos congeniado muy bien.

— No se que más decirle para que venga conmigo — digo cavizbajo.

— Es inteligente.

Lo miro y levanto una ceja.

— ¿Ya la analisaste tan rápido? — Vincent tiene muchas habilidades y una de ellas es estudiar a las personas.

— No tuve que hacerlo — el hombre que es mas alto que yo me mira mientras cruza sus brazos sobre su pecho — una mujer inteligente no se iría de una con dos hombres desconocidos, sin importar lo guapo que somos — sonríe de medio lado y pongo los ojos en blanco.

— Tienes razón, hay que buscar la manera de convencerla. Ella debe estar a mi lado…con su familia — me siento obligado a no dejarla. Pase mucho buscándola. Ya la encontré y no perderé la oportunidad de llevarla conmigo, haré lo que tenga que hacer para que eso suceda.

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