Dafne estaba postrada en cama, hirviendo en fiebre con sólo una semana y media de vida. Y al parecer, el que sería su salvador, estaba al borde del colapso también.
Alexander llevaba medio día caminando con una mordedura de serpiente. El veneno le hacía sentir el doble de calor y caminar le era insoportable.
El veneno de una serpiente puede matar a personas en horas incluso minutos, pero él logró aguantar más, aunque se quedaba sin fuerzas.
—Creo que... Que ya no puedo más...—intentaba caminar pero le era imposible.
Cayendo al suelo de rodillas sabía que este era su fin. Miro el amplio desierto y el calor lo cubría todo.
Sin poder moverse más cayo al suelo —Daf... —susurró sin poder hacer más, a lo lejos aún con el calor podia ver una silueta caminar hacia él, pero ¿quién estaría en el desierto aparte de él? Era sólo una ilusión más, o al menos eso pensó antes de caer inconsistente.
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Alexander abrió los ojos, se encontraba en un jardín, lleno de rosas blancas, el sol estaba por ocultarse y a lo lejos miro a su madre parada viendo el sol caer.
—¿Qué...—corriendo hacía ella, la alcanzó. —Madre...
Ella le miro y sonrió —Alexa...—su cara palideció, sus ojos estaban brillosos tratando de contener las lágrimas.
—Ma... —susurró Alexander
Detrás de ella, Dafne se encontraba con una armadura roja y tenía su espada atravesando el vientre de su madre.
—¡Madre! —gritó Alexander pero no pudo moverse
Su madre cayo al suelo escupiendo sangre.
—¿No es hermoso? —preguntó Dafne —La reina del Norte tendrá el honor de teñir las rosas... —sonrió maliciosamente —Jajajaja
Alexander con horror vio a su madre morir.
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Despertando de golpe Alexander había tenido una pesadilla. —¿Dónde...
—No es bueno que te sobre-esfuerces, el veneno aún no ha sido eliminado del todo.
Exaltado miro por todas partes y vio que estaba en una cueva. Y a un costado de ella, un joven estaba sentado frente a una fogata.
—¿Dónde... quién... —Alexander no sabía que decir.
El joven sonrió —Estás en una cueva, eso es obvio —levantándose le entregó un tazón de barro en el cual contenía una bebida.—Bebela toda, es una infusión de hierbas...
Alexander miro el tazón con desagrado, tenía un color verde vómito y su sabor era similar. Tosió luego de beberla toda sin rechistar...
—Vaya, vaya... Un principe sin gusto por lo natural.
Alexander lo miro asombrado —¿Sabe...
—¿Quién eres? ¡Por supuesto! Algo me dice que todo el mundo sabe...
Eso ni Alexander se lo discutía. —Gracias... Por salvarme...
—Eso no es nada —el joven movio su mano despreocupadamente —Es mi trabajo...
—¿A quién debo agradecer? —preguntó Alexander
El joven sonrió —Puede decirme Petros.
Alexander asombrado miro al joven, era de al menos 3 años menor que él.
—¿Tú... Tú eres Petros? —balbuceo
El joven lo miro —¿A qué viene tanto asombro? ¿No eras tú, él que me buscaba?
Alexander no lo creía —E-es que... —tosio —Lo siento, es increíble...
—Aún no te acostumbras a lo increíble... — el joven lo miro —Aunque ya era hora que vinieras...
—¿Eh?
—¿A qué vino? —le preguntó Petros
Alexander contestó —A que me ayude a salvar a mi pro... —se calló, ¿era Dafne su prometida? Apretando los puños se auto corrigió —A salvar a mi enemiga...
—Bien has dicho, tu enemiga... No tu prometida.
¿Cómo supo eso? -pensó.
—...Claro —continuó Petros —Enemiga sólo por ahora...
—¿Eh?
—Te he estado esperando —el joven se levantó —Sigueme...
Alexander con precaución, siguio al joven hasta lo más oculto de la cueva. Se adentraron en ella y después de caminar unos metros, llegaron a un lago cristalino.
—Asombroso...
—¿Hermoso no? Este lago es conocido como un lago sanador.
Alexander lo miro bien —Entonces... ¿Puede curar cualquier cosa?
Petros lo miró y negó —No todo, las maldiciones no están incluidas, en cambio enfermedades por que no... —se encogió de hombros mientras miraba el lago
Alexander asintió —Entonces sabes porqué estoy aquí...
—Así es... Lamentablemente, no puedo darle lo que desea.
Alexander lo miro asombrado —¿Por qué no?
Petros negó —Porque lo que la señorita Dafne tiene... Es una maldición.
—No... Eso es imposible... —recordó a su madre —Mi madre...
—La reina Shelia era una mujer con grandes principios, incluso cuando le dije que su "enfermedad" no era curable, ella sólo sonrió.
—Espera... ¿Conociste a mi... —Alexander estaba tan impactado que no termino la frase.
—Así es... —asintió el joven —Conoces la leyenda ¿no?
—Te irás apagando poco a poco, como una vela, sólo hasta que viajes al desierto Somera y encuentres al vidente Petros, sólo los más valientes han ido en busca de él, y sólo los puros de corazón lo han visto, pero sólo el de más grande nobleza ha podido lograr su objetivo. —asintió —Kai me dijo que era una enfermedad...
Petros negó —Él no sabe, pero lo que Dafne tiene es una maldición.
—¿Entonces... qué ha hecho mi madre para merecer una maldición cómo esta?
—No hay maldición que por mal no venga... Su madre tanto como Dafne, fueron maldecidas de nacimiento.
—¿Nacimiento?
Petros asintió. —Pensé que su madre le diría, mmm... —miro el lago —Al parecer tengo que hacerlo yo... bien, siéntese y póngase cómodo... Verá una historia triste y algo sangrienta...
Petros tomó un bastón de madera y movio el agua con el, ésta, formando un remolino tomó un color morado y al dejar de moverlo uno verde que mostró a través de el, a una mujer.
—¿Quién es? —preguntó Alexander
—Ésta mujer... Es la madre de Dafne.
Alexander miro a Petros y luego al lago. —Su madre...—susurró
—Lo que le contó Kai es cierto en parte, pero él no estuvo con ella siempre como para saberlo todo.
—¿Y tú si? —le miró
Petros negó —Yo no... La historia y el tiempo si... Lo que verá majestad, es la verdadera historia de la guerra de plomo e incluso una antes de dicha guerra, sin punto de vista de alguien o alteraciones, sólo la verdad. Claro, esto le llevará tiempo, ¿está de acuerdo conmigo?
—¿De qué me servirá esto?
—De mucho. Entenderá a Dafne, la causa de su maldición, e incluso la muerte de su madre.
Alexander observó bien a Petros y luego miró el agua... Quería respuestas, y si ese era el método... —De acuerdo.
—Bien... La historia suele ser quisquillosa, así que si lo considera sólo le mostrará lo esencial... Así que póngase cómodo.
...[...]...
Dominick que miraba a Kai mientras estaban con Dafne, suspiró —Cuídala, cualquier cosa me avisas...
—¿A dónde vas? —le preguntó
—Voy a terminar unos asuntos y vuelvo para verla... —por mucho que lo intentase, estar en su presencia ahora, le era un poco incómodo.
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Comments
T.N
Parece que Petros lo encontró a él
2025-02-09
0
T.N
¡Ya quiero saber que paso!
2025-02-09
0
norma fernandez
que intriga ahora se complico la historia...muy bien no esperaba menos gracias autora!!!
2023-08-06
2