CAPÍTULO. 2. SIENTO QUE ME VIGILAN.

Desde que se realizó el funeral de mis padres, nunca más volvi a ver a Miguel, y como? si después que lo corrí de mi habitación ni señales dio... hoy en día pienso que fui una niña tonta, aún lo extraño y Brenda me dice que eso es amor, un amor inocente y puro que deje escapar en aquel momento, yo me niego a eso por que si hubiese sido así no hubiese besado a otra chica, siempre he sido tranquila y aunque Brenda trata de darme todo el amor del mundo mi corazón siente tristeza, una tristeza que no he podido superar, no solo por la muerte de mis padres si no por la ausencia de Miguel.

 A la edad de once años justo cuando entraba a la secundaria recibí un gran regalo y una nota.

“Eres una persona maravillosa y así pasen los años seguirás siendo la niña más hermosa”

Al principio pensé que se trataba de uno de mis compañeros de clase, le pregunté a todos y se negaron, me gustaba mucho caminar y en ocasiones sentía que era perseguida o que me vigilaban, no le daba importancia pues ya era paranoia mía, decía para mis adentros “Ximena te estás volviendo loca”, lo más curioso fue un día que salía de clases un chico trato de abrazarme desde atrás y cuando me fui a dar la vuelta para soltarme en cuestión de segundos y sin darme cuenta el chico se encontraba en el suelo con un golpe en la cara, me cansé de preguntarle cómo le había pasado eso y estaba tan aturdido que salió corriendo y nunca supe que pasó, desde allí muchos chicos se alejaban de mi, pensé que era normal no me consideraba bonita así que no le di importancia.

Así fueron transcurriendo los años, tres para ser exactos, tres años donde sentía que mi propia sombra me perseguía, es extraño de explicar es como cuando estás en la calle o en algún lugar y sientes esa mirada penetrante que hace peso en la espalda pero cuando volteas sencillamente no hay nadie, solo una vida que continúa; estaba por cumplir mis quince años, Brenda se había esmerado tanto en realizarme una celebración, me dediqué a invitar a todos mis amigos, no era tan popular pero si llegue a entablar una que otras amistades.

El día llegó, y me sentía nostálgica pues me hacían mucha falta mis padres, pero Brenda siempre me animo, no se como lo lograba pero nunca sentí ausencia por su parte, sabía distribuir muy bien su tiempo, esa mañana misteriosamente llegó un obsequio era un gran peluche un oso gigante con muchos globos y una nota.

“Hoy es un día especial, espero verte brillar, eres la estrella más hermosa que mis ojos pueden mirar”.

Algo confundida tome el oso y lo lleve a mi habitación, no podía preguntar a toda la secundaria quien me lo había mandado así que lo tome como un regalo más, no tenía remitente así que de igual manera no le di importancia, ya la fiesta había comenzado y cuál fue mi impresión pues había Casi cincuenta invitados y para mí desdicha todas eran chicas ninguno de mis amigos asistieron, empecé a llamarlos pero todos me dieron simples excusas, Brenda no tenía explicación para eso lo que si es que no me arrepiento la pasé muy bien incluso habían chicas que ni conocía y aún así la fiesta estuvo muy animada y aún en mi propia casa me sentía vigilada.

En mi cuarto conservaba los obsequios que recibía cada año de manera misteriosa, incluso llegue a pensar que eran de Miguel, pero luego deseche esa idea cuando un día sus padres me visitaron para saber cómo estaba y ponerse a su disposición para cualquier cosa y fue allí cuando me comentaron que Miguel se había marchado a Canadá a estudiar en la universidad.

Ese día llore como nunca, si antes no lo había podido ver, ahora era peor, mi consuelo era mi gran oso al que apodo Toby, no quería que Brenda me viera en ese estado... teniendo dieciséis años, no había nada del otro mundo en mi vida si no era el colegio era mi casa o me iba a la empresa con mi adorada madre Brenda.

Hasta en la empresa me sentía acosada, nadie me veía parecía como un bicho raro pero yo sentía la misma mirada en mis hombros, en mi cumpleaños número diecisiete recibí una hermosa cadena de oro con un dije (un ojo turco), me encantó tanto que no me la quitaba ni para bañarme, las notas las guardaba en una pequeña caja que tenía en mi mesita de noche.

Me faltaba poco tiempo para graduarme y por fin emprender mi vida en la universidad, estaba tan emocionada, se acercaba el día de el baile de todos los graduandos, esperaba con ansias bailar con un chico, hice una amiga vivían, muy alocada, cada vez que podía se quedaba en casa, dormíamos juntas y nos contábamos todo, hemos sido muy unida, la noche del baile me coloque un vestido que me regalo Brenda era muy lindo, esperaba que alguien me sacara a bailar pero solo vivían lo hizo y con toda la pena del mundo baile con ella otorgándonos el papel de que éramos novias, que locura, hasta hoy en día aún sigo pensando que me persiguen que me vigilan, hablé con Brenda y me dijo que sacaría una cita a un psicólogo por que desde que tengo once años siempre le digo lo mismo.

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