Más allá de la Eternidad...
Cap. 4
Allí estaba William observándola, pasmado por su encuentro tan repentino.
Parecía como si él también se hubiera asustado por toparse con ella.
La luz que proporcionaba la vela le daban un aspecto tétrico, resaltando las ojeras y los profundos ojos negros.
Pero aun así Christine no se sintió atemorizada en ningún momento.
Se miraron en silencio estudiándose el rostro el uno al otro, inmóviles, Hasta que finalmente él habló:
-¿Qué haces aquí?.
- Christine le observó en silencio unos segundos más, hasta que sintiéndose un poco culpable habló:
-Tenía hambre...
En ese momento William advirtió la sangre que había empapado una de las vendas de los pies de Christine y los observó con expresión firme
- Tus pies vuelven a sangrar... Nunca sanarán si no les dejas, Debes hacerme caso... Si tienes hambre yo te subiré algo para comer.
-Está bien...
En aquel momento, uno frente al otro, Christine pudo estudiar la altura de William. Descalza ella no medía más de un metro sesenta y cinco, y, en cambio, él seguramente llegaba al metro ochenta y cinco, con las botas puestas.
Algo la zarandeaba mientras navegaba por los sueños.
Se despertó poco a poco. William yacía sentado a su lado con una expresión extraña ocupando su rostro.
-¿Ocurre algo? - Dijo todavía volviendo de la ensoñación.
William la miró y después de ofrecerle una mirada un tanto extraña le dijo:
-Ven... Quiero enseñarte algo.
Se percató de que no se dirigían a ninguna parte conocida de la casa, sino a la puerta principal de la misma.
William abrió la manilla y atravesó la puerta con Christine
colgando de sus brazos.
Una imagen impactante pegó en su cabeza asombrándola y dejándola atónita.
La nieve había cubierto todo lo que allí descansaba: árboles, arbustos, piedras, incluso la gruesa verja que delimitaba las partes de la casa. Habría por lo menos un metro de nieve.
La manta que la cubría ya no era suficiente, el frío comenzaba a ser insoportable. Durante un instante giró la cabeza para observar a William, pero él estaba tranquilo, aposentado en el banco como si no sintiera ni una pizca del puntiagudo frío que se había levantado.
William se levantó rápidamente y después de observarla durante un segundo la cogió y se adentró de nuevo en la casa.
-Lo siento… Yo no siento el frío.
Christine le observó mientras sus dientes crujían en el interior de su boca. El color anaranjado del fuego que chisporroteaba en la chimenea coloreó el rostro blanquecino de William y le dio algo de vida a esos oscuros ojos que la miraban profundamente.
Ambos estudiaban los ojos del otro como si les fuera la vida en ello.
William se acercó a ella y alargó la mano tocándole la mejilla, rozándosela suavemente y acariciándosela con pequeños movimientos.
La observaba con una mirada de angustia y furia que pronto la asustaron, aún así no dejó de mirarlo...
Pero de repente retiró su mano con un movimiento rápido y brusco.
-Christine.
Escuchó claramente su nombre, pronunciado muy sigilosamente.
-Christine...
Una vela en la oscuridad se acercó a ella.
-Christine.
Pero en esa ocasión mucho más cerca, tanto que creyó oírla a pocos centímetros de su oído...
¿Quién está ahí?
No hubo respuesta...
-Alguien me llamaba, pero no he podido verle.
-Llevo cargando con esta vela todo el tiempo.
-Pero la vela se movía sola. Y… Alguien decía mi nombre.
-Yo soy el único que te ha llamado, desde la puerta. Y como he visto que no respondías he vuelto a insistir.
Christine se sintió aturdida, en ese momento no entendía lo que su mente le había hecho creer o ver...
-Vuelve a la cama, está claro que necesitas descansar...
-Te aseguro que lo que sabes de mí es suficiente como para que estés segura de que no te haré ningún daño y de que aquí estarás a salvo.
-Podías haberme echado de aquí en cualquier momento que hubieras deseado.
-Pero no lo hice, y no lo voy a hacer.
Christine le miró todavía con recelo,
-Te creo... Pero no me pidas que confíe en ti, porque no puedo.
Aprovechó el coraje que había adquirido de pronto... Sé que en esta casa ocurren cosas misteriosas, y que tú las escondes como si fueran oro.
William la miró sonriendo. Por primera vez veía en su rostro una sonrisa esbozada. Parecía incluso complaciente.
- Quizá lo que intento es resguardarte de todas esas cosas que tú piensas que son extrañas.
- Entonces, ¿me estás resguardando de ti mismo?
Preguntó Christine intrigada.
- Si, se puede decir que sí.
Se observaron en silencio durante unos largos segundos hasta que él lo rompió de nuevo,
- ¿Me permites que prosiga con la limpieza de tus heridas?
Él percibió su desconfianza e insistió,
- Sé lo que hago cuando te intento curar, estoy tratando de lograr que puedas caminar lo antes posible. Entiendo bastante de medicina, no tienes nada que temer.
Christine vaciló durante unos instantes y le observó fijamente.
- Lo que mi mente me dice continuamente es que es tu piel y tu gélida temperatura a lo que tengo que temer. Todo cuanto te rodea me alerta, me advierte de que tenga mucho cuidado contigo.
Pero de repente el rostro de William se colmó con una sonrisa sincera y desenfadada.
- Soy de sangre noble, y todas estas tierras son de mi propiedad, incluido el bosque. Entiendo que este lugar te resulte oscuro, incluso alarmante, hay ocasiones en las que incluso yo siento eso, pero te ruego que me otorgues un poco de confianza, te juro que no te haré daño.
Le observó atenta a todos sus gestos. Y parecía haber encontrado una pizca de esperanza en sus profundos ojos azabaches...
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Comments
Gledys Hernandez
ah creo que ley ya está historia, si es la misma es linda. porque según William está muerto pero el anteriormente fue malo y le dieron una oportunidad y el se enamora de chritine.y los dos mueren hasta el final para amarse hasta la eternidad.
2024-03-20
3
Maria Hernandez
hay Christine te estás enamorando del chico noble
2022-08-26
3
Inirida Contreras
por q comenzando y ya a esperar capítulos
2022-08-05
2