Beatrice termina de contar la historia de lo que le ocurrió, observó que Laila ya está durmiendo en el regazo de Halt, en cambio al mirar a Halt, éste se mostraba interesado por lo que le sucedió. Beatrice se limitó a decir una sola palabra y levantó la mirada para observar las estrellas, Halt levanta la cabeza de Laila para luego acomodarse para cagarla y llevarla a la tienda. Halt se devuelve hacía dónde está Beatrice y se sienta justo al lado de ella, para contemplar las estrellas en silencio, después de un minuto de silencio, Halt respira hondo y se acuesta en el suelo sintiendo la hierva en su cabeza al mismo tiempo, que se deleita observando las estrellas.
—Una vez escuché la historia —dijo—, de un príncipe que lo dió todo por su princesa, se enfrentó a su padre y le dijo: "Yo amo a su hija, no me importa ser príncipe de el reino contrario, yo renuncio a todos mis derechos al trono. Deseo amar a su hija el resto de mí vida, ya le dije adiós".
Beatrice se hecha al suelo de espalda sin mirar hacía atrás, Halt se sorprendió al ver lo que hizo Beatrice. «Está loca» pensó Halt sonriendo notablemente, Beatrice lo ve sonreír y le da felicidad.
—¿Ya le dije adiós? —preguntó luego, mostrando interés en lo última que dijo Halt.
—El príncipe se despide, en ese momento, ya que su princesa se suicidó, por la presión de su padre de no dejarla ir con la persona que ella amaba. El príncipe después de decirle todo eso, enfrente al padre de la princesa que amaba, él se suicidó, no antes de envenenar la bebida del rey.
—Me gustan los finales felices —dijo Beatrice, con normalidad.
Halt voltea a ver a Beatrice un segundo y luego gira su cabeza hacía el cielo.
—Pienso que el príncipe hizo algo totalmente estúpido —continuó Beatrice.
Halt confundido por lo que dijo Beatrice voltea a verla de nuevo.
—¿Por qué piensas eso? —preguntó Halt con curiosidad.
—Pudieron amarse mucho, ¿pero quitarse la vida por no estar juntos? —explicó Beatrice—, ¿que sabe el príncipe si era su destino? Quizás después de pasar unos años, va a conseguir a la chica que realmente va ser la mujer que amará el resto de su vida.
Halt empezó a mirar las estrellas pensando de lo que dijo Beatrice, al igual que se impresiona en la forma que se expresa Beatrice, le recordaba a alguien especial en el pasado.
—¿Te trae recuerdos las estrellas? —preguntó Halt dedicándole una sonrisa.
—Me recuerda a mí infancia —se iluminaron sus ojos al responder— ¿a tí que te provoca ver las estrellas?
—En realidad, me trae buenos recuerdos, pero recuerdos que quiero olvidar.
—Yo también quisiera olvidar muchas cosas, como el pequeño incidente que tuve en el hotel. Aún no puedo olvidar el golpe que le diste en la cara de Tyler, cuándo le diste ese golpe en la cara —dijo riéndose.
—Se lo merecía era un patán —dijo Halt con alegría—, también quiero decirte que cuándo me necesites, yo estaré.
Beatrice sonrió ampliamente al escuchar las palabras de Halt.
—Me da felicidad que me quieras proteger, pero ¿no entiendo, por qué lo haces sí soy una desconocida?
—Aunque fueces una desconocida o no, te ayudaría —dijo con tristeza—, no tolero que un hombre maltrate de cualquier modo a una mujer, no permitiría nunca dejar que un hombre te haga daño e incluso, desde hoy prometo que te voy a proteger de cualquier hombre que te haga daño.
La infancia de Halt no fue muy buena, ya que desde muy niño presenció los maltratos de su padre a su madre, todos los días estaba alcohólico y nunca dejaban de discutir por años. Todo cambió hasta que su madre un día decidió llenarse de valentía y mudarse de la casa, para ese entonces Halt tenía unos 12 años, se mudaron a otra ciudad viviendo en una habitación alquilada; nada de eso impidió a Halt y su sueño de convertirse en el escritor más famoso del mundo, gracias a la gran valentía que tuvo su mamá le hizo el sentimiento de proteger a las mujeres, ya que Halt recordaba que si no fuera por esa decisión que tomó su madre ¿que sería de él en su futuro? Lastimosamente la madre de Halt no estuvo con vida para presenciar el éxito de Halt, como escritor reconocido en todos los países.
Beatrice vuelve a sonreír, mientras observa a Halt.
—Entonces yo también prometo, que no dejaré que ninguna mujer te haga daño.
Las palabras de Halt le hacen sentir cómoda a Beatrice, unas ganas inmensas para abrazarlo y besarle la boca siente ella. Pero un miedo grande la detiene, algo que la persigue desde niña.
Halt se acerca poco a poco, Beatrice intenta de apartarse con lentitud pero Halt la detiene sujetandole el brazo, Halt acerca su rostro para darle un beso a continuación Beatrice se levanta.
—Ya basta, no puede suceder esto, porque está mal —dijo Beatrice, mientras se frota los hombros con miedo.
Halt se levanta del suelo.
—¿Por qué está mal?
—No puedo amar a nadie Halt, lo siento mucho lo hago por tú bien, me tengo que dormir —dijo con tristeza mientras se aleja para acostarse.
—Vives encerrada en un miedo, si no sales de ese miedo, jamás podrás amar a alguien —dijo Halt con enojo.
Beatrice se devuelve a dónde está Halt.
—Tú no sabes nada de mí —dijo Beatrice con un tono elevado de voz, frunciendo el ceño.
—Por supuesto, es lo que sientes.
—¡Entonces dime cómo lo sabes! —gritó Beatrice.
—¡Porque yo siento lo mismo cada maldito día! —gritó Halt entre lagrimas— perder alguien a quien quiero, luego salir de mí casa ahora dejarte ir, lo siento Beatrice no quiero dejarte ir; pretender de nuevo que nada de ésto sucedió a dónde sea que tengas que ir, yo iré. No te voy a obligar a algo que no quieras hacer, mañana temprano si quieres puedes irte y yá, yo entenderé tú respuesta.
Sin mediar más palabras, Halt se va acostar a dormir dejando a Beatrice parada sola.
Los árboles de pinos se me movían con la fuerte Brisa. Un silencio extraño y una neblina espesa invaden todo el bosque, Halt se despierta aún en la oscura noche, luego voltea la cabeza para observar a Beatrice y a Laila pero no logra ver nada, sólo está él y él silencio de ese bosque. Halt intenta moverse, pero su cuerpo permanece paralizado.
—¿Que está sucediendo? —pregunta Halt en su mente.
Una mujer sale entre los árboles con los brazos llenos de sangre caminando en dirección a él.
—¡No me salvaste Halt! ¡Por queeeeee!
Halt despierta en la mañana de su sueño, totalmente aterrorizado.
—Por fin despertaste dormilón —dijo Beatrice con alegría.
—Sí, si Beatrice que bueno que te veo —dijo Halt con alivio al ver el rostro de Beatrice.
—Estuve pensando en la plática que tuvimos anoche y pienso que sí, te daría una oportunidad pero al menos tenemos que estar en una cita para conocernos ¿no crees?
—Sí con cita te refieres con chocarme contigo y tener peleas con mafiosos, entonces es un sí —dijo Halt bromeando— ¿dnde se encuentra Laila?
—Ah Laila también se despertó temprano y le hice el desayuno, ahora ella debería estar jugando en el lago, pero no tienes cara de que dormiste bien.
—Sí estoy bien, sólo por el simple hecho de que me desperté, sin necesidad de que una niña me haya despertado con su molesta voz, ¿puedo saber que hiciste de comer?
—¡Hice mí especialidad!, alacranes con arroz —exclama Beatrice con emoción.
—¡Que! ¡¿alacranes con arroz?! —grita Halt con asombro.
—Siiii lo cazaba mí padre y el padre de mí padre y mí padre me lo enseñó.
—¿Tus padres eran asiáticos o que?
—No, ¿pero como podrías pensar en eso?, entonces yo fuera nacido con rasgos asiáticos.
—¿Entonces que son?
—Ah, ellos son mafiosos —respondió con tranquilidad.
—¡¿Mafiosos es enserio?! Y me lo dices con mucha tranquilidad, ¿por que no me dijiste que tienes familia mafiosa?
—¡Te lo iba a decir!
—Oh sí, claro... ¿en la segunda cita? —dijo con sarcasmo.
Beatrice se limitó a decir que pensaba decírselo en la tercera cita.
—Tú me dijiste ayer que no me ibas a dejar ir.
—Sí pero eso no cubría la garantía con la mafia.
—¿Eso vas a decir? En realidad fuí muy estúpida en creer que encontré alguien, que de verdad me quiere.
—Vaya suerte la mía, consigo a la chica de mis sueños y resulta que es la hija de un mafioso —pensó Halt.
Beatrice se va caminando en dirección hacía los árboles.
—Beatrice, ¿a dónde vas? No te puedes ir muy lejos, ahora debemos estar juntos para conseguir el camino de vuelta a la salida.
—¿Estar juntos? Si ya se puede ver la salida de éste sitio con la luz del día —dijo Beatrice, mientras se vá caminando con tranquilidad.
—Vaya, creí que esto iba hacer como una de esas películas —dijo Halt con decepción.
Laila llega a dónde está Halt.
—¿Y Beatrice?
—Se fue muy lejos, ahora no te pierdas porque necesito ayuda para guardar todo e irnos.
—Tío, no me digas que la dejaste ir —dijo Laila con seriedad.
—No, ella se fue a su voluntad.
—Que idiota eres, la dejaste ir, después de todo lo que le dijiste anoche.
—¿También vas a decir lo mismo? Ah me siento culpable, espera un segundo ¿cómo sabes lo de anoche?
—Quizás, no estaba tan dormida después de todo.
—¿Y que piensas?
—Pienso que eres totalmente cursi —dijo Laila bromeando mientras le saca la lengua.
—Eres increíblemente molesta, pero no me esperaba otro tipo de respuesta —dijo con amabilidad.
—¿Entonces que vas hacer? ¿vas a ver como se va la chica que amas?
—Yo no la amo, es encantadora y graciosa —suspira profundamente—, pero no me puedo permitir enamorarme de nuevo por una promesa, anoche dije lo que dije, fue por un momento de estupidez.
—No entiendo a los adultos, sólo espero no crecer y volverme como tú.
—¡Oye! No importa, ahora ayúdame a recoger las cosas para irnos de éste bosque.
Halt nunca fue un hombre de pelear, pero si la situación lo requería no tiene miedo en hacerlo, la sensación que le provoca al ver a Beatrice le hacían recordar a una que tuvo hace mucho tiempo. Su corazón le apuesta al amor y un dolor profundo le recuerda que no es buena idea enamorarse; aunque se sintió el idiota más grande del mundo, le temía a algo más grande que que un padre mafioso y es, enamorarse.
Tyler se encuentra sentado dentro de una discoteca, con unas mujeres encima besandolo mientras se toma unos tragos, unos de sus guardaespalda le informa sobre la llegada de su tío, luego Tyler se levanta rápidamente, para salir de la discoteca. Estando afuera Tyler marca para llamar a su tío, cuya llamada fue atendida con rapidez.
—Disculpa tío Baldassarre, no te atendí rápido porque me estaba encargando de un pequeño trabajo, que me dejó mí padre —dijo con miedo.
—No me mientas, se que estabas en otra discoteca con cualquier puta —dijo con molestia—, eres una pedazo de mierda inútil, te salvas que le prometí a tú padre que no te mataría. Vaya suerte que tienes, ahora tienes que venir, tú padre a muerto.
Al escuchar las últimas palabras, Tyler sintió un miedo que le recorrió su cuerpo entero, luego una furia le dominó por completo.
—¡Es mentira lo que dices! —grita Tyler, con unas gotas de lágrimas saliendo de sus ojos.
—Te esperamos en la mansión familiar... —dijo el tío y después le cuelga.
—¡Maldita sea!, vámonos chicos, llevenme a casa —ordena Tyler mientras sube al auto.
Al llegar a la mansión, unos guardias le abren la entrada, luego estacionan el coche junto a los demás que están cerca del garage extenso de la mansión. Tyler se baja del auto apresurado y abre las puertas bruscamente, para entrar a la entrada principal, que para su sorpresa; su padre se encuentra metido en un ataúd con toda la familia llorandole a su alrededor.
El pánico, miedo y tristeza. Invaden las emociones de Tyler al ver que las palabras de su tío eran ciertas, aunque sabía que era verdad en el camino no quiso creerlo. Ya que su padre lo amaba con toda su alma, se esperaba que en el nacimiento de Tyler fuese un líder nato, ya que su padre era la cabeza de la familia por muchos años. Su predicciones eran correctas hasta que de niño hubo un incidente de una familia de alto prestigio y poder de la mafia; cuyo incidente hizo que Tyler se convirtiera en lo que es actualmente, su padre lo protegió de sus rivales hasta de su propia familia, ya que lo amaba con toda su vida, no era para menos es su único hijo, ya que que su esposa perdió la vida por culpa del mismo incidente que tuvo Tyler ese día.
—¡Tienen que ser Los Crosacos! —gritó Tyler mientras observa el cadáver de su padre con furia— ¡O fue alguien de la familia porque quieren el poder para matarme!
Su tío se acerca a Tyler, vestido de traje de color negro y con una apariencia corpulenta le dice:
—No fue nadie de la familia, Tyler.
—¡Algunos de ustedes lo traicionaron! —replicó Tyler sin verle la cara a su tío y sin quitarle la mirada al ataúd de su padre.
—El murió tranquilamente en su cama, ya estaba muy viejo y cansado.
—¿Sí? ¡¿Y como no sé, qué fuiste tú el que lo hizo?!
—Tyler, ahora eres tú el nuevo cabeza de la familia de los Borneon —dijo Baldassarre, en voz baja con tranquilidad, sin ningún tipo de expresión en su rostro.
—¿So-soy el líder? —pregunta Tyler tartamudeando.
—Sí, ahora todos te debemos respeto.
Todos los familiares se quedan en silencio, Tyler mira rápidamente a su padre y luego quita la mirada y observa a su tío.
—Ahora sígueme, hablaremos de negocios.
Tyler acompaña a su tío hacía el cuarto privado de su padre, en dónde hacía sus negocios, al entrar Tyler se asombra de las comodidades que tenía su padre todo parecía muy caro, desde su asiento hasta los lapiceros.
Su tío cierra las dos puertas de la habitación a continuación, sujeta la camisa de Tyler con fuerza.
—Escucha tremendo inútil, no se por qué tú padre ordenó que estés al mando, pero por respeto a su memoria voy a cumplir mí palabra —dijo con molestia, mientras le mira directamente a los ojos—. Esto no es un juego de borrachos o simples tareas de extorsión, ahora tienes el mando de los negocios de la familia y de la seguridad de todos, tienes el control de setenta hombres, armados hasta los dientes ahora te voy a respetar como lo que eres ahora, pero no te creas que puedes darme órdenes y hacerme de tú marioneta porque yo tengo más tiempo en el negocio que tú y en el cualquier momento, yo podría quitarte todo. Así que no quieres morir en éste nido de víboras, tienes que seguir mis instrucciones y escucharme en todo momento ¿ahora que harás como primera orden como líder?
Tyler aparta las manos de su tío y luego, se sienta en la silla grande que está junto el escritorio, cruza las piernas y enciende un cigarro.
—Primero, quiero que secuestrar a una chica llamada Beatrice y luego después de que enterremos a mí padre, seguiré con los negocios familiares.
Amor en Aguaceras.
Autor: Denyer Polanco.
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