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Emily.

Mi cuerpo necesita descansar, el estrés me está matando, pero al ver la sonrisa de mi hijo que mejora todos los días me siento más tranquila.  Solo por él no me doy por vencida, él es el motor de mí vida y la razón de mi existir.

Froto mi nuca sentándome en el sofá donde Liam está durmiendo con la televisión prendida, busco el control para apagarla. Mamá baja las escaleras apoyándose de la pared, también se la ve cansada, es lógico todo lo que hace por nosotros no es sencillo y fácil. La estrecho entre mis brazos, ella me deja que la bese en la mejilla mientras sonríe.

-Mamá se te ve cansada, ve a acostarte yo preparare la cena.

-Gracias hija, pero no hace falta. Yo lo hago.

-Mamá no te preocupes lo voy a hacer yo.

-Está bien, aunque me acostaré en el sillón a ver la tele.

-Bien, mamá como tú quieras.

Se acomoda a la par de Liam volviendo a encender la televisión. Yo me dirijo a la cocina, colocó el

delantal para no ensuciarme y saco de la heladera las verduras. Las lavo para picarlas, acto seguido las meto en la olla fritándolas con aceite, sal y condimentos.

En otra olla pongo agua para que hierva a fuego lento, agrego verduras picadas en trozos medianos, pollo sin

piel y un poquito de sal, es sopa para Liam y mi madre.

Mientras tanto suena una canción de Alicia Keys "Fallin" en el celular que lo tengo en el bolsillo de atrás

en el pantalón. Tarareo de vez en cuando porque casi no me se la letra.

Pruebo rápidamente como está de sabor la comida, no soy experta, aunque me defiendo bien en la cocina. Apago la hornalla de la salsa para poner una tercera olla en donde hervirá el fideo. Amo los fideos con salsa, es una de mis comidas favoritas.

Mi celular comienza a sonar apagándose la música, veo la pantalla y es mi queridísima amiga.

- ¿Qué tal Ava? - sujeto el aparato con el oído.

-Tengo algo importante que decirte Emmy.

- ¿De qué se trata? Sí es otra cita\, paso - lamiendo la cuchara llena de salsa.

-No es eso, es de trabajo.

-Soy toda oídos.

-La empresa en la que trabajo solicita una secretaria. Sé que ya tienes mucho trabajo, pero sí te aceptan tendrás un buen sueldo y sumado a eso una cobertura médica ¿Qué dices?

-Sabes que ya me rechazaron una vez. No estoy a la altura de lo que ellos buscan.

-Al menos inténtalo, por favor - su tono es de súplica.

-Lo pensaré ¿Cuándo es la entrevista? - preguntó y por lo que se escucha al otro lado está en un lugar público.

-Aún no lo sé, pero lo averiguaré y te aviso.

Ella cuelga y yo espero que el fideo se cocine para sacarlo.  Otro trabajo requerirá de mucho esfuerzo y tiempo, es lo que ya no tengo. El sueldo que le pagan a Ava es muy bueno, lo que más necesito es una cobertura médica para Liam, aunque pienso en la posibilidad de que no me den el trabajo.

Ante la duda prepararé la carpeta con los papeles que me mandará mi amiga más tarde. Alisto la mesa para almorzar, sirvo en los platos y tomamos el lugar que le corresponde a cada uno.

Entre risas conversamos, Liam últimamente ha estado de buen humor eso alivia un poco la angustia de mi corazón. Al terminar nos acomodamos en el sillón para ver una película comiendo helado de postre, mi sabor favorito y el de mi hijo, como dicen todos por ahí "de tal palo, tal astilla".

El sueño va ganando terreno que casi me duermo al lado de Liam, que por suerte aún está despierto.

-Mamá ve a la cama - dice tocándome las mejillas - yo después voy a subir solo a mi habitación.

-Gracias hijo - beso su frente.

-Dulces sueños, mamita - se despide de mí.

Es un niño muy entendido y comprende lo que hago por él viendo el esfuerzo que realizo todos los días. Subo los escalones dándoles un último vistazo a ellos que permanecen sentados frente a una pantalla.  Antes de meterme en la cama arrastro los pies al baño para darme una ducha. El agua cae deslizándose por la espalda haciendo que el cansancio aumente considerablemente.

Salgo porque no vaya a ser que me quede dormida bajo la ducha, seco todo el cuerpo para ponerme el pijama con el pelo mojado levanto las mantas para acostarme.

Morfeo no tarda en llegar hasta mí envolviéndome en sus brazos.

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Cuando la alarma suena los rayos del sol ya entran por la ventana que Liam abre de par en par, su sonrisa me da la bienvenida.

-Buenos días mamá – se sube a la cama para darme un beso.

-Buenos días – le beso la frente apretando sus cachetes – mi bello príncipe.

Antes de salir estiro mi cuerpo con un fuerte quejido, mi niño se queda jugando con el celular mientras voy al baño a lavarme la cara e ir a preparar el desayuno.

Es un bello día, se respira aire fresco en la mañana y comenzar el día alegremente es más que satisfactorio. Lo veo reírse tan alegre que mi corazón desborda de felicidad.

- ¿Me ayudas a preparar el desayuno? – sus ojos verdes brillan al mirarme.

-Por supuesto que si – coloca sus pantuflas en los pies. – Las damas primero.

- ¡Gracias caballero! – exclamo mirándolo con sonrisa coqueta.

Bajamos tomados de la mano, todavía todo esta oscuro así que abrimos las cortinas y ventanas para que el aire renueve el ambiente lleno de polvo. Nuestra cocina es pequeña por lo que chocamos al hacer cada uno su tarea. Liam pela y corta las frutas, yo preparo el café con las tostadas, estando todo listo él sube corriendo las escaleras a despertar a su abuela.

Me encanta verlo lleno de energías que ya no le quita esa maldita enfermedad. Al rato viene los dos juntos, entre risas toman su lugar en la mesa y yo los sirvo.

 -Mamá yo quiero frutas – habla alto para que lo escuche.

-Primero tú leche luego las frutas ¿está bien?

-Sí – contesta haciendo puchero.

-Mamá – parece perdida en sus pensamientos - ¿Qué quieres para desayunar?

-Un café y tostadas, pero deja que yo me sirvo.

-No, ya te lo traigo.

Asiente endulzando el vaso de leche de su nieto, regreso al instante y por fin puedo sentarme con ellos a disfrutar sus compañías.

Mi niño se reí por todo, esas carcajadas hace mucho tiempo que las escuchaba con esa intensidad. El timbre me produce un susto por estar tan entretenida.

-Yo voy mami – dice tiernamente.

Sale disparado a ver quién es, una voz conocida se asoma lentamente para unirse a nosotros, es Ava.

-Buenos días familia – su alegría es contagiosa - ¿Cómo están todos? – pregunta repartiendo besos a todos y Liam vuelve con un paquete en sus manos.

- ¿Ava? – la fulmino con la mirada\, sabe que no me gusta que malgaste su dinero en regalos caros – no tenías por qué haberte molestado en traer un obsequio para Liam.

-Ya lo sé, aunque es uno pequeño. No te enojes – suplica con sus manos juntas.

Le brindo una sonrisa, no me molesta al contrario me siento afortunada de tenerla como amiga porque quiere a mi hijo como si fuera suyo. Ella fue un pilar fundamental para salir adelante con mi niño.

- ¿Quieres café? – me paro para ir por una taza para ella.

-Con mucho gusto te acepto uno – sonríe ubicándose al lado de Liam.

Regreso con la taza de café, la toma entre sus manos hablando con su “sobrino adoptivo” según ellos dos.

- ¿Qué tal tú trabajo\, Ava? – le pregunta mi madre.

-Todo muy bien señora Anna – bebe un trago – Emily ya pensaste lo que te dije ¿verdad?

- ¿De qué están hablando? – mamá suena preocupada.

-Solicitan secretaria en la empresa en la que trabajo y le avise a su hija para que enviara una solicitud como postulante.

-Me parece una buena idea – comenta la señora Anna, mi madre.

-Sí ya lo sé – llevo las tazas sucias a la cocina – aunque no tengo muchas chances de quedarme con el puesto.

-Con intentar no pierdes nada – dice Ava acercándose hasta donde estoy. – Por lo menos dime que ya tienes la carpeta preparada.

-Ya lo hice.

-Si quieres la llevo yo así tú no pierdes el tiempo en llevarla.

-No, voy a ir yo personalmente.

Ninguna de las dos no se da por vencida cuando quieren algo. Ava salta de alegría. Bueno ya es hora de ir a trabajar.

-Voy a cambiarme – seco mis manos – ya debo irme a trabajar.

-Te espero para que vamos juntas.

-Bien en cinco minutos estoy lista.

- ¡Que rapidez! – exclama mordiendo la manzana.

Mis pies son más veloces que un avión. La ventaja que llevo es que tengo todo listo para vestirme. Peino mi cabello largo alzándolo en un rodete bien en el medio. Hecho crema en la cara también perfume y vuelvo a despedirme de Liam.

- ¡Vámonos Ava! – rueda los ojos porque la interrumpo cuando va a empezar el video juego.

Le doy varios besos a Liam, otro a mamá y salimos caminando hasta llegar a la parada de autobús. Mientras esperamos charlamos un rato.

- ¿Cuándo van a realizar la entrevista\, Ava? – cruzo mis brazos a la altura de mis pechos viendo si viene o

no el transporte.

-Hoy te averiguo sin falta – sigue comiendo su manzana – quiero ir a bailar este fin de semana ¿Me acompañas?

- ¿A mí me dices? – me señalo con el dedo – Creo que estás perdiendo el tiempo conmigo.

- ¿Por qué? Tú no vas a bailar desde que se enfermó Liam – tira en el basurero la cascara mordida. – Debemos salir al menos a beber unas cervezas.

-Lo voy a pensar – llega el autobús – pero no te hagas ilusiones porque Liam no puede quedarse solo.

-Le pago una niñera por una noche ¿Qué dices? – sube detrás de mi parloteando lo que se le viene a la mente.

Aunque pensándolo bien no es mala idea. Sin embargo, tengo miedo que le pase algo si lo dejo con otra persona que no sea mamá. No debo atormentarme con pensamientos por el momento.

Nos ubicamos cerca de la puerta, yo pegada a la ventanilla y ella a mi lado. Su alegría es contagiosa, siempre es una chica alegre y por eso adoro su forma de ser tan transparente.

- ¿A quién le escribes con tanta alegría? – borra su cara de embobada por alguien\, ese truco ya me lo sé.

-A una persona que conocí, pero estoy muy indecisa con él.

- ¿Cuál es el motivo? – su voz débil y floja no es propio de ella.

-Por primera vez siento miedo porque no solamente me gusta, sino que quiero algo serio con él.

Mi mandíbula creo que la estoy pisando con mis pies del asombro.

– Y él ¿Qué quiere?

-Todo lo contrario, a lo que te dije.

-No podrá resistirse a la hermosa mujer que eres y no necesitaras buscarlo – se pena a mi hombro – él te buscará, ya lo veras.

-Espero que tengas razón.

Primera vez que Ava tiene problemas con un hombre, nunca se ha enamorado en serio, solo le gustaban las relaciones clandestinas o pasar una noche con el tipo que le atrae. Pero de verdad está perdida por ese misterioso hombre. Por sus voluptuosas curvas se lleva todas las miradas, esbelta, rubia y ojos verdes claros. Nada que envidiarle a ninguna mujer.

Ella baja unas cuadras antes, yo un poco más adelante. El bar ya tiene sus puertas abiertas al público cuando llego, hay pocas personas en el lugar. Voy directo a los vestidores a cambiarme regreso encontrándome de frente con el hombre que fue tan patán en el club.

Su mirada desafiante penetra en mi cuerpo escaneando cada parte. Capaz tengo pinta de payaso por eso se me queda viendo. Desaparezco por el lado izquierdo perdiéndome detrás del mostrador evitando todo contacto con ese hombre.

No es la primera vez que mira de una forma tan descaradamente. Organizo mis tareas dejando todo en orden.

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