¿Dónde quedarme?

Él lo sabía, pero ¿por qué no me dijo nada? Yo tome sus manos temblorosas que aun cubrían mi boca y suavemente rose mis labios en sus palmas, su mirada llena de dolor me partió el alma y solo pude susurrar –lo siento- le solté las manos y baje la mirada, ella me empujó hacia afuera del cuarto, cerrando la puerta de un fuerte golpe, estaba muy sorprendido y ella se le veía muy abatida sí que soy un completo idiota.

Lira -¿por me duele aun? -me recosté para tratar de tranquilizarme, pero el llanto no paraba, sentía su presencia por todos lados, me hacían volver al principio de la secundaria, el siempre ha sido un chico de mal carácter, rebelde y de poca paciencia, pero su gran pasión es su música, la dedicación que le da es inspiradora, el aun vestía con chaquetas y pantalones desgastado adornados con sus cadenas y estoperoles y todavía resalta en él su cabellera roja sujeta con una media cola mal hecha y esos ojos negros tan profundos, supongo que eso fue lo que me atrajo de él, su pasión, seguimos siendo dos polos opuestos en todo el sentido de la palabra, cuando nos conocimos, él era tan irresponsable que no prestaba atención en clases y a consecuencia de eso si no se reponía perdería el permiso para seguir con su banda por ello me pidió ser su tutora ya que yo era la mejor de la clase. Y parece que aun ama la música y sigue con su banda, su cuarto está lleno de poster y aún conserva la cadena que le di… –trata de calmarte, piensa en otra cosa- empecé a recordar lo que había pasado con los chicos… los chicos… estaban en bo… bóxer, o por dios y Ben me abrazo, recordando el calor de su cuerpo y lo gentil que fue me levante de golpe –que vergüenza- mire a demonio que no se apartaba de mi- ¿así que tú eres ese cachorrito? me alegro de que estés bien –ya eran las 6:00am no pude dormir nada mi cabeza me daba vueltas, así que baje a la cocina para prepararme un té y poder tranquilizarme, estaba tan sumergida en mi mente que no sentí su presencia.

Ben – ¿disculpa? –le he tocado suavemente el hombro se veía muy perdida en sus pensamientos – ¿estás bien? ¿No puedes dormir?

Lira – eh, lo siento - al verlo parado a un lado mío, vestido solo con su pantalón y un poco sudoroso di un salto para atrás - que torpe soy te desperté –él se sentó y con una sonrisa muy dulce.

Ben – no para nada, de hecho, vengo de correr, pero me sorprendió el verte tan temprano levantada ¿pasaste mala noche verdad?

Lira – ¿gustas te? - le pregunte tratando de cambiar el tema, así que tanto se me notaba que no había podido dormir, me he girado de seguro que traigo una cara horrible.

Ben – si, por favor- ella trataba de tomar una taza, pero estaba un poco alto, me hubiese gustado verla hacerlo hace rato.

Lira- ¿cómo te gusta? -sentí como se colocó detrás mío y alcanzándome la taza.

Ben - con miel- ella estaba muy sonrojada y a mí me empezaba arder la cara, así que retrocedí un par de pasos. -no, nos hemos presentado adecuadamente mi nombre es Benjamín, pero tú me pude decir Ben-

Lira – yo me llamo Lira es un gusto… Ben- el sonrió de una forma muy agradable, parecía contento

Ben – ¿cómo sigue tu tobillo?

Lira –bien y ¿tu del golpe que te di? - apuntando a su costado el cual estaba un poco amoratado.

Ben – a esto, no es nada –le he sonreído y orgulloso- eres la primera que me ha podido dar un golpe así, debo admitir que tienes mucha fuerza, nomás un consejo nunca dudes a la hora de defenderte.

Lira –ok –parecía muy contento por recibir ese golpe- aunque para serte franca no sé cómo lo hice, yo no sé pelear –dedicándole una sonrisa, nos sentamos a conversar mientras tomábamos él te, él me contó que había estudiado en una escuela militarizada, pero que quería terminar sus estudios aquí antes de seguir su carrera militar, él es muy amable y dulce, debe ser una persona muy buena, me cuesta creer que sea un militar y me pregunto cómo termino conviviendo con alguien como Axel, hubiésemos seguido platicando, pero el gruñir de nuestros estómagos nos interrumpió. – ¿quieres desayunar algo? ¿Yo puedo preparar algo si gustas?

Ben – sí, me encantaría – me he levantado – deja me doy una ducha mientras-

Lira – está bien –estaba muy concentrada, preparando el desayuno cuando sentí que alguien bajaba las escaleras, me di vuelta y poniendo los platos en la mesa saludé a Rafael – buenos días, eh preparado el desayuno, toma asiento.

Rafael - ¿todo esto la has preparado tú? –le sonreía y he quedado bastante impresionado, hace rato que alguien no cocina para nosotros.

Lira – ¿espero que les guste?

Ben –pero que buena pinta tiene, ¿no es así Rafael? - ya nos disponíamos a desayunar, Rafael dio el primer bocado

Rafael – esta delicioso, no recuerdo la última vez que probamos algo tan rico- la he mirado fijamente – eres una excelente cocinera, te felicito- se ha sonrojado parece una novia enamorada que divertida, he dado un vistazo y dirigiéndome con Ben. – ¿oye y Axel donde se metió?

Ben –se retiró después de que dejo a Lira en su alcoba, lo más probable es que se haya ido con Luis o alguna de sus chicas, la verdad es que no me importa –con las ganas que tengo de partirle la cara a ese idiota y en eso Axel va entrando por la puerta, se le veía agotado.

Rafael –hablando del diablo – lo dije en voz baja, sacando una mueca divertida de Ben- ¿no quieres desayunar? Lira nos lo ha preparado –Axel la a mirando de reojo y siguió su camino hasta su cuarto. Ella bajo la mirada, se veía tan incómoda.

Lira –lo siento chicos, si me disculpan -se me quito el apetito… ocupo salir de la casa, pero me tengo que cambiar, y la maleta está en el cuarto de Axel, no lo quería ver, pero no puedo salir así. Estaba afuera del cuarto indecisa si tocar o no, no sé cuánto rato me quede ahí… esperando algo; cuando Rafael toma mi mano y sonriendo tan amablemente.

Rafael –no te fuerces, si no lo quieres ver, yo tomare tus cosas y te puedes quedar en mi cuarto si así lo deseas –me he colocado a lado de ella y a asentido con la cabeza, actuó muy desinteresada a mi propuesta, pese que se iba a poner nerviosa o algo, pero al parecer le es más difícil tratar con Axel que con un chico que acaba de conocer– está bien esa es mi habitación, en un momento traigo tu maleta.

Lira – gracias- me a señalando la que era mi habitación anteriormente.

Rafael –está bien –he entrado al cuarto de Axel, sin tocar la puerta–así que, ¿en dónde te la pasaste? -mientras tomaba la maleta de Lira mire a Axel recostado se veía patético, además de apestar a alcohol, ni cuando Débora lo dejo se había puesto así de mal.

Axel – eso no es asunto tuyo, ¿adónde llevas sus cosas?

Rafael – a mi cuarto, no sé qué paso entre ustedes, pero por lo que escuchamos anoche y lo que vi hoy no es conveniente para ustedes que estén tan cercas -Axel se levantó con dificultad y con la mirada clavada en mí en forma de advertencia.

Axel – no intentes nada con ella, ¿entiendes?

Rafael- bueno eso va hacer problema de nosotros en todo caso- le dije un tanto burlón mientras me retiraba. Me dirigí a mi cuarto y al entrar vi a Lira recostada en mi cama dormida y con la guardia baja para estar en el cuarto de un extraño, se notaba que no había dormido nada, -que chica tan confiada ja –así que la tape con sumo cuidado y salí del cuarto en silencio.

Ben – ¿y Lira?

Rafael – se quedó dormida, hay que dejarla descansar.

Ben – ¿y Axel?

Rafael –él es todo un caso – he soltado unas leves carcajadas- pero también se ha quedado dormido. Te simpatizo Lira ¿no es así?

Ben –es una chica muy agradable además yo no fui el único al que le simpatizo, no… más bien se te hizo interesante lo que ella pudo provocar o ¿me equivoco? - Rafael solo desvió la mirada y se le dibujo una sonrisa con malicia en el rostro, algo pretende, es más que obvio, a pesar de lo que aparenta es alguien que le gusta divertirse con el caos.

Cuando abrí los ojos por la ventana se veía que ya había anochecido parece que dormí todo el día, me levante y note la frazada que me cubría, ¿habrá sido Rafael?, observe con atención el que era mi cuarto, estaba muy bien ordenado para ser el cuarto de un estudiante, además de todos los libros que tenía en su mayoría eran novelas policiacas, daba un aire de madures el cómo estaba arreglado, nada que ver con el cuarto de una adolecente de 17 años, vi mi maleta a un lado de la cómoda así que me cambie y baje a la cocina donde se encontraba Rafael.

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