capitulo 10

Una vez estuvieron en la entrada de la gran casa, se acercó a ella y junto sus manos para depositar un beso en la comisura de sus labios haciendo que ella se sonrojara hasta la punta del pie. Se quedó pensando un momento y finalmente hablo.

Me gustaría invitarte a salir. ¿Te gustaría?

A mí?

No veo a nadie más o si _bromeó el.

Mmm cla-claro_susurro tímida.

Genial, que te parece si  cenamos en mi casa el fin de semana y ahora yo  preparare la cena.

Ok?_Asintió.

Bien, pequeña nos vemos._dijo acercándose para besarla nuevamente.

Salió del auto y camino a su casa volvió a mirarlo y lo despidió con la mano; entrando a la  casa su mama la intercepto en el trayecto a su cuarto.

Ese era el comandante Díaz hija?

Ss-sii, mama, me trajo porque fui a visitar a su madre y se ofreció a traerme porque ya era tarde.

Está bien cariño, pero te encuentras bien te veo bastante sonrojada, tienes fiebre?

Que, no seguro es por la calor. No te preocupes_abrazo a su mama y se retiró a su habitación a paso veloz.

A mí no me engañas, Artemis._dijo una vez que se quedó sola en medio de la escalera.

Al día siguiente Artemis despertó de buen humor y eso ya era raro en ella.  Al llegar a su escuela no dudo un momento para contarle lo sucedido el día anterior a su amiga. La cual enseguida pego un grito que todos las voltearon a ver.

No puede ser, yo lo sabía, sabía que ese hombre iba a ser para ti.

Sshh, baja la voz Catrina.

Perdón, perdón, es que estoy muy contenta por ti.

Yo también.

Bueno, y ya sabes que te pondrás?, mira que no puedes ir así madamas, yo te ayudare a ponerte algo bonito para que lo dejes con la boca abierta.

No, claro que no.

A sí, claro que si-_le repitió lo mismo.

Al terminar el día iban caminando en la calle del pueblo cuando se encontraron a comandante y a Otto el primero no le despego la mirada a su pequeña pelirroja, cosa que no fue percibida por su compañero pero si por una muy parlanchina Catrina quien se acercó a su hermano para hablarle en privado solo para dejar solos a la pareja.

Las miradas de todos no se hacían esperar puesto que la Sotomayor no era muy popular en dicho lugar, mientras que el comandante solo los ignoraba ella si estaba al pendiente de cada mirada que recibía. Así que solo saludo y se despidió del oficial para no meterlo en problemas pues estaba muy consiente que ella era una menor de edad y él ya estaba lo suficientemente grande para ella.

 El entendió el miedo de la joven, puesto que también era lo que no lo dejaba dormir tranquilo, todos los que se enteraran de su interés por la chica lo juzgarían; siendo ella solo una joven menor de edad, pero ¿cómo luchar con lo que estaba sintiendo? si para el amor no hay edad ni clase sociales.

Pero a pesar de eso no se daría por vencido, si ella de algún modo le corresponde no dudaría en mandar todo al carajo. Y aunque  tenía todas las de perder el simple recuerdo de la noche anterior lo llenaron de emoción sin duda saber que había sido el primero en probar sus besos lo llenaba y por eso estaba dispuesto a romper con todo aquello que le impedía arriesgarse, pues simplemente lo valía.

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