Capitulo 9

Las puertas del ascensor se abrieron y en ese mismo momento Luana salió corriendo hacia la habitación del chico. El pasillo estaba oscuro. La mayoría de las luces apagadas. Sara la siguió un poco más atrás, quizás para cubrirse detrás de Lua en caso de que algo sucediera. A lo lejos pudo ver que la puerta del dormitorio estaba abierta y la luna iluminaba el pasillo. Aceleró el paso y respiró hondo antes de entrar en la habitación. La enfermera que Sara había dicho estaba en el suelo. Su cuello lacerado rezumaba sangre. Luana se tomó el pulso, estaba muerta.

Miró alrededor de la habitación, la cortina estaba parcialmente rota, las sábanas manchadas de sangre. Pero el niño no estaba allí. El cuerpo de Lúa se puso en alerta y volvió a mirar a la mujer. Ojos rojos como el chico de sus sueños que era un vampiro. Cuello desgarrado. Sangre. ¡Eso es lo que tenía el chico! ¡Ahora ella puede averiguarlo! Pero algo la sacó de sus pensamientos: escuchó un sollozo que no parecía lejano, estaba cerca. Miró alrededor de la habitación de nuevo, más atenta ahora. En un extremo de la habitación, acurrucado debajo de una mesa, estaba Max.

- ¡Te encontré! _ Dijo Luana en un susurro y vio a Sara encogerse por el rabillo del ojo.

Sin importarle lo que pudiera pasar, se acercó a ella y se agachó ante ella: ante el chico. Max era un niño de nueve años que había ingresado en el hospital hacía dos meses. Había sido encontrado por personas en un callejón en el centro de la ciudad. Al ver que estaba herido lo llevaron al hospital. El niño dice que no recuerda nada excepto que una mujer lo abandonó en ese lugar. El chico parecía haber perdido la memoria o algo así.

Desde entonces Luana se encargó de su cuidado en el hospital, tratando de averiguar qué tenía el niño. Al ver a Max en ese estado, Moon sintió pena por él. Sus manos y ropa estaban cubiertas de sangre. Tenía la cabeza entre las piernas y parecía estar llorando, porque Luana podía escuchar sollozos muy bajos.

— ¡Max! _ el chico levantó la cara asustado, de hecho, sus ojos estaban rojos.

- Dr. ¡Creo que será mejor que salgas de ahí, él también puede atacarte! _ Habla Sara mostrando terror.

Max mira a Sara molesto y Luana traga saliva.

— ¡Max! _ lo vuelve a llamar, volviendo su atención hacia sí misma _ ¡Sube pequeño!

El niño se encoge aún más contra la pared, agarrando su túnica. Lua vio que no sería fácil. Respiró hondo, tratando de mantener la calma.

"¡Max, no te haré daño!" ¡Por favor, sal de ahí!

Podía ver cuando la mirada del niño se dirigía a Sara y luego comprendía lo que estaba mal allí. Se levantó, se alejó de la mesa y se acercó a Sara.

"Sara, no quiero ser descortés, pero ¿puedo esperar afuera?"

— Pero la Dra. y si…

"¡Va a estar bien Sara, lo prometo!" Max está asustado, así que quiero hablar con él y tal vez no se sienta cómodo contigo.

“Está bien, pero grita si es necesario. Estaré afuera para ayudarte – dice saliendo de la habitación.

- ¡Gracias! Pero creo que no será necesario - dice y cierra la puerta, trancando con llave. _ Pequeñita, salgamos de ahí, ya no hay nada que te detenga.

A una velocidad paranormal el niño sale de debajo de la mesa, se sube a la camilla y se acurruca en un rincón de la misma. Luana está asustada pero respira hondo y trata de parecer tranquila, acercándose.

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