03

Mañana tengo la cita con el ginecólogo.

No puedo evitar estar nerviosa, y paso todo el tiempo en el trabajo con la mente en las nubes.

Noto como Daniel me mira raro, pero por fortuna no me pregunta nada.

Estoy tan nerviosa que siento que le confesaría a cualquiera mi estado, solo para tener a alguien con quien hablar del tema.

Pienso en lo que haré cuando empiece a hacerse evidente.

Tendré que pedir la baja por maternidad. Odio la idea, pero es lo más práctico.

Por fortuna no he recibido más llamadas amenazantes de la loca de Rebecca. O "Rebe", como la llamó Micaela. Me contengo una risa ante el apodo y me pregunto si es así como la llama Alberto.

Es una mañana lenta, comparada con el día anterior. Sólo tomar notas y escuchar.

Al terminar mi turno como una hamburguesa con queso y patatas en la cafetería del hospital.

Estoy sentada sola, pues admito que no me relaciono mucho con mis compañeros, aparte de Daniel y, a veces, Mónica.

Como con ansia, pues tengo un apetito voraz. Es un gusto luego de la ensalada de ayer, y recuerdo que es lo único que he comido hasta ahora.

Decido que me cuidaré de no saltarme ninguna comida, y, satisfecha, termino mi hamburguesa con patatas.

Siento el impulso de llamar a Micaela para confesarle lo de mi embarazo,pero sacudo la cabeza. Eso solo serviría para que insistiera más en la idea de que regrese con su hijo.

Pero no sé qué hacer.

Mentira, si lo sé.

Quiero contárselo a alguien, quien sea, para no pasar por esto sola.

En ese momento veo que Daniel entra a la cafetería, y me lo tomo como una señal.

Le saludo con alegría desde mi mesa y él, aunque sorprendido, me lo devuelve.

Coge su bandeja con un sándwich vegetal y un paquete de galletas y se sienta frente a mí.

—¿Estás bien Liv? — pregunta con preocupación.

—¿Puedo hablar contigo luego? — le pido. Daniel asiente. — Perfecto, te espero en el parking. ¡Qué aproveche!

Me levanto con rapidez, pues necesito ir con urgencia al baño para orinar.

Parece que pasa una eternidad hasta que Daniel llega.

Sonrío al verle.

—Hola Dani.

—Liv— me saluda metiéndose las manos en los bolsillos de la bata—.

¿Qué ocurre? Esto es raro.

—Lo sé, pero confío en ti, y necesito decírselo a alguien, porque estoy tan nerviosa que siento que voy a explotar.

—¿Qué pasa? — pregunta mirándome con cautela.

Aspiro aire y miro a mi alrededor para asegurarme de que no hay nadie más.

Aún así, mi voz es un susurro cuando le doy la noticia.

—Estoy embarazada.

Observo como sus ojos se abren cómicamente y no puedo evitar soltar una risa.

—¡Joder Liv! Por un momento me lo he creído— dice él cuando me ve riéndome.

Sacudo la cabeza.

—No, no. Perdona, es que ha sido muy graciosa tu reacción. Pero es verdad. Estoy embarazada.

Se toca el cabello, un tic nervioso que le he notado hacer a menudo.

—¿Es de Alberto? — me pregunta.

Me muerdo los labios.

—No lo sé — le confieso—. Las fechas concuerdan, pero también existe otra posibilidad.

Entonces le cuento lo que hice esa noche con aquel desconocido. Mi cuerpo aún tiembla al recordarlo.

—Joder, Liv. ¿No pensaste en las consecuencias cuando decidiste acostarte con un extraño?

—No pensé en general. — admito— Estaba borracha.

—Tienes que ir al ginecólogo seguro. Y hacerte todos los tipos de pruebas que haya. Quién sabe si ese hombre podría portar alguna enfermedad contagiosa como el Sida.

Resoplé, y carraspeé ante su mirada fija.

—No me juzgues— dije molesta—. Vamos, seguro que antes de Emily has tenido rollos de una noche.

Se sonroja, y sé que he acertado.

—¿Vendrás conmigo mañana al ginecólogo? — le pregunté implorándole—. Por favor. Me da vergüenza ir sola.

Daniel parecía que quería decir que no, pero al final, para mí alivio, asintió.

Casi choco las palmas de alegría.

—Sí, por supuesto que te acompañaré. A ver como se lo digo a Emily.

—¡Gracias Dani! Eres maravilloso — y diciendo esto le planto un beso en la mejilla.

Veo como se sonroja, y suelto otra risa mientras me alejo hacia mi coche.

—¡Mañana a las seis de la tarde! Te recogeré aquí. ¡Gracias!

Corro hacia mi vehículo y me monto en él. Ya no veo a Daniel, y suelto una risa de alivio.

No tendré que soportar esto sola. Tengo un amigo con quien contar.

Arranco el coche y salgo del parking, y conduzco sin prisas hacia mi piso.

Enciendo mientras la radio y pongo música country, algo que jamás admitiré que me gusta ante nadie.

Es al doblar la segunda rotonda cuando me doy cuenta.

Me están siguiendo.

El corazón se me acelera, y agarro el volante con fuerza.

Es un coche plateado, no distingo la marca— admito que los coches no son mi especialidad — ni tampoco consigo ver nada de quién lo conduce.

Pero sé que me sigue.

Acelero y observo como el coche desconocido acelera también. Entonces me embiste.

Me sacudo con fuerza, mi frente chocando con el volante.

Me parece extraño que nadie se detenga para auxiliarme, pero no me paro a pensarlo, solo conduzco más deprisa, deseando llegar a casa.

El coche me embiste un par de veces más en el trayecto, pero por fortuna sigue su camino cuando giro para meter mi coche en el parking de mi bloque de edificios, que rara vez uso.

Salgo con el corazón a mil por hora y sudorosa.

¿Qué diablos acaba de pasar? ¿En serio alguien ha intentado matarme?

Me toco la barriga y, tras secarme las lágrimas que no sabía que tenía, cogo mi mochila y me dirijo hacia mi piso, decidida a no salir de casa por el resto del día.

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Comments

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Rebe te atacó o los mando para que te hagan daño cuídate

2023-09-08

1

Nereida Rojas

Nereida Rojas

😡😈😈😈😈

2023-04-01

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Vicky Galarreta V

Vicky Galarreta V

😠😠😠😠

2023-01-31

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