Esta es la familia Hamilton

Nolan

Emma se sentó a mi lado, en el mismo lugar que ocupaba yo cuando papá vivía. La mirada de Greta sobre ella no era muy agradable.

— Explícame Nolan ¿de dónde salió está … Que dices ser tu hermana? — su tono de desprecio me lo conozco tan bien. ¿Cuántas veces lo uso en mi contra?

— Es algo que papá debía explicar y no lo hizo — le digo mientras le sonrió, de que ahora me tolera menos, porque aunque no esconde su odio por mí yo tampoco lo hago. Ahora no está, el único por el cual no le decía Bruja, cuando lo era en verdad.

— Pero…— Esther duda — se parece mucho…a..

— Si, Hermanita — la miró y sonrió — los genes están ahí, no hay que ser ciegos para verlos.

La cara de Greta mientras la mira me molesta tanto. Odio esa mirada que la hace incomodar.

— Emma ¿no? — habla Frank — ¿de dónde saliste? Porque jamás escuchamos de ti.

— Eso mismo quiero saber yo — habla un poco alto, Greta — ¿qué idiotez es esta? Está muchachita ni clase tiene.

— ¿Y tú donde la compraste? — la mujer me mira con rabia y se da un trago de su bebida. Alcohol seguro, porque con papá escondía su alcoholismo, conmigo no lo hace muy bien. 

— Se nace con eso — me responde mirando a Emma quien tiene sus ojos directos en el plato.

— ¿Cuántos años tienes? — pregunta curiosa Esther.

— Veinte — dice en voz baja, mirando hacia mi hermanita. 

— Vaya mamá, esta, papá la hizo antes que yo, ni siquiera existías — se burla Franck y la mujer le da una mirada que hace que mi hermano se quede callado.

— Así es, no tiene por qué molestarte. — le digo — tampoco es tu problema de dónde vino, lo importante es que Emma es una Hamilton, y está donde debe estar,c on su familia.

La miro y ella apenas sonríe.

Sirven la comida y la tensión aún sigue. No se puede evitar cuando todos saben que significa otra persona en la familia, es menos de la herencia que dejo papá,  para los demás.

El único que mantiene su herencia intacta soy yo, porque la de mamá solo es mía, pero la de Theodore Hamilton si hay que repartirla, y aunque Greta vivió muchos años con él, jamás se casó con ella, sin embargo, ella tiene su parte.

Todos los que estamos sentados en la mesa solamente estamos por el dinero, de alguna y otra manera es así. Unos porque la trabajamos y otros porque solamente la necesitan para lujos y malgastarla, mientras que Emma que es evidente que le hacía falta.

El dinero es el principal motivo de esta familia, ¿por qué creen que Greta está aquí? Su familia la desheredo porque papá la embarazo y nunca quiso casarse, aún así, ella fue conocida por ser una Hamilton, y nadie puede arrebatarle eso. Cuando mi padre, fundó su empresa y esta subió cómo espuma, sin el apoyo de nadie; Theodore Hamilton demostró que era un gran hombre de negocio, era arriesgado y tenía un olfato para invertir, un genio. Su familia y su negocio lo eran todo, solo le faltaba ella, y no sé la razón por la cual la abandonó. Nunca me lo dijo, y por lo que sé,  la mamá de Emma murió y tampoco ella sabrá saber que paso.

Era un secreto que nunca sabremos, porque los único que conocían de eso ya estaban muertos; sin embargo, yo hice muchas averiguaciones que me llevaron hasta esa chica de ojos ámbar y cabello cobrizo que trabaja en una tienda arreglando prendas de vestir. Se hacía pasar por Alice Cordr, pero era Emma Hamilton, no había dudas.

— Cuando terminemos la cena, iremos por tus cosas — le digo y me mira sorprendida, no me mantiene la mirada y eso me da curiosidad, a mi me gustan sus ojos.

— ¿Podemos hablar? — me pregunta en voz baja — ¿tú y yo?

— ¿Trajiste tus cosas? — ella niega y me mira confundida

— Pensé que solo…bueno él me dijo, que…

— ¿Vicent no te dijo? Pero desde hoy te quedarás aquí — le digo algo alto para que el resto escuche — esta también es tu casa, Emma.

— ¿Qué? ¡¿estás loco?! — las palabras de Greta me hicieron verla, mientras levanto mi ceja.

— ¿Tienes alguna queja? ¿Te recuerdo de quien es la casa? — la reto

— Es una desconocida, como se te ocurre dejarla aquí! — se queja

— Emma ya no será una desconocida, vivirá dentro de esta casa como lo que es, una Hamilton. Si no te gusta, creo que eres la única que no tiene nuestro apellido, o ¿si? 

— ¡No seas atrevido Nolan! — la mujer se levanta y tira todo en la mesa — si tu padre estuviera…

— ¡Pero ya no está! Y no voy a soportar más tu actitud — digo en voz alta también — ocúpate de tu hijo inútil, o terminarán los dos en la calle.

La mujer me mira y luego ve hacia Emma.

— Ni se te ocurra, si le dices algo más a ella con esa lengua venenosa, no me quedare callado.

La mujer resopla y se marcha.

Franck me mira también furioso, sabe que puedo quitarle los privilegios, papa lo dejo claro, o hacía lo que decía la herencia o no tenía nada.

— Termina de comer y nos vamos — le digo a Emma, quien junto con Esther quedaron inmóviles luego de la discusión.

— No comeré más — me dice

— ¡Vámonos! — le digo y ella sigue mis pasos.

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