Nathan, Luna y Aila estuvieron recorriendo el bosque buscando a Nistrid. Pero después de un tiempo de búsqueda, no la encontraron.
—¿Dónde estará esta chica? Siempre hace lo mismo — dijo Luna fastidiada.
—No entiendo, ¿por qué se fue tan molesta? — dijo Nathan confundido.
—Fue por Viggo. Antes de que mi padre fuera el líder del pueblo, había otra persona que fundó nuestra familia, Lord Esben, el padre de Nistrid. Lamentablemente, murió durante la "segunda guerra civil" que ocurrió hace 10 años. Nistrid culpa al brujo Viggo por ser el causante de su muerte, por eso es que lo odia tanto. Ella está convencida de que Viggo fue el que causó la muerte de su padre — dijo Luna.
—Ya veo, debió ser muy duro para ella — dijo Nathan.
—Verdaderamente lo fue..., perdió a su padre cuando tenía 7 años — dijo Luna.
—¿Y su madre? — dijo Nathan curioso.
—Su madre murió después de que ella naciera, perdió mucha sangre en el parto y no pudo soportarlo. Su nombre era Aziza Berntsen - dijo Luna.
—Bonito nombre — dijo Nathan.
—Azizá era una mujer muy hermosa, bondadosa y muy amable — dijo Luna.
—¿La conocías bien? — preguntó Nathan.
—Fue como una segunda madre para mí — dijo Luna.
—Oigan, muy lindos los recuerdos. Pero todavía no encontramos a Nistrid — dijo Aila.
—Tienes razón..., bueno, tendrán que seguir buscando sin mí. Me había olvidado de que tenía que recolectar algunas hierbas. Acepté buscarla sin haber terminado todavía con mis labores. Aila, cuida bien de Nathan. Es una buena oportunidad para que se vayan conociendo — dijo Luna sonriendo mientras juntaba unas plantas y las ponía dentro de un canasto que traía consigo.
—Como órdenes, hermana — dijo Aila.
Nathan y Aila continuaron buscando a Nistrid por todo el bosque. Después de una hora de búsqueda, se tomaron un momento para descansar.
—Caminé demasiado. Necesito descansar. Nathan, cierto..., ¿es verdad que mataste al rey blanco tú solo? — dijo Aila, muy curiosa.
—Sí..., aunque no me siento orgulloso de eso y en cierta parte fue suerte. Solo quería proteger a Nistrid — dijo Nathan, riendo.
—El rey blanco es considerado como una deidad muy poderosa. Literalmente, era el amo de este bosque. Aunque me sorprende que ningún animal haya venido a matarte. En todos estos siglos, diferentes personas han intentado matarlo para poder obtener sus poderes. Pero nunca sucedió y de la nada, después de mucho tiempo, un joven noble como tú es quien logra derrotarlo... Siendo que ni los mejores asesinos, ni los mejores cazadores de recompensas, ni tampoco los guerreros más fuertes han podido derrotarlo — dijo Aila, totalmente sorprendida.
—Ni yo puedo explicarlo... Menos mal que me topé con la espada maldita. Pero, ¿por qué decís que ningún animal ha venido a atacarme? Eso suena totalmente loco y sin razón — dijo Nathan extrañado.
—No es loco y sí hay una razón... El rey blanco es el encargado de mantener la calma de este enorme bosque. Es el protector del mismo y no solo eso, sino que protege a los animales — dijo Aila mientras comenzaba a caminar.
—Hey, ¿A dónde vas? — dijo Nathan.
—A buscar a Nistrid. ¿A dónde más iría? Ven, cerca de aquí hay un río o algo así. Puede que ella esté ahí — dijo Aila sonriendo.
Los dos comenzaron a caminar. Después de unos minutos, encontrarían un pequeño río.
—Por fin llegamos. Tenía mucha sed. Pero por lo visto, tampoco está aquí — dijo Aila mientras caminaba por las piedras que estaban en el pequeño río para beber un poco de agua.
—Aah~ Ya estoy mejor. Tú también bebe un poco de agua, te hará bien — dijo Aila riendo.
—Tienes razón — dijo Nathan mientras bebía un poco de agua del pequeño río.
—¿Cómo es tu familia? ¿Tienes hermanos? No conozco bien a la familia real, por eso quisiera saber cómo está formada tu familia — dijo Aila, curiosa.
Nathan sabía que no podía decir la verdad ni dar demasiados detalles.
—Perdón, pero no puedo decírtelo. Solo te diré que son un fastidio — dijo Nathan con una pequeña sonrisa.
—Ay, ¿por qué dices eso? — dijo Aila riendo.
—Perdón, olvídalo — dijo Nathan riendo.
—De acuerdo, no seguiré preguntando — dijo Aila riendo.
—¿Tienes pareja? — dijo Nathan curioso.
—No, no tengo. En realidad, jamás tuve una. ¿Y tú? — dijo Aila tomando una piedra.
Aila seguidamente se puso a jugar con la pierna.
—Eh... Yo tampoco tengo pareja — dijo Nathan.
—Qué raro. Generalmente, los chicos de la realeza a tu edad ya tienen prometida — dijo Aila extrañada.
—No es mi caso. Por ahora, no me gusta nadie y tampoco me han propuesto casamiento ni me han obligado a casarme. Así que digamos que estoy bien — dijo Nathan riendo.
—Qué bueno oírlo — dijo Aila sonriendo y en voz baja.
—Perdón, no te oí — dijo Nathan.
—Pregunté si hay chicas bonitas en la capital — dijo Aila riendo.
—Pues no le he prestado atención, pero de seguro deben de ser igual de guapas y bonitas que tú — dijo Nathan riendo.
—¡En serio! Gracias... Tú también eres muy guapo — dijo Aila un poco sonrojada.
— "Es bueno escucharlo — dijo Nathan riendo.
— "Sabes, nunca me he enamorado y creo que nadie se ha enamorado de mí. Supongo que es por mi hermano y mi padre. Casi todos los chicos de mi edad le tienen respeto y miedo... Mmm, diré más miedo que otra cosa — dijo Aila riendo.
— Por cómo lo dices, suena muy triste. Dudo que haya alguien que no guste de ti siendo tan hermosa. También puede que tengan miedo a que los rechaces siendo la hija de tu padre — dijo Nathan riendo.
En ese momento, Nistrid apareció entre los árboles del lugar.
—¡Nistrid!... — dijo Neithan.
—Estábamos buscándote — dijo Aila mientras tiraba la piedra que tenía al agua.
—¿Buscándome? — dijo Nistrid extrañada.
—¿En dónde estaban? Mi padre quiere verte— dijo Aila.
—¿Todavía quiere seguir molestando? — dijo Nistrid.
—Eso no lo sé... Ve y averígualo — dijo Aila.
Todos volvieron al pueblo. Cuando llegaron, le explicaron a Nistrid todo lo acordado con el rey Julius. Ella, junto a Renn y Aila, tendrían que asistir como estudiantes en la escuela Enhypen al mismo tiempo que deberían ser escoltas de Nathan hasta la capital. Al principio, Nistrid se mostró en total desacuerdo. Pero luego entendió que era por el bien del pueblo y aceptó las palabras de Lord Ivar. Después de terminar de dar todos los detalles, cada uno se retiró a hacer sus deberes. Ya por la noche, Nathan, sin dudarlo, decidió ir a dormir, ya que se encontraba totalmente cansado por su largo día. Los guardias lo acompañaron hasta los aposentos que Lord Ivar le había preparado. Totalmente agotado, Nathan se desplomó en la cama, quedando totalmente dormido.
A la mañana siguiente, un mayordomo entró a la habitación de Nathan, quien había despertado por el ruido de la puerta. El mayordomo le entregó una bandeja con el desayuno y, tras agradecerle, Nathan aceptó el desayuno, el cual consistía en una variación de frutas cortadas en cubitos. Luego de desayunar, se vistió y salió de la habitación ya descansado. Fue a recorrer la aldea y no pasó mucho tiempo para que encontrara a Renn, quien era el hijo de Lord Ivar. Este se encontraba en un duelo con una chica rubia. Ambos se veían en una ronda hecha por los aldeanos, quienes gritaban de emoción por el combate.
Al dar la señal para que el combate comenzara, se podía ver la superioridad de Renn en combate. Él se movía con total destreza. Aunque la chica demostraba gran talento, no podía superar las habilidades de Renn. La gente miraba emocionada el combate sin siquiera pestañear, hasta que en un momento la chica se descuidó, dando pie para que Renn fuera el ganador del combate. La gente aplaudía por el gran combate presenciado. En ese momento, Renn vio a Nathan.
—Pero a quién tenemos aquí, si no es nada menos que el sobrino del rey. ¿Será cierto que él fue quien asesinó al rey blanco? — dijo Renn en voz alta, apuntando a Nathan con una espada.
La gente solo observaba, totalmente sorprendida.
—Te reto a un duelo, sobrino del rey. Dicen que en la capital, los jóvenes nobles como tú son muy buenos con la espada. Quiero que me des una demostración de ello — dijo Renn en tono burlesco.
—No, gracias. No soy muy bueno con la espada — dijo Nathan con una mirada de desinterés.
—Lo acaban de oír. El mismo sobrino del rey dijo que no es bueno. Por lo visto, era mentira lo que se decía de ellos. Vamos, anímate. Pelearé contigo a mano limpia. No tienes por qué tener miedo — dijo Renn, burlándose y riendo.
—Bien, si tanto insistes, lo haré — dijo Nathan, no muy convencido de su decisión.
Todos los presentes querían ver el duelo que estaba por comenzar. Cada vez más personas se sumaban al espectáculo. Mientras tanto, Nathan se quitaba el saco que traía para estar un poco más cómodo. Uno de los soldados dio la señal para dar comienzo al duelo. Renn, sin dudarlo, comenzó a atacar. Golpes muy fuertes caían hacia Nathan, quien con gran dificultad esquivaba los ataques de Renn. En uno de los tantos golpes, Renn logró golpear a Nathan en la cara, haciendo que cayera al suelo.
—Vaya, tienes un rostro muy duro..., me sorprende — dijo Renn riendo.
Nathan se puso de pie y con su mano en el rostro comenzó a reírse.
—Y tú tienes la mano muy blanda. Aunque fue un buen golpe — dijo Nathan con una pequeña sonrisa.
—¿Qué dices?... — dijo Renn un poco ofendido.
Nathan se sacudió la ropa y seguidamente se puso en guardia para pelear en serio.
—Eres alguien muy raro, ¿sabías? — dijo Renn riendo.
Renn, con mirada fija, volvió a atacar con golpes fuertes. Aunque en esta ocasión, Neithan se veía más confiado. Después de varios forcejeos, Renn volvió a dejar a Nathan en el suelo.
—¿Qué sucede?... Parecías motivado hace unos segundos — dijo Renn riendo.
—Tranquilo... El combate todavía no termina — dijo Nathan con una pequeña sonrisa.
—Ya veo... En ese caso, vamos a hacerlo un poco más interesante — dijo Renn riendo.
Renn le pidió dos espadas al soldado que ahí se encontraba. Una de ellas fue lanzada hacia Nathan. Las personas, al ver esto, comenzaron a gritar con más emoción.
Nathan tomó la espada y con una mirada seria apuntó a Renn.
—Me rindo... — dijo Nathan tirando la espada al piso.
—¿Qué?... ¿Hablas en serio?... Vamos, no digas eso. Quiero seguir peleando contigo — dijo Renn riendo.
Nathan solo ignoró las palabras de Renn. Seguidamente, salió de la zona de combate.
—Supongo que fue una buena pelea... Aunque hayas perdido — dijo Renn riendo en todo burlesco.
En ese momento, Lord Ivar aparece. Sin más palabras, Renn se retira del lugar.
—Nathan, contigo quería hablar... oh, tu mano está sangrando — dijo Lord Ivar mirando la mano de Nathan.
—Ah, esto... sí, me astillé al caerme — dijo Nathan tocándose la mano.
—No, no te la toques, podría infectarse... la herida es muy profunda, rápido, llévalo con Luna para que lo cure — dijo Lord Ivar mientras observaba a Renn.
Nathan fue llevado con Luna para poder sanar su herida. Al llegar, ella lo atendió, retiró la gran astilla y seguidamente colocó sus manos sobre la herida. De repente, una luz de color verde rodea la herida, haciendo que esta se cure rápidamente.
—Listo... ya está sano por completo — dijo Luna.
—Sorprendente, ya no me duele. ¿Cómo lo hiciste? — dijo Nathan sorprendido.
—Con un hechizo de curación — dijo Luna con una sonrisa.
—Entonces aquí hay magia y ese tipo de cosas... entiendo, cada minuto que pasa aquí se vuelve más tedioso — dijo Nathan con un gran suspiro.
—¿Por qué dices eso? ¿No entiendo? — dijo Luna confundida.
—De donde vengo, la magia solo se crea a través de ilusiones, dejando a esta solo como entretenimiento público — dijo Nathan riendo.
—Sigo sin entender — dijo Luna aún más confundida.
—Seguramente aquí puedes manipular los elementos y hacer ese tipo de técnicas secretas que se ven en los libros y las películas de fantasía... pues en mi realidad no podemos hacer ese tipo de cosas — dijo Nathan riendo.
—No comprendo lo que quieres decir... pero sí, en este mundo a través del mana podemos manipular diferentes hechizos basados en los elementos naturales. En total son 5, que son los más importantes — dijo Luna.
—Fuego, agua, tierra y viento tengo entendido que son los más importantes, pero dijiste cinco, así que supongo que te refieres al rayo como el quinto más importante. Entre éstos, predomina la luz y la oscuridad, que también se representan como elementos. ¿Me equivoco? — dijo Nathan con una pequeña sonrisa.
—No, no te equivocas. Es acertado lo que dices. Aunque no me sorprende que lo sepas, es algo normal saberlo — dijo Luna riendo.
—Si no sé por qué sería anormal — dijo Nathan riendo, mientras Luna lo miraba sin entender el chiste.
—Como sea, es algo muy complejo de entender — dijo Luna.
—¿Crees que yo pueda manipular elementos, hacer hechizos y esas cosas? — dijo Nathan riendo.
—Eso no lo sé... Depende de la persona. Cada individuo tiene actitudes diferentes y eso se ve reflejado en su red espiritual que se conecta con la rama elemental a través de la naturaleza. Por ejemplo, mis actitudes predominan en las de magia neutral, las cuales no están basadas en la rama elemental. Por lo tanto, no puedo usar magia elemental, pero sí magia neutral como mis hechizos médicos y cualquier otro no basado en ellos. Gracias a mis actitudes, puedo hacer hechizos curativos, pero a la vez no puedo utilizar otros tipos de hechizos que salgan de esta rama. Siguiendo con los ejemplos, mi hermano Renn tiene actitudes diferentes a las mías. Él puede manipular hechizos de fuego, las cuales sí se basan en la rama elemental y debido a eso no puede hacer mis hechizos médicos. Mi hermana Aila también tiene actitudes diferentes a las mías. Ella puede utilizar hechizos de agua y manipular esta misma... ¿Lo ves? Cada persona tiene diferentes actitudes — dijo Luna sonriendo.
—No mentías cuando decías que era complejo. Pero sí creo que lo entendí a la perfección — dijo Nathan.
En ese momento, un guardia interrumpió la conversación.
—Disculpe, mi señorita, el carruaje ya está listo para que el caballero parta a la capital. Su padre dio instrucciones de que parta de inmediato — dijo el guardia antes de retirarse del lugar.
—Bueno, ya tienes que irte, guapo. Pero antes de irte, llévate estas medicinas líquidas contigo. Yo misma las preparé — dijo Luna entregándole tres frascos con líquidos de diferentes colores.
—Gracias, aunque no tengo idea de qué hacer con ellas — dijo Nathan confundido.
—Presta atención: el frasco con el líquido verde se utiliza en heridas causadas por armas blancas o todas aquellas que lastimen la piel. Es como un alcohol que purifica la zona lastimada, pero sin causar irritación. También sirve como desinflamante. Si es una cortadura, lo aplicas sobre la zona afectada. Si es interno, solo tienes que beberlo. Si haces lo que te dije, en menos de un minuto quedarás como nuevo. Ahora, el frasco azul es un antídoto que desvanece cualquier tipo de veneno que se encuentre en la sangre. También tienes que beberlo. Por último, el frasco con el líquido rojo sirve como alimento. Digamos que es un energizante que te hará recuperar toda la energía perdida. También cura cualquier tipo de lesión o fractura al instante. Y eso es todo. No pierdas ninguna o te arrepentirás... Ah, y una cosa más: solo utilízalas cuando realmente haga falta — dijo Luna sonriendo.
—Entiendo. Cada una es muy útil. Gracias — dijo Nathan riendo.
—Espera, una cosa se me estaba olvidando. Toma también este libro. Es un libro de cuentos y leyendas que tiene diferentes tipos de historias. Le pertenecía a mi madre y al morir me lo dejó a mí. Pero ya lo leí muchas veces, digamos que me aburrió. Además, la mayoría de historias que tiene son aburridas. Pero a ti te servirá como guía —dijo Luna entregándole el libro a Neithan.
—Guau, estupendo, gracias. Ahora tendré con qué entretenerme en el viaje —dijo Nathan mientras abre el libro y pasa las hojas de este.
—Al parecer, trae relatos sobre diferentes tipos de criaturas basados en los elementos agua, fuego, etc. También sobre las épocas en las cuales se inventaron los hechizos defensivos, como también ofensivos, aunque es medio complejo de entender. Pero me sorprende que pueda leerlo — dijo Nathan sorprendido.
Luego de terminar de ordenar, ambos se reúnen con los demás en la puerta principal, donde allí los espera el general Runa, Nistrid, Renn y Aila, más un carruaje.
—¿Es necesario que el carruaje sea tan...? — dijo Nistrid.
—Asqueroso — dijo Aila riendo.
—Creímos que sería lo más ideal, ya que están escoltando al sobrino del rey. Por lo tanto, un noble es lo más indicado, ya que no llamará la atención. Les recomiendo que tomen la ruta más larga y no el atajo, ya que el hechicero predijo una fuerte tormenta en ese sector, el cual causa muchos estragos y sería muy peligroso ir por ese lugar —dijo el general Runa.
—Si tomamos la ruta que dices, tardaremos dos semanas en llegar a la capital. ¿No es demasiado? Llegaremos muy tarde a lo acordado — dijo Renn confundido.
—Mejor tarde que nunca. Ya que tomarán esa ruta, van a tener que pasar por el Valle de los 5 Puentes. Les aconsejo que no se distraigan, puede ser muy peligroso — dijo el general Runa seriamente.
Nathan y los demás suben al carruaje. Luego de despedirse rápidamente, se ponen en marcha.
—¿Y tu padre? — le preguntó Nathan a Aila.
—Estaba ocupado en una reunión, por eso no estuvo en la entrada — dijo Aila.
Sin más palabras, los cuatro viajeros dan comienzo a un largo viaje hasta la capital.
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