CAPITULO 4

   María me consoló por un rato más hasta por fin me calme o intente tranquilizar a María para que me dejara sola tenía que pensar  y asimilar que es lo que me estaba pasando, cuando por fin convencí a mi nana que estaba bien ella me dejo sola.

   Ya estaba más calmada recorrí mi habitación, mi escritorio que nunca utilizaba ya que nunca fui muy apagada a la escuela  mis muebles, abrí mi closet y sonreí al ver mi ropa juvenil, estaba confundida, nada tenía sentido en ese momento para mí, tome un vestido rosa que nunca me gusto era muy infantil pero así me vestía mi madre de pequeña, al pensar en mi madre tome su retrato, la observe por unos minutos y sentí alegría, dolor, confusión, desesperación e ira, mucha ira, esto es una visión de mi futuro o tal vez si lo viví y me están dando la oportunidad de cambiar mi destino, ¿eres tu mama?, ¿tú quieres que yo vengue tu muerte?.

    Si tan solo alguien pudiera ayudarme a entender esto porque mi cabeza no puede con más,  pero una niña de 14 años que puede hacer para cambiar y castigar a todos aquellos que nos han hecho tanto mal.

Madre se quién es tu asesino pero ¿cómo probarlo?, sé que debo de ser fuerte para vengarme pero ¿cuándo podé hacer eso?.

  Por lo recordaba mi padre convenció a mi madre para firmar un convenio para que no pueda disponer de mi 15 por ciento de la compañía hasta que cumpla 25 años, como mi madre estaba muy enferma le había otorgado un poder absoluto a mi padre sobre su parte de la herencia que era del 35 por ciento y eso lo convertía en el socio mayoritario de la compañía.

¿Cómo podré empezar mi venganza? sin dinero y  sin poder,  soy una mujer de veinticuatro años atrapada en un cuerpo de una niña de 14 años.

Económicamente dependo de mi padre, y no tengo voz ni voto en esta familia ni lo tendré hasta los 25 años ¿acaso podre esperar tanto?.

Como si de una antorcha se tratara mi ira me invadió de nuevo, podía escuchar mi corazón latir tan deprisa y  sentía que mi cara me ardía de rabia y desesperación, me observe en el espejo y me odie a mí misma por ser tan inútil, la vida me estaba dando la oportunidad de vengarme y yo soy tan estúpida que no sabía cómo hacerlo.

Golpee mi mano sobre el espejo y  fragmentos  de él volaron por mi recamara observe mi puño ensangrentado sin dolor y comprendí que la rabia y desesperación no podían apoderarse de mí nunca más.

  Si soy una niña pero se cosas, debo de ser paciente como dicen “la venganza es un plato que se come frio”.

   Me senté contemplando como la sangre rodaba por mi brazo después de un rato me levante y corrí al baño a lavarme  y tratar de tranquilizarme, ya no soy una niña debo de madurar y tener paciencia,  después de limpiarme observe que solo era una raspón  insignificante me cure y casi no había marca alguna salí del baño y observe el vestido tendido en la cama y me dispuse a cambiarme, recorrí mi cuarto buscando respuestas, hasta toparme con mi escritorio donde había un libro abierto, y pensé tal vez ya sea hora de tomar la escuela en serio y no solo ir porque le prometí al abuelo terminar una carrera.

Es lo único que podía hacer a esa edad, tengo que ser paciente y tranquilizarme no me sirve de nada conocer mi futuro  si no puedo cambiarlo.

Me senté y comencé hacer mis tareas escolares ese sería mi primer paso, debería pensar muy bien como planear mi venganza pero una cosa tenía en mente no podía ser con ira tenía que ser con inteligencia.

Mi nana pronto me llevo el desayuno me pregunto por el espejo roto y le indique que me senté en la cama en un brinco  y no  coloque mi calzado adecuadamente y voló estrellándose en  el espejo no sé si me creyó solo comento que lo mandaría a cambiar lo más rápido posible.

  Al siguiente día me fui a la escuela mis maestros me observaron confundidos ya que mis tareas estaban realizadas correctamente, nunca fui una holgazana pero mis trabajos solo los hacía por cumplir y esos trabajos no estaban hechos de esa manera.

  Intente recordar lo que era tener esa edad y comportarme como tal, nadie tenía porque saber lo que me estaba pasando y no quería que nadie lo supiera además quien en su sano juicio me entendería me tacharían de loca, si ni yo misma entendía lo que me pasaba.

Tenía que comportarme  para que mi padre no me encerrara en un manicomio si no nada tenía razón de ser y mi venganza se frustraría, debo de ser más inteligente que eso, pensaba para mí misma.

Por la tarde al sentarme a la mesa con mi padre  intenté tranquilizarme lo más que podía tenía que seguir siendo la misma de siempre una chica callada y triste por la muerte de su madre.

De pronto mi padre se aclaró la garganta y comento –mañana vendrán a  visitarnos tu amiga Jenny y su madre Maya, espero que sea una grata sorpresa para ti- en ese momento mi ira se disparó el tan solo escuchar esos nombres no lo soporte me levente de la mesa y me aleje de inmediato.

Subí a mi recamara furiosa me trastorno escuchar hablar de ellas, quería romper cosas destrozar mi recamara no me importaba nada agarre un florero cerca e iba a estrellarlo en el suelo pero en el último momento me detuve no podía perder la cordura, tenía que soportarlo y no actuar como una loca no tenía ningún sentido, tenía que tener mucho cuidado, era una mujer de 24 años atrapada en un cuerpo de 14 años, pero no por eso me comportaría como niña.

Suspiré y me recosté en mi cama no podía ser tan tonta debía aprender a controlarme.

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