Magia Al Anochecer
Bailaba con su traje platinado, esparcía pequeños brillitos sobre el suelo que resplandecían con la luz de la luna. Hacía girar pequeños aros en su cuerpo y los juntaba, hacía uno y luego se dividían en cinco, se movían por todo su cuerpo. Los niños aplaudían, ella sonreía. Veía a lo lejos a los padres y un montón de gente elegante sobre un larguísimo pasillo, que daba a una gigante mansión color blanco; conversaban en voz baja sosteniendo un trago, algunos iban y venían de la mansión.
-Eres muy bonita- le decía una niña pequeña de no más de cinco años.
Nikki le esbozaba una sonrisa, y acercándose detrás de su oreja, le hacía aparecer una pequeña flor.
Sentía muchos aplausos de pequeñas manitos.
...-¡Guau que genial es!-...
Ya estaba por terminar su show, llevaba más de una hora bailando y entreteniendo a los hijos de toda la gama corporativa mexicana. Ella era Rusa, nacida en Moscú, pero a los siete años se fue con Edward a México. No quería estar allí junto a toda esa manga de ineptos coludidores, pero Edward, se lo había pedido como un favor; también era su asistente y ahora iba viajando a Rusia, le había dicho que tenía asuntos importantes que tratar y ahí estaba ella, en la mansión de la familia Mercado; entreteniendo a esos pequeños que heredarían Holdings completos y no tenían idea.
Estaba sola sin el apoyo de su amado asistente, mientras jugaba con monedas de plata entre sus dedos, las hacía girar, aparecer y desaparecer, pensaba en todo lo que quedaba por ordenar, ya que se había traído sola un baúl lleno de chucherías.
El show final se acercaba, cubría con una seda azul brillante un amplio espacio del escenario y hacía aparecer un hermoso unicornio. Ella acariciaba al animal y le montaba, finalmente se retiraba ante los asombrados niños que gritaban eufóricos aquel último show.
...-Nikki la maga! Es fenomenal!-...
...-¡Nikki quiero ser como tú cuando grande!-...
...-¡¡¡¡Es un unicornio!!!!-...
Seguía escuchando los aplausos de los niños ya tras el escenario.
-¡Esa fue, Nikki la maga! Un fuerte aplauso!- decía el animador.
Al fin todo había terminado, suspiró, miró a su alrededor y vio en el suelo un sin fin de accesorios, comenzó a ordenarlos en el gran baúl que había traído. Los niños se habían dispersado por la gran mansión y se encontraba sola en el lugar.
De pronto desde el gran pasillo pudo ver a un hombre tremendamente atractivo que vestía traje, estaba hablando aparentemente solo.
-No, no quiero, ¿Cómo le digo que no? - el chico caminaba en círculos, nervioso - ni siquiera me interesa...-
El sonido de su celular le interfirió. Era un número desconocido.
-¿Mande?-
-Señorita Nikki, hablo en representación de la familia Mercado, si pudiera ingresar a la mansión para que le entreguen sus honorarios, además el señor Mercado, quiere felicitarla por su espectáculo-
-Bien, voy de inmediato-
Pasó caminando entre cientos de personas elegantes, con su traje y pintura platinada, adoraba hacer shows, pero no para la gente de alta alcurnia. Sentía que le miraban por el hombro, bebían, fingían no tener nada que ver con ella.
-gracias por entretener a mi hija- dijo un hombre.
-No hay de qué- dijo ella a medida en la que caminaba.
Un mesero se acercó y le ofreció canapés, sacó tres distintos y mientras los probaba volvió a ver a aquel muchacho de traje de hace un momento. Conversaba con una chica de cabello negro y melena. Una melena perfectamente lisa y bien cuidada.
-Claudia, no es el momento- le dijo.
-León, lo anunciará tu padre, no seas así-ella le arreglaba la corbata y le hacía un pequeño cariño en la barba.- además nuestras familias esperan el consorcio Santander-Mercado, - hizo una pausa y se distrajo con una muchacha que estaba a su lado- ¡Rosita! ¡Ven retoca mi maquillaje!-
El chico se escabulló entre la gente y se cruzó frente a Nikki.
-... Que linda...- dijo en voz baja, aparentemente impresionado, la siguió con la mirada, era elegante y liviana para caminar, le gustaba su traje, como brillaba, parecía una pequeña estrella danzante. Le siguió, tomó una copa de champagne de las que llevaba el mesero y bebió un poco, ella comía con lentitud y buscaba algo con la mirada.
-Señorita Nikki- vio como se le acercaba Matilda, la representante legal de la familia- Tenga, estos son sus honorarios-le entregaba un sobre blanco-por favor, quédese por aquí, el señor Mercado dará un aviso en breve y junto con ello le dedicará unas palabras-
-bien- dijo suspirando y a la vez que sostenía el sobre en sus manos, buscó un pequeño espacio cerca de un ventanal para esconderse entre la gente.
León vio pasar a un camarero y tomó ágilmente otra copa de champagne y se la llevó.
-Me encantaría hacer un brindis contigo- le dijo.
Ella alzó la mirada para verle, nunca había visto unos ojos más lindos-... ¿Tienes los ojos grises?- le preguntó.
A él le cautivaron sus hermosos ojos azules y sus rasgos rusos. Ella le miraba fijamente, impresionada como una niña pequeña. Al mismo tiempo que le recibía el trago.
-Se me destiñeron con la piscina- bromeó.
- ¿En verdad?- le dijo sorprendida.
León se largó a reír- sí- le decía entre risas- debes cuidar ese hermoso tono azul de los tuyos-
-No voy a una piscina hace años- dijo mientras se movía un mechón de pelo tras el oído.
-... Así que tú eres Nikki...-
-sí, ¿y tú quien eres?- bebió un sorbo de champagne.
-Soy...- el ruido del altavoz les interrumpió.
...El señor Mercado hará un aviso importante, por favor vayan a las mesas asignadas por apellido. ...
Él no dejaba de sonreírle, de pronto un chico le tomó por el hombro -León ven, deja de payasear Claudia te está buscando- le empezó a jalar, pero él no quería irse de ahí.
Nikki se pudo dar cuenta que su rostro se volvió triste apenas escuchó aquel nombre. -Discúlpame... encantado de conocerla señorita Nikki, espero que disfrute la cena-
-¿Cena?- pensó, ella no estaba invitada a esas cosas, le hizo un gesto con su copa y vio como aquel muchacho tan atractivo era llevado casi a rastras.-Es muy guapo- dijo, mientras le miraba de lejos.
La invitaron a sentarse en una mesa redonda con gente desconocida, vio frente a su plato una hermosa ensalada con carpaccio de salmón y alcaparras. No era mala idea cenar gratis. Le sirvieron vino en una hermosa copa.
...-Atención el señor Mercado quiere decir unas palabras ante todos, su atención por favor -...
La gente del lugar guardó silencio y vio como a lo lejos se puso de pie un hombre canoso de unos 60 y tantos, muy bien vestido, con un semblante impecable, tomaba el micrófono con elegancia.
-Queridísimos amigos y contribuyentes, me honra su presencia para anunciarles el compromiso de mi hijo León Mercado con Claudia Santander, hija de mi compadre y socio mayoritario Ricardo Santander. Estamos muy felices de esta unión que traerá históricos beneficios a nuestro Holding.-
Todos los rostros se posaron en los miembros de la mesa donde estaba aquel hombre, la muchacha de la perfecta melena y el hermoso chico que le acababa de saludar; se ponían de pie a dar un pequeño saludo.
-Es una lástima que se vaya a casar...- decía Nikki, mientras se tomaba su vino de golpe. Todos aplaudían.
-... Y antes de proceder a finalizar esta intromisión, me gustaría agradecer a la señorita Nikki Zokolova, quien debutó hoy en el show de magia-
-Espléndido espectáculo- dijeron por ahí.
Extendió su copa hacia la mesa donde estaba la muchacha y sintió como todos miraban hacia ella.
...-Salud-...
Nikki fingió una sonrisa, sintió los aplausos y quiso que pronto terminase aquella farsa.
-Y dicho esto, espero que disfruten la cena-
Se dispuso a comer, alcanzó a ver como aquel hombre hermoso que estaba en la mesa del señor Mercado, le miraba en todo momento. Se puso algo coqueta con el vino -en verdad es una lástima que se vaya a casar- suspiró.
Ya después de cenar se escabulló entre la gente excusándose que iba al baño y algo mareada regresó a ordenar sus cosas, cuando tenía listo su gran baúl, comenzó a tirar de él para sacarlo del gran patio, hizo una pequeña pausa en el escalón del pasillo.
-¿Por qué nadie está ayudándote?- vio como León Mercado tomaba el baúl y lo levantaba con mucho esfuerzo -Cielos, esto sí que pesa ¿Qué llevas acá?-
-es un secreto- le dijo, mientras le miraba detenidamente.
-¿Te estás llevando el caballo...?-
-¡¡Claro que no!!- se sonrojó
Él se volvió a reír -¿quién pasará por ti?-
-Nadie-
-¿Tu novio?-
-No, no tengo...-
-¿Cómo te irás entonces?-
-Es simple, así como llegué, me iré- le sonrió y tomó el baúl, le puso sus rueditas y comenzó a caminar.
-aguarda...- le jaló del brazo con suavidad. -Yo lo llevaré, no está bien que hagas tanta fuerza-
Ambos salieron de la mansión.
-...si quieres te puedo llevar en mi auto- le dijo, al fijarse que eran cerca de la 1 de la madrugada y no pasaban taxis.
-No te preocupes, además eres un hombre comprometido...no deberías estar a solas con una chica-
-... Lo dices como si fuera un psicópata o algo...-
-esperaré un taxi, gracias-
-... solo quería buscar un motivo para salir de aquí... - le dijo con tristeza.
Ella le miró un momento, le parecía tan guapo que le daban ganas de hacerle alguna caricia para animarlo.
-¡León!-
Escuchó la voz de una mujer, ambos voltearon y pudieron advertir que Claudia Santander aparecía en la entrada de la residencia.
-¿Qué haces aquí?- le dijo mientras miraba despectivamente a la joven maga.
-La acompaño mientras espera un taxi...-
-pff... dile a un mesero que lo haga por tí, la gente está preguntando dónde andas-
-ya iré...-
-bien, vuelve pronto, le pediré a un mesero que venga en tu lugar-
-NO- dijo firme y molesto - yo me haré cargo-
-Ay, como gustes osea...- la chica se dio media vuelta y se perdió de la vista de ambos.
-...es tu novia, no deberías...- él tomó el gran baúl y lo llevó en los hombros. -ven, sígueme-
Lo llevó hasta un BMW blanco -sube, te llevaré a tu casa, si te ocurre algo no me lo podría perdonar-
-gracias...-
La luna aún brillaba en el cielo, estaba a punto de esconderse en el horizonte. El vestido de Nikki resplandecía y su largo cabello rubio se agitaba al viento, la noche era cálida.
-Nunca me había subido a un auto sin techo-
-¿Te gusta?-
-es raro... debes tener muchos autos-
-solo tengo este-
-¿y cuándo llueve?-
El muchacho apretó un botón y en un semáforo se quedó viendo como la muchacha se sorprendía al ver el techo aparecer desde atrás.
-Eres muy tierna- le dijo y retomó la conducción.
Ella le miraba fijo, lo encontraba tan guapo que le llegaba a molestar que estuviese comprometido -¿Qué se siente ser millonario?- quiso saber.
-Mañana...-
-¿Mañana?- le miró sin entender
-Mañana te invito a desayunar y te explicaré lo que se siente ser millonario-
-No, no... estás comprom...- él la calló con un dedo sobre su boca.
-Llegamos- se bajó y la ayudó a bajar, tomó el gran baúl y se lo entregó. -¿vives en un hotel?-
-es un apart hotel, es de un amigo de Edward-
-¿Quién es Edward?-
-Mi mánager, asistente y mayordomo- sonrió
-Nikki...- le dijo con tristeza- desayuna conmigo mañana, quiero seguir hablando contigo...-
-No debería... tú...-
-seamos amigos... ¿Podemos ser amigos?-
-sí...- dijo mirándole algo insegura.
-debo irme... pero te contactaré mañana- se volvió a subir al auto y desde arriba le dijo -¡alimenta a ese caballo cuando llegues!-
Nikki se sonrió -El caballo quedó en la mansión, no me calumnies!-
-yo lo alimentaré por tí-
se alejó y ella entró al elegante edificio.
¿Si no le di mi número, cómo me contactará?- se preguntaba, una vez estaba acostada lista para dormir.
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