La alarma del teléfono de Halt suena a las 5:00 de la mañana aún no salió el sol pero en el ambiente se escucha un silencio tranquilizador, acontinuacion Halt se levanta con cuidado para no despertar a Laila y después empieza a buscar su ropa deportiva, se coloca unos shorts de color negro, unos zapatos deportivos de color blanco y negro y una camiseta blanca. Para Halt no le pareció la ropa más adecuada para la ocasión pero tampoco estaba en sus planes salir, pero algo dentro de él le pareció bien hacerlo ya que necesitaba estar sólo y tomar aire puro.
Ya listo Halt sale con cuidado de la habitación, luego sale del hotel y después se pone a trotar en la cera cerca de la playa, para Halt le deba como una sensación de felicidad ya que tenía muchos años que no trotaba, sus piernas ya no eran las mismas que antes pensó Halt. Así que decidió descansar unos segundos en el primer banco que viera; a lo lejos logra ver un banco con una mujer sentada pero no logra distinguir bien al acercarse logra observar de que está vestida de deportivo y Halt llegó a la conclusión de que ella al igual que él se estaba ejercitando.
Al llegar se sienta al lado de ella pero sin verle la cara, ya que Halt estaba agotado y apenas estaba tomando la respiración, la mujer tiene unos audífonos puesto con la cabeza agachada como si miraba al suelo. Halt no tarda en darse de cuenta que la mujer estaba totalmente quieta y eso le provocó un poco de miedo hizo que le pasara muchos pensamientos por la cabeza, ¿una mujer sola, inmóvil, en silencio? No era muy común pero era posible ya que los pensamientos de él fueron totalmente destruidos con la simple respuesta que el mismo se había echo: «Pero yo también estoy sólo, en silencio e inmóvil por lo cansado y no soy un fantasma» la mujer alza su cabeza lentamente y luego la sacude, después voltea a mirar a Halt.
—¿Que hora es? —preguntó la mujer mientras bosteza.
Halt tiene el corazón un poco acelerado por los nervios pero luego se calma poco a poco al ver que es nada menos que la chica que tropezó con el ayer en la noche.
—¿E-eres tú, que haces en un sitio como éste a esta hora? —pregunta Halt con alegría.
—Estaba trotando pero luego me sentí cansada, puse la música para no quedarme dormida pero al pasar un rato, igual me quedé dormida hahahaha —explica la mujer riéndose mientras intenta visualizar a Halt.
Para Halt la voz de esa chica era dulce y cariñosa que escucharía todo el día con mucho gusto, ver su rostro por segunda vez le hizo sentir mucha emoción, ya que la posibilidad de hacerse el "duro" ya no era una opción para el.
—Tú música para no dormirte tiene algunos fallos, ya que terminaste dormida.
La mujer le regala una pequeña sonrisa pero aún con mucho sueño arrecuesta su cabeza en el hombro de Halt. Los nervios de Halt se alteraron en un segundo, Halt no podía creer lo que estaba pasando, mientras pensaba en ¿que decir o que hacer? Cada segundo era una tortura de nervios y amor a la vez mientras que pensaba una palabra para decirle algo.
—¿Dormiste bien anoche? —pregunta Halt con la voz temblorosa— ¿Que estupidez acabo de decir? —se pregunta en su mente arrepintiendose de lo que dijo.
—Tuve mucho trabajo, esto de trabajar por mí cuenta —explica la mujer moviendo la boca con dificultad por el cansancio y sueño que tiene— me está costando mucho esfuerzo físico, era una mala idea salir a trotar a esta hora que tonta soy he he.
La brisa a esa hora se intensifica haciendo que al pasar por el cuerpo de la mujer y Halt les comienza a dar mucho frío, la mujer empieza a temblar Halt se pone a debatir en su mente ¿abrazarla o no? Acontinuacion la mujer acuesta su cabeza en el regazo de Halt.
Pero luego la mujer despierta y se levanta rápidamente.
—Ya me estaba durmiendo de nuevo —la mujer mira el rostro nuevamente de Halt, pero esta vez logra visualizarlo y recordarlo al instante— ¿eres el chico de ayer?
—Sí, ese mismo —responde Halt en tono serio.
—Ehm, no nos presentamos correctamente —dijo la mujer mientras se amarra su cabello con una cola y se hace una cebolla— mí nombre es Beatrice.
—¿Beatrice, Acaso no es un nombre italiano?
Beatrice sonríe.
—Es correcto, "la que lleva la alegría" lástima que para mí padre no fue lo mismo —dijo en tono triste.
—A mí sí me das alegría —dijo en tono dulce.
Beatrice se muerde los labios con una expresión en su rostro de alegría.
—¡Oh! Nunca me han dicho eso, el último que dijo eso era mí ex —dijo Beatrice en un tono alegre de voz— pero por desgracia cuando le dije que ya no lo quería, el intentó secuestrarme y quemar mí casita.
Halt sonríe de media mejilla y luego sube su la cabeza lentamente mirando al cielo.
Beatrice se sorprende al ver la reacción de Halt.
—Entonces tú novio debió ser una patética persona —dijo Halt en tono serio.
Beatrice se quedó asombrada por lo que dijo, abrió un pequeño recuerdo que yacía destruido en su mente:
Un hombre alto y esbelto regaña a Beatrice cuándo ella era una niña:
—Solamente eres una niña, tienes que casarte con el.
Una mujer con vestido rojo mientras se paseaba por los Jardines habla con Beatrice cuándo tenía unos 11 años:
—No sirves para nada arruinas el apellido de la familia ahora tendrás que compórtate cómo tal, eres la hija y tú debes ser la esposa.
Sus recuerdos se cambian y luego llena su mente en una enorme nube de fuego, muchas personas saliendo de una mansión gritando, acontinuacion Beatrice termina de recordar el pasado agitando su cabeza.
—¿Disculpa Halt dijiste algo?
—Sí, te pregunté que a dónde irás más tarde —se explica Halt— pero de la nada te quedaste quieta.
—Ah sí disculpa —Beatrice mira la hora en su teléfono y se dió cuenta de que ya eran más de las 6:00 a ver la hora se asombra y luego se levanta rápidamente.
Halt la mira levantarse nerviosamente.
—¿Que sucede?
—Voy tarde al trabajo y no puedo perder mucho más tiempo, no puedo perder éste empleo lo siento —le responde Beatrice apurada— fue un placer charlar un rato contigo Halt ahora me tengo que ir.
La mujer comienza a correr hacía el hotel con rapidez, no le dió tiempo a Halt de decir una palabra, luego se levanta.
—No me dió tiempo de pedirle su número, pero lo haré luego, ya tengo que ir a la habitación, ojalá Laila no se haya despertado.
Halt se va trotando de vuelta a la habitación del hotel, al llegar exactamente a las 6:30 de la mañana, Laila aún permanecía dormía, luego Halt sin pensarlo dos veces se acuesta a dormir, en cuestión de segundos se queda dormido profundamente. Laila despierta a Halt a las 9:00 en punto, Halt abre los ojos con dificultad pensó que las horas pasaron volando.
—¡Tío bello de mí corazón! Despierta que ya tenemos que irnos a la playa —le gritó Laila mientras se viste.
Halt se levanta aún con mucha pesadez en el cuerpo ya que aún le quedaba mucho sueño. Después se dispone a cepillarse y arreglarse.
Al llegar a la playa la alegría de Laila era fácil de notarla, la expresión de su rostro la almaceno Halt muy dentro de su corazón pero sin evitar esconderla en su rostro serio.
—¡Wow! ¡Tío es preciosa! —exclamó la niña con alegría.
Halt compra rápidamente una pelota de playa de esas de las que son transparentes y luego se lanza en la cabeza de Laila haciendo que ella se caiga en la arena al tener contacto con la arena caliente se le quema sus piernas y trasero haciendo que se levante rápido, ya que era la primera vez que está en la playa.
—Ha ha lo siento Laila es que no —dijo Halt mientras se ríe— es que no pude aguantar las ganas de molestar a mí pequeña sobrina —le toca la punta de la nariz con su dedo índice.
Laila le quita la mano con molestia.
—No le veo lo gracioso además no me dijiste que arena era tan caliente —Laila se da la vuelta y cruzas sus manos en señal de molestia.
—Para eso está el agua fría para refrescarte, diviértete estás en la playa, te invito a comer helado mientras hacemos castillos de arenas y...
—¡Nadamos! —dijo Laila interrumpiendo a Halt.
—¿Nadar? Disculpa arruinar ese pequeño deseo pero lo siento yo no sé nadar, soy como ese personaje de videojuegos que no sabe nadar.
—¿Pero como vamos a disfrutar del mar?
—Ví hace unos minutos un hombre alquilando un bote, así que gracias a mí basta experiencia como navegador oficial de yates, no es un problema navegar un tonto bote de madera.
—¡Vamos tío, ya quiero ver más cosas geniales de el increíble mar!
—Esta bién pero no me digas "tío" empiezo a creer que eres de española, prefiero que me digas Halt.
Laila se ríe.
—Nah prefiero decirte tío.
—Se que te ríes porque te gusta molestarme ya conozco tus intenciones he.
Halt camina junto a Laila para hablar con el hombre que alquila botes.
—Hola señor, me gustaría...
El señor interrumpe a Halt con la mano.
—Señor Walf —corrige Walf.
—¿Está bien, señor Walf?
—Ahora sí, ¿que quiere señor?
—Necesito un bote señor —Halt observa los tres botes que tiene— ¿cuanto pide usted para usarlos una hora?
—Bueno soy un hombre humilde y sé que muy dentro de usted tiene esa feroz gana de surcar los mares con ésta tierna niñita.
—Pudrete —le dijo Laila mirando a Walf con enojo.
Halt se siente apenado.
—Laila... ¿que dijimos de las groserías?
—Me dijo tierna y yo no soy tierna —le responde Laila mientras no aparta la mirada llena de furia.
—Digame el precio señor Walf.
—Son doscientos dólares la hora.
—Echo, aquí tienes tú dinero que aunque está un poco caro, para cualquier persona en el mundo.
—Ese es mí precio ¿o prefieres alquiler un bote de los Sexis Jonhs? —le dijo Walf luego le señala en dirección al otro lado en dónde alquilan botes.
Halt observa a dónde le señala Walf y ve a dos hombres alquilando botes semi desnudos y con ropa interior femenina.
—Sí alquilas unos de sus botes —añade Walf— unos de los Johns te va a dar un tour, al menos si yo te alquilo un bote lo podrás usar tú sólo sin necesidad de que yo te acompañe.
—N-no me quejo, ya decía yo que esos precios están bien buenos, ¡vamos Laila!
Halt se monta en el primer bote que vé.
En el otro lugar de la playa Beatrice toma camina arriba de una enorme roca alta, que queda en la playa con la intensión de observar todo el mar desde ese lugar.
Laila observa y toca el agua con mucha emoción, Halt la observa escondiendo su alegría y se le ocurre una idea al ver las rocas enormes que están en la playa.
—Abajo de esa roca grande se encuentra una sirena ¿quieres comprobarlo Laila?
—¡¿Sirena?! —grita Laila con asombro.
—Eso dije —Halt para de remar— las sirenas son seres humanos mitad pez que se escondes en las profundidades del mar, para que los humanos tontos no las vean y las coman los finés de semanas como pez a la parrilla —le cuenta en un tono de voz grave.
—Yo no soy una tonta humana.
—Lo sé, dicen que las sirenas aparecen una vez cada cien años para secuestrar a una niña pura de corazón.
—¡Entonces hay cazarlas!
—La idea es irnos de la playa no cazarla.
—Tío debemos ir hacía la roca para atraerla y luego tú la cazas, ¡así que ahora rema sin parar!
—Odio ser tío —murmuró Halt mientras rema en dirección a la roca.
Al llegar abajo de la roca gigante, Beatrice se levanta para irse pero en la punta de roca gigante estaba babosa ya que el agua chocaba con ella con fuerza, Laila se pone a ver el agua con la esperanza de ver una sirena mientras que Halt con los brazos abiertos se quejaba y le explicaba a Laila de que no iba a encontrar nada. Beatrice se voltea y sin poder controlar los pasos se resbala con lo baboso de la roca y cae desde la punta, Beatrice grita con mucho miedo, Halt voltea la cabeza hacia arriba y se da cuenta de que alguien se está cayendo, Halt rápidamente se mantiene parado con los brazos abiertos esperando a que caiga en sus brazos.
Beatrice cae con mucha velocidad en los brazos de Halt pero Halt no soportó el peso de Beatrice en sus brazos terminan cayendo ambos al agua.
Halt no sabía nadar, su madre una vez le dijo para entrar en clases de natación cuándo era niño, pero Halt rechazó su propuesta el era un niño que no le gustaba el deporte y que su atención principal se centraba en jugar con su montón de jueguetes, pero en su adolescencia siempre tuvo ganas de hacerlo pero no pudo ya que no tenía trabajo y no podría pagarse unas clases de natación. Ya que cuándo se hizo enormemente millonario y famoso en su adultez olvidó por completo ese deseo de nadar.
Beatrice logra mantener un control cuándo cae al agua ya que ella sí tenía experiencia en la natación y sube rápidamente hacía la superficie en cambio Halt sigue sumergiendose en la fría y profundidad del agua mientras que intenta con todas sus fuerzas de retener el poco aire que había tomado, esos intentos se vuelven cada vez más inútiles al pasar los segundos sus fuerzas se acaban.
Laila al ver que Beatrice salió del agua y Halt no, ella con desesperación le grita a Beatrice.
—¡Él aún sigue en el agua, no sabe nadar!
Beatrice sin pensarlo se sumerge de nuevo, los ojos de Beatrice le empiezan a arder por lo salada del agua pero intenta forzar la vista para encontrar a Halt.
Acontinuacion encuentra a Halt en el suelo completamente inmóvil, Beatrice comienza a nadar con todas sus fuerzas a dónde yace Halt.
Halt pierde el aire ya que nunca en su vida a podido aguantar la respiración más de un minuto, las fuerzas de su cuerpo las pierde cada vez más rápido mientras muchos pensamientos pasan por su cabeza:
—¿Ya voy a morir? Intenté matarme muchas veces pero no pude, vivir sin tí era el motivo perfecto para morir —dijo Halt estando en su casa hablándole a una mujer que está parada enfrente de él.
La mujer se acerca y le acaricia el cabello con delicadeza.
—Halt, es momento de que seas feliz... —le dijo la mujer con una voz cálida y dulce.
La mujer se aleja y la casa en dónde se encuentra se empieza a llenar de agua por todos lados haciendo que se destruya.
—¡ESPERA NO TE ALEJES, POR FAVOR!
Halt abraza la mujer con todas fuerzas, y después la besa mientras se le caen las lágrimas.
La casa se va destruyendo mientras Halt besa como nunca había besado a esa mujer, al despertar lo primero que logra ver es a Beatrice dándole respiración boca a boca, Halt se asombra pero aparta a Beatrice para vomitar agua que había tragado.
—Vez que te dije niña, soy buena salvando vidas.
Halt le da un poco de vergüenza de que Beatrice le haya salvado la vida al mismo tiempo que se asombra la coincidencia de que exactamente fuese sido ella.
—Beatrice muchas gracias por haberme rescatado —le agradeció Halt con un tono de voz baja por la pena que siente.
—¡No te preocupes, tú me salvaste también, no gastes tus energías! —exclamó Beatrice con alegría ya que la presencia de Halt le alegraba.
Laila con curiosidad mira a Halt y Beatrice.
—¿Acaso ya ustedes se conocían? —pregunta Laila mientras los mira.
Halt y Beatrice se ponen nerviosos y empiezan a decir al mismo tiempo cosas como: «Sí, no, un poco, fue hace poco».
Al llegar a la orilla de la playa.
—Oye antes de que te vayas, ¿podríamos salir? —pregunta Halt con timidez.
Beatrice le contesta que sí rápidamente, mientras exprime el agua salada de su cabello.
—¿Echo entonces te espero a las nueve?
—No, a las díez, ya me tengo que ir al trabajo.
Laila le jala el brazo a Halt.
—Tío, ya tengo frío.
Halt se queda a observar a alejarse a la mujer por un segundo luego voltea a ver a Laila.
—Ya vámonos al hotel, tenemos que quitarnos está agua salada —dijo Halt en un tono muy feliz de voz, tan feliz que hace preocupar a Laila.
Pasan las horas y ya se hacen las 10:00 de la noche y Halt se viste de traje y le contrata una niñera a Laila, como Halt recordó que ella estaba hospedada en la habitación de al frente, Halt se paró firme enfrente de su puerta y tocó la puerta.
Estaba comenzando a llover Beatrice se encuentra saliendo del centro comercial pero había recordado de que tenía un compromiso con Halt y acontinuacion se dispone a ir al hotel.
Halt toca por secta vez la puerta pero con tristeza, una anciana que hace el mantenimiento en la habitaciones se acerca a Halt.
—Si buscas a Beatrice ella de seguro ya salió para otro sitio.
Halt le agradece con tristeza y se da la vuelta para entrar a su habitación pero antes de abrir la puerta se detiene un segundo para pensar:
—Era de esperarse ¿quien desearía ir a una cita con el chico que le salvaste la vida ese mismo día? Pero no quiero regresar a la habitación tan pronto, mejor me iré a caminar un rato —pensó Halt mientras sujeta la perilla.
Halt da la vuelta y toma el ascensor.
Beatrice no estaba muy lejos del hotel así que ya estaba a una calle de llegar al hotel, así que cuándo cruza un auto la intercepta. Un hombre de apariencia corpulenta vestido de traje sale con mucha velocidad del auto, Beatrice se sorprende y se paraliza por los nervios; el hombre alcanza a sujetarle los brazos delgados de Beatrice con mucha fuerza a tal punto que le causa daño.
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