Capítulo 5.

V.

Sebastián:

Nos estábamos divirtiendo mucho, cuando sentí la necesidad de ir al baño.

—Chicos, regresó en un momento— dije a mis amigos levantándome.

Al salir del baño y mientras me dirigía a donde estaban mis amigos, alguien chocó con mi espalda, al voltear me encontré cara a cara con “ella” la mujer que no me ha dejado dormir en paz.

—Lo siento venía distraída.

Cuando alzó la mirada se puso pálida y dijo:

—¿Pero qué?

Lo cual me molesto un poco, tan desagradable le resultaba volver a verme. Tal como ella lo pidió, la trate con frialdad y como la desconocida que era.

—No se preocupe, señorita, pero debería tener más cuidado.

—Si gracias de verdad lo siento mucho, con permiso.

Después de terminar de hablar salió a toda prisa, mientras la vi alejarse, caí en cuenta que había dejado ir la oportunidad de preguntarle aunque sea su nombre, salí detrás de ella, pero la perdí entre la multitud. Me di por vencido y no tuve más opción que ir a sentarme.

***

Catalina mientras caminaba se cubría la boca con una de sus manos,«Por qué, por qué, por qué… siempre tengo que hacer el ridículo enfrente suyo, además esa mirada de superioridad, desgraciado, arrogante, quien se cree que es, lo bueno es que parece no recordarme.

—Enojada —«¿Bueno, bueno? —respira hondo— supongo que es bueno, pero tan rápido me olvidó»

Llegó a donde estaba Alexandra un poco malhumorada.

—¿Qué te pasó, estás bien?

—Sí, no te preocupes, pero no te imaginas a quién me acabo de encontrar.

—¿A quién? Por tu cara debe ser alguien muy desagradable.

—Pues a nada más ni nada menos que al chico del que te hable, ¿lo recuerdas? El de la fiesta de Sara y Marcos.

Al escucharla Alexandra quien estaba bebiendo, se atragantó empezando a toser —¿estás hablando en serio? ¿Te reconoció?

—¿Estás bien?— pregunto angustiada la joven.

— Sí, sí, no cambies de tema.

—Estoy hablando en serio, y no pienso que me reconociera, además el infeliz me hablo con mucha prepotencia.

Alexandra cae en cuenta de lo que le pasa a su amiga, así que respondió en tono infantil.

— Qué desgraciado, como se atreve a ignorar a mi adorada Cata. Pero sabes, no creo que para un hombre sea fácil olvidar a una mujer como tú, que tal si solo estaba haciendo lo que le pediste.

—¿De qué hablas?

—Ya no te acuerdas, de que si se volvían a encontrar no se conocían, etc.

—Mmm, ¿piensas que sea eso?— dijo más animada Catalina.

—Estoy segura. Pero si quieres podemos ir a preguntarle— se burló Alexandra.

—Estás loca, ¿sabes qué?, mejor me voy me siento muy mal, además que tal que con la mala suerte que me cargo me lo vuelva a encontrar, voy a descansar a mi casa, tú quédate, ve a buscar a tu familia, diviértete.

— Está bien, y aprovecho para avisar a tus padres y a los Giraldo, seguro que están juntos. ¡Ah!, ahora que me acuerdo la estábamos pasando tan bien que me olvide de presentarte a mi hermano mayor.

—¿También está aquí?

—Así es, ven te lo presento, quiero que lo conozcas.

— Ale, la verdad es que quiero salir ya de aquí ¿Te parece si me lo presentas otro día? Seguro que hay más oportunidades.

Alexandra planeaba seguir insistiendo, pero noto a su amiga ansiosa por marcharse, así que se despidieron con un abrazo y mientras Catalina se alejaba se seguían diciendo cuanto se querían.

Catalina salió mirando hacia todos lados, como si se hubiera robado algo y no quisiera ser atrapada. Se subió a su auto, antes de empezar a conducir le envió un mensaje a su madre para avisar que ya se iba por si a la distraída de su amiga se le olvidara ir a decirles.

Al llegar a su casa se metió en la tina y estuvo ahí más de media hora. Al salir se puso la pijama y se acostó en uno de los sillones de la sala para ver una película.

Estaba viendo cuando de repente apareció un chico un poco parecido a “él” y casi de manera automática apago el televisor, salió corriendo a su cuarto, ya allí se tapó con las cobijas, pasados unos segundos su cara empezó a calentarse porque se le habían venido a la cabeza recuerdos de esa noche y lo guapo que estaba en esta ocasión, vaya que era un hombre muy atractivo.

Mientras tanto, en la fiesta, Sebastián estaba perdido en sus pensamientos ignorando la conversación, así que Camilo repitió su nombre varias veces para llamar su atención.

— ¡Eh! ¿Qué pasa?

—Eso es lo que te deberíamos preguntar nosotros, Lucas te estaba hablando y tú ni enterado— dijo Camilo un poco molesto.

—¿Ah, sí? Perdón Lucas, estaba un poco distraído.

—No te preocupes amigo, pero, ¿un poco?, has estado muy raro desde que volviste del baño, ¿Todo en orden?

— Si lo siento, me cruce con alguien desagradable al salir de allí.

De repente apareció Alexandra detrás de él —¿Puedo preguntar de quién hablas?

—Una chica sumamente grosera que conocí en una fiesta hace días, ni siquiera sé cómo se llama así que olvidemos el asunto; por cierto, ¿qué era de lo que hablabas Lucas?— habló rápido Sebastián deseando que dejarán el interrogatorio.

Los chicos siguieron hablando alegremente, y horas más tarde se retiraron a sus casas junto a sus familias.

Ya en su casa Sebastián no podía dormir pensando en lo bonita que se veía aquella chica, era raro porque cada que pensaba en ella su corazón parecía querer salir de su pecho.

—«Ese vestido le sentaba tan bien, parecía costoso, podría ser una mujer adinerada y el hecho de que estuviera en dos fiestas privadas de gente tan importante ya es mucha coincidencia, iría sola o tendrá novio, ¿qué tal si es casada y con hijos? Eso si sería un problema, tal vez se pueda hacer algo si es madre soltera, —ríe— pero qué rayos estoy pensando, yo fui su primera vez, de verdad que necesito olvidarme de ella, o repetir lo que paso, tal vez así me la pueda sacar de la cabeza de una buena vez. ¿Y ahora qué hago? Tal vez Lucas sepa quién era, pero si me pregunta por qué la busco ¿Qué le digo? Además, está lo que les dije sobre la persona desagradable, eso podría interferir, ya que solo me separe de ellos en ese momento»

—¡En qué problema terminé metido por brindar ayuda a una desconocida!

Respiro hondo y después de dar miles de vueltas en su cama se quedó dormido.

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