Capitulo 1 Frente en alto no rendirse

Después de ése juicio que acabo con todos mis sueños, con la ilusiones que tenía de ser una de las mejores doctoras de este país estoy en este infierno dónde cada quien vela por cada uno, no les importa los demás solo ellos, aquí si no te defiendes te comen viva, solo tengo dos semanas aquí y ya porque me ven más pequeña, débil y sola me han hecho la vida de cuadritos, no me dejan comer bien, me golpean o dicen que soy la peor escoria del mundo por inundar mi prepa con drogas, que de seguro se lo vendía a mis compañeros.

Hoy ya estoy cansada de tantos maltratos y no me deje de la presa que siempre comienza a molestarme, pero como siempre anda junto con otras, no me pude defender de mucho y me arrojaron al piso y comenzaron a darme patadas, y intentaba protegerme el rostro pero eran muchas.

Cuando ya me sentía vencida por el dolor, alcance a escuchar a una de ellas que me iban a desfigurar el rostro para que me viera como lo que de verdad era un monstruos, y dejara ese dulce y bonito rostro de un ángel que no rompía un plato, con mis últimas fuerzas intenté defenderme, me levante como pude, corrí lo mas rápido que pude para buscar ayuda de las guardias, pero ellas siempre se hacen las sordas ante las suplicas de las reclusas, es más se divierten cuando se hacen daño las unas a las otras, para ellas somos peor que escoria, no merecemos la vida, no importa cuánto grite no me ayudaron, cuando ya me sentía vencida, por qué las otras me tenían agarrada por los brazos, pasó algo increíble, dos reclusas se presentaron con palo de escobas y la comenzaron a enfrentar y formaron un escándalo pidiendo a la directora, así que a las guardias les tocó intervenir y calmar los ánimos.

Reclusa 1: te encuentras bien muñequita de pastel?

Lucia: yo no soy ninguna muñequita de pastel y si me encuentro bien.

Reclusa 1: ok, ok pero no te enojes muñe...... Perdón.........

Lucia: Lucia Suárez.

Reclusa 1: Helena Días - extendiendo le la mano- y está con cara de mensa es Roxana Pérez.

Lucia: un gusto helena y Roxana- estrechando las manos- gracias por ayudarme.

Roxana: de nada Lucia - mirándole la cara- pero por Dios niña mírate la cara, si son unas bestias esas estúpidas.

Helena: ha quedar decir descerebradas.

Lucia: -se ríe- si porque dudo que tengan algo más en esa cabeza que piojos- rien las tres-.

Roxana: oye te vez aún muy niña ¿Por qué estás aquí?

Lucia: no lo has escuchado soy una miserable propagadora de la peor mierda de este mundo.

Helena: tu tienes cara de todo menos de culpable o una miserable.

Lucia: ojalá eso hubiera creído el juez, pero lo único que pensó fue en sentar un presente conmigo usando me de ejemplo- las mira - y usted por qué están aqui.

Helena: robó, robe por hambre nunca tuve padres o familia que velaran por mi.

Lucia: y tú, porque?

Roxana: por mensa- todas se rien- agresión y intento de homicidio supuestamente, mi prometido me engaño con mi mejor amiga, y yo la agarre por los pelo,la rasguñe y los muy miserable llamaron a la policía por qué los había supuestamente amenazado con un cuchillo.

Helena: como vez mi querida Lucia aquí hay mas inocentes que culpables, lo único que hay que hacer aquí es levantar la cabeza y no huir a ningún problema- la mira a los ojo- esto es como la ley de la selva sobrevive el más fuerte.

Así fueron pasando los meses y la amistad de Helena, Roxana y Lucia se hacía cada vez más fuerte, se cuidaban las unas con las otras , más de una vez las metieron al calabozo por qué no se dejaban de ninguna, así esa amistad fue creciendo mucho más haciéndose así una hermandad dónde eran una para todas.

Así Lucia aprendió otra lesión en la vida, que muchas veces en las peores circunstancias es que uno conoce a las personas más leales para uno, que la familia no siempre viene de la sangre.

Por otro lado su tía no paraba de tocar puertas de suplicar ante cualquiera que pudiera escucharla para que la ayudará por qué ella estaba segura que con su niña se había cometido un injusticia infame. Por meses intento contarse con un famoso fiscal que abogaba por los presos que estaba injustamente en la cárcel pero no pudo contactarse con el.

Tres años después, por fin pudo concertar una cita con el fiscal, cuando ya estaba preparada para entrevistarse con el, en las puertas de la oficina sufrió otra crisis por la emoción, su corazón cada minuto más perdía fuerzas, no pudo verse con el y el fiscal se fue por cinco largos meses. Movida por su voluntad después de esos largos meses tomo todas sus fuerzas aunque en eso se le fuera la vida y se plantó desde muy temprano en la oficina del fiscal hasta que la atendiera, el fiscal al ver la perseverancia de la mujer pidió que la pasarán inmediatamente, cuando la mujer estuvo frente a él le contó todo su tormento estos años con su sobrina y el hecho de no querer morir viéndola presa como una ave en una jaula sin poder volar. El fiscal indignado por semejante injusticia pidió que de inmediato se pidiera entrevistarse con los referentes al caso de Lucia y con ella lo más pronto posible.

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