Maya bajó a la Estación Gardenias, camina las cinco cuadras para llegar a su trabajo y para subir el ánimo escucha música, ella es fan de Kim Hyun Joong, es toda una Henecia, o como se llaman entre ellas, verdosa. Su estado de ánimo cambia totalmente, esa música es la vitamina que revitaliza el alma. Al entrar a trabajar ahí hay que darse prisa, los clientes recién llegados del japón están por llegar e hicieron reserva por tres días.
Pero llega Angélica, la mamá de Bernardo quiere que todo quede perfecto para cuando lleguen los clientes.
- Quiero las mejores copas.
- Si, señora.
Se ponen a buscar las copas y van con cuidado.
- ¿A qué hora van a poner las copas? Es para dentro de una hora no para mañana. ¡Rápido!
Los chicos tratan de apurarse. Maya arma los cubiertos y a cada paquete con su adorno. Eso toma un poco de tiempo, tiene que ser presentable.
- Apura mocosa, así no se hace. Te voy a enseñar inútil. -La señora lo hizo mal y para remate rompió el adorno. - Mira lo que pasó por tu culpa, inútil.
Maya respira hondo y continúa con su trabajo, la mesa ya casi está lista. Estaba muy bien hecho todo, pero para los ojos de la señora Angélica todo era un fiasco.
- ¿Cómo es posible que presenten una mesa así?
- Es un almuerzo ejecutivo, no una fiesta - Responde a un mesero.
- Cállate inútil, que van a pensar los japoneses cuando lleguen. Que nos hemos burlado, ellos han hecho su reserva por tres días. Re-ordenen rápido. - Esta vieja es una gritona.
- No podemos. - Dice Maya.
- ¿Quién te crees que eres para hablarme así? Mocosa, inútil.
Maya va a la puerta y recibe a los clientes japoneses
- Good afternoon misters, Olimpo welcomes, please follow me and have a seat, please. – Maya saluda con reverencia tal cual se hace en Japón.
- Good afternoon miss. - ellos siguen el gesto y el camino, Maya los guía hasta la mesa ¡Oh! Good work guys. Nice job. - a los japoneses les fascinó la presentación de la mesa.
- Thank you mister. - agradece con reverencia.
Los japoneses estaban contentos por el recibimiento dentro de la sala privada. Dos meseros sirven las copas y dos señoritas ayudan a Maya a servir bocadillos como abre bocas. Maya, amablemente les explica en que consiste el bocadillo y a los japoneses les encanta. Pidieron más.
La señora Angélica no sabía que decir, los japoneses la miran mal, está vestida como si fuese una fiesta. Un japonés hizo un comentario que hizo reír a todos, la “dueña del restaurante” tuvo que irse. Para complicar las cosas está lloviendo como nunca se ha visto en Lima desde el año 70.
Los meseros estaban trapeando la terraza, cuando Angélica se puso a gritarles.
-Rápido. No saben trapear. ¡Qué vergüenza! ¿Qué van a pensar los clientes?
Unos segundos después.
-Pero ¡Rápido! ¡Qué lentitud! Yo pago para que trabajen no para que holgazaneen.
El chef tenía que flamear el saltado y en ese preciso momento ella entra y grita.
-No pueden apurar a los meseros. Están descuidando a los clientes.
El chef se asustó al oír los gritos y el licor se desperdició sobre el fuego y una gran llama de fuego hace que se incendie la cocina.
- ¿Eres imbécil o qué?, me estás echando a perder mi restaurante, todo se quema.
- Señora es su culpa, usted entró gritando.
- ¡Apaguen el fuego! ¿Qué esperan?
- No sabemos usar el extintor.
- Solo unos inútiles, no saben usar las cosas.
- Llame a los bomberos.
- Usa tú el extintor, yo que voy a saber, no es mi deber.
Maya entró con el extintor y extinguió el fuego.
- ¿Qué haces aquí estúpida? ¿Quieres arruinar mi cocina? No te voy a pagar hasta que cubras los gastos.
- Haga lo que quiera. Ya nos debe un mes. – reclama un cocinero.
- ¡Cállate malcriado!, a nadie le voy a pagar hasta rehacer la cocina.
Ella llama a su hijo llorando.
- ¡Ay, hijo! Si tú supieras, los empleados quieren quemar el restaurante, no quieren trabajar. Son malos conmigo. Ven, ayúdame hijo.
Bernardo no dijo ni una sola palabra. Llamó al responsable del restaurante para que le mandé los vídeos para tener la visión completa y real del problema. A los pocos minutos le llegó el vídeo, lo observa una y otra vez y se dio cuenta de la verdad y fue directo al lugar del siniestro. Los comensales estaban tranquilos, los japoneses estaban disfrutando de su almuerzo y del buen vino.
Fue al cuarto negro, quería hablar con el responsable del cuidado del lugar.
- Necesito ver todos los vídeos del día.
- Si señor, esto es de cámara uno.
Ven los videos de la entrada, era malo. La cámara dos igual, la cámara tres igual y hasta que llegó la hora en que se fueron los japoneses. Salió del cuarto y pidió que limpien la sala privada y hablar con las personas involucradas en el asunto del incendio de la cocina. Están el cocinero principal, Maya y la señora cuando entró Bernardo.
- ¿Están todos?
- Si, hijo. - Mirando con desprecio a sus empleados.
- Muy bien, señor y señorita buenas tardes, soy el presidente Bernardo Anthony un gusto conocerlos. Ella es la señora Angélica de Anthony, mi madre, ella me ayuda con la gestión del restaurante. Supe que hubo un incidente en la cocina. Señor quiero escuchar su versión - se dirigió al chef.
- Estábamos en la cocina, yo haciendo un flameado para el saltado cuando ingresó la señora gritando porque no apurábamos a los meseros, que están descuidando a los clientes.
- Mentira, yo quise entrar para ver cómo iban y ellos me atacaron y amenazaron con quemar el restaurante.
- ¿Usted señorita? - Dio oportunidad de hablar a Maya.
- ¿Quiere saber la verdad de cómo se trabaja aquí o solo escuchar las cosas bonitas? Estaba muy serena.
- La verdad - Bernardo quería saber todo. Ya descubrió que su mamá miente.
- Bien, la señora es la típica millonaria problemática. A la gente como ustedes no les gusta que se les diga la verdad, ustedes no tienen ni amor propio, porque procurarían hacer las cosas de manera que nadie pueda hablar mal a sus espaldas. Los típicos ricos que solo piensan en dinero viviendo del sudor y lágrimas de los obreros. ¿Sabe por qué lo digo? Porqué odian respetar los contratos dónde no se ven los beneficios, solo respetan los contratos dónde es fijo recibir mucho dinero. Aquí se trabaja mal, los últimos meses solo vivimos de las propinas y le recuerdo, que muchos tienen alquiler que pagar y familia que ver.
-Pero señorita...
-Pero nada, ustedes los ricos solo piensan en sus comodidades, quitándole a los obreros lo que les previene. Ustedes son ambiciosos, siempre quieren más, no les importa si aquí los obreros comen las sobras de los clientes por qué no hay derecho a tener algo de comida, todo tiene que ser hecho de inmediato, ni bien la señora cierra la boca ya debe ser terminado, es más no sabe hacer absolutamente nada, le recuerdo que para mandar hay que saber hacer las cosas. - Maya escupió veneno como la serpiente escupidora, no se guardó ni siquiera una coma.
-Te das cuenta como me odian, así de mal agradecidos son, uno los trata con cariño y así pagan.
- ¿Sabe que señor Anthony? Cómo ustedes no respetan el contrato del empleado, yo tampoco. Así que yo trabajo solo hasta hoy, a ver si les va a gustar. Conmigo se acabó el servicio. Busque otra persona que si aguante humillaciones y a trabajar por nada ¡Ah! Se me olvida un detalle, busque una mesera políglota, para atender a todos sus clientes potenciales. - se levanta de su asiento y procede al abandono de la sala.
- Señorita, espere... Señorita yo he venido a resolver el problema, por favor dialoguemos.
- Los niños dialogan con mamá. Buenas tardes. - le dirigió el dedo, considerado un insulto según el código de etiqueta y protocolo, después de hacerlo se fue.
- También yo me voy. Lo siento señor Anthony.
Bernardo no fue capaz de resolver el problema, Maya dijo demasiadas cosas, hay algo que no cuadra. Quiere atrapar al culpable y se encierra en la habitación echando a su madre del lugar. Manda a traer su laptop y revisar detenidamente los vídeos otra vez. Quiere que la verdad salga y pide ayuda a su secretario.
- Una mujer joven va a salir del restaurante, con el guardaespaldas síguela, quiero detalles sobre ella, la vas a reconocer por su uniforme parecido a lo de la naval, parece que es estudiante aviación y eso también quiero saber.
- Listo, señor.
- Que venga mi chofer con el otro auto para que venga solo para mí a las 8:00.
- Entendido. Señor Anthony.
Bernardo está inquieto. Habla consigo mismo.
- ¿Quién eres? ¿Quién te crees que eres faltosa? Hermosa... pero hueles a peligro. Espera a que tenga todos tus datos, cerda uniformada de la naval… (siente algo y sonríe) Algo hay y no es que es... pero lo voy a descubrir y no te dejaré en paz hasta que me respetes. Fuiste muy inteligente en resolver el problema de la cocina, pero no te da ningún derecho que me trates de esta manera grosera.
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