completamente Sola...

Mas allá de la Eternidad...

Cap. 5

-Me gustaría que pudieras curarme los pies para poder andar e irme de aquí cuanto antes.

- Ese es mi propósito.

Dijo él de nuevo volviendo de nuevo a curar sus heridas.

No quitó ojo a William, mientras este paseaba un algodón húmedo sobre sus heridas, contemplando cómo cortaba un largo tramo de venda blanca y la daba vueltas delicadamente alrededor de sus pies. Y estos volvieron a quedar cubiertos de nuevo.

- ¿Voy a tener que estar de nuevo aquí echada? - Preguntó Christine con tristeza mientras veía como caminar no iba a ser una opción para ese día.

- Todavía sangras, si caminas no se cerrarán las heridas.

William la miró y vio que en sus ojos había algo más que tristeza, lo que ella ansiaba era luz, libertad.

- ¿A dónde te apetece ir?

- No lo sé, lo único que quiero es salir de aquí.

- De acuerdo.

Espetó William exhalando un suspiro.

William la alzó en brazos con el cuidado que le caracterizaba, e instantáneamente Christine percibió el frío penetrante de su piel atravesando la suya propia, como habían ocurrido las anteriores ocasiones.

Había jurado que no volvería a confiar más en él, que era demasiado misterioso como para poder dejar en sus manos ni la más ínfima parte de su cuerpo o su vida, Pero cada vez que se acurrucaba en aquellos fuertes brazos olvidaba todo con respecto a todo cuanto le rodeaba y se sumergía en un sentimiento de paz y placer que nunca antes había sentido.

De pronto el rostro de William se llenó de angustia y el piano dejó de sonar.

- ¿Está todo bien? -Preguntó Christine preocupada.

Este no respondió y de repente dio un brinco, saltando de la banqueta y sin decir ni una sola palabra salió del salón.

Durante unos segundos Christine olvidó sus heridas y salió a toda prisa detrás de él.

-No me sigas, no ocurre absolutamente nada. Cuida tus pies.

Y permaneció allí, de pie, observando cómo se alejaba entre la niebla que rodeaba la casa.

Ya formaba parte de su vida. Lo quisiera o no, así era, y era inútil luchar por desear lo contrario.

Se ovilló frente al fuego y dejó libremente pasar las horas, echando una ínfima ojeada de vez en cuando al reloj colgado en la pared de la chimenea.

Transcurrió el día mientras ella miraba el fuego y pensaba, reflexionaba. Pero nadie volvió a aparecer por la casa.

Estaba sola. Completamente sola. Más que nunca. Más todavía que cuando había vagado durante kilómetros y kilómetros desamparada y atormentada.

La desazón era tan inmensa que creyó que iba a comenzar a sangrar por los ojos, de puro dolor.

Se levantó a duras penas del canapé y caminó alicaída y sin energía ninguna hasta llegar a la puerta de entrada, donde se dejó caer y abrazándose las piernas con sus endebles brazos se acurrucó junto a la pared.

El tiempo siguió pasando y toda luz perteneciente al grisáceo día terminó por desaparecer, y la casa se apagó.

El fuego se apagó y se hizo la oscuridad total.

No podía mover ni un solo dedo de su cuerpo. El frío ya era tan extenuante que había dejado incluso de sentirlo.

El vaho de su aliento se convertía en aire entumecido nada más salir de su boca. Había pasado varias horas allí y sabía perfectamente que no duraría mucho tiempo más con vida. Pasaría los últimos momentos muriéndose por congelamiento. Nada más que hacer. Su esencia se fue extinguiendo...

Algo resonó en su cabeza. Sintió un movimiento, algo la estaba palpando. De repente una luz anaranjada la cejó.

-Christine, ¿Qué demonios haces? Estás enfermando, vas a perder… Tienes que entrar en calor.

Pero ella no sentía más que frío. Un frío lacerante que le solidificaba la sangre. Más de lo que ya estaba.

Se abrió entre la niebla que cegaba su vista y distinguió a alguien. Una persona o algún ser mágico que aparecía y desaparecía. En un leve instante creyó ver, sumida en sus propias divagaciones el rostro de William observándola atónito.

- William... William.

Tan solo susurraba pero su nombre se perdía en la lejanía.

Alguien le ordenaba silencio suavemente mediante un siseo.

De pronto fue sumergida en un líquido caliente y agradable que consiguió reactivar el movimiento de su sangre. Parecía estar en el interior de una bañera.

Y efectivamente allí lo vio, ese pelo rizado y rubio como el sol, esos ojos tan negros como la noche sin luna y la piel pálida.

Sus llamadas angustiosas habían tenido el efecto deseado.

Toda su ropa había desaparecido y poco a poco iba siendo consciente de su desnudez frente a William. Aunque ella tan solo podía sonreír.

Este la envolvió en una toalla y la llevó hasta su alcoba colocándola sobre las sábanas.

Una gélida mano rozó su mejilla y siguió el contorno de su rostro hasta llegar a los hombros. En cuestión de centésimas de segundo apareció otra mano. Dos delicadas manos que se apoyaron sobre su vientre cubierto de tela y que se mantuvieron allí durante un largo rato. Hasta que definitivamente desaparecieron dando pasó al sueño...

Despertó sintiendo que había pasado horas y horas durmiendo. Su cuerpo estaba más descansado pero apenas podía mover con facilidad ninguna parte de él.

William permanecía inerte, con la cabeza agachada y los ojos cerrados, pero no parecía dormido sino más bien concentrado. Sentado frente a ella con la cabeza apoyada en su brazo. Le contempló durante un largo rato, registrando de nuevo todas las facciones de su cara.

Un hombre inmensamente atractivo y vigoroso y una irracional, incoherente y exorbitante atracción, eso era lo que sentía por él.

Se removió ligeramente bajo las sábanas y se destapó para comprobar que efectivamente yacía semidesnuda bajo estas.

Levantó la vista y descubrió sus ojos negros como el carbón observándola muy intensamente y un escalofrío exorbitante le subió desde los pies.

Emitió un pequeño gemido por aquel repentino golpe y su instinto la obligó a agarrarse la pierna, pero lo que consiguió con ello fue que su espalda crujiese infligiéndole un gran dolor. Se dejó caer sobre la cama cerrando los ojos con fuerza y aguantado un chillido.

Continuará...

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Comments

Martha Serrato Cisneros

Martha Serrato Cisneros

Si, siento que ella está muerta y anda deambulando porque dice que no reconoce donde está y que no sabe como llegó ahí.

2024-10-07

0

Carmen Moreno

Carmen Moreno

y quien es ella? porque andaba deambulando sola y pérdida?

2024-04-29

2

Maria Hernandez

Maria Hernandez

pobre chica xq habrá salido corriendo de donde ella se encontraba

2022-08-26

1

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