Había pasado ya una semana desde el incidente con el pastel, mi madre a diario me preparaba el jugo verde para mí desayuno y me comenzó a limitar el dinero para gastar entre clases. Un día regrese de la escuela y me llamo al consultorio enseguida, eso me tomo por sorpresa , cuando entre me observó detenidamente y me hizo una señal con la mirada para que me sentará frente a ella, en cuanto lo hice, me preguntó:
-Victoria, ¿quien es ese muchachillo con el que llegas a diario?
- Es un compañero de la escuela, mamá. -dije sin siquiera pensarlo.
- Ay sí, ya se, ya se, es obvio que es tu compañero, traen el uniforme del mismo instituto, Victoria.- me dijo con un tono fastidiado.
- Es mi amigo, él vive cerca y nos queda el camino de vuelta, nos hacemos compañía. -le explique a mi madre.
Ella me estaba analizando en todo momento, observaba mis movimientos y eso hacia me que sintiera insegura de decirle las cosas, por temor a que lo mal interpretará.
- Ya te dije que hables fuerte, muestra seguridad en tu comportamiento. -me señaló con un poco de molestia.
-Mamá, sólo nos acompañamos de regreso a casa, ¿Necesitas saber algo más? -respondí levantando levemente la voz.
Mi madre enarcó sus cejas con un tanto de asombro y añadió:
- Mira, te estoy preguntando porque no quiero que me vayas a salir con un chistesito, si sabes entender, tendrás más cuidado al elegir a tus amistades, como las llamas. No es la primera vez que te digo estas cosas y siempre tengo razón, o ya te olvidaste de la secundaria, y todos esos chamacos que se hacían pasar por tus buenos amigos, ¿se te olvidó?, siempre te lo dije, ellos no te convienen pero tú te aferras.
Me apure a responderle
-Lo sé, mamá. Estoy tomando mi distancia con todos, pero no creo que haya algo malo en que regresemos juntos.
- Ya te puedes ir. -corto la conversación al mismo tiempo que señalo la puerta mientras tomaba un expediente de su escritorio.
Salí enseguida, no quería enfadarla.
Habían pasado unas cuantas horas y yo estaba haciendo mi tarea cuando recibí una notificación, había llegado un nuevo mensaje a mi correo electrónico, lo abrí y no pude evitar tener una ligera alteración y recordé.
*El día de hoy por la mañana, yo me encontraba platicando con mis compañeros en el descanso, últimamente tome el hábito de comer una paleta durante todo el horario escolar para mantener a mi estómago ocupado, pero no creí que fuese a ocasionar algún problema hasta que un profesor llegó unos minutos antes al aula y me vio consumiendo un caramelo, e inmediatamente me pidió que lo terminará fuera del salón de clases, y aunque le dije que lo tiraría, el profesor me alegó que ese no era un lugar para comer, no tuve más opción que salir al jardín. Yo estaba ansiosa masticando mi dulce, me sentí frustrada, no debo tener falta alguna, ya que si mi madre se entera, pensaría que me salto las clases y discutir con mamá es una situación que querré evitar en medida de lo posible.
Yo estaba moviendo ansiosa los pies, hasta había levantado el pasto debajo de mi con mis movimientos. Inmersa en mis pensamientos alcance a oír a alguien llamando, voltee y puse atención a lo que me decía y me hizo reír al primer instante.
Era un joven, lo observé con cuidado y me di cuenta que no traía el uniforme, pero si traía la credencial escolar, eso me llamo la atención pero cuando lo voltee a ver a la cara, él me estaba sonriendo y me decía que me invitaría una paleta pero, que dejara al pobre pasto tranquilo. Solté una risa, su expresión fingida de preocupación se me hizo de lo más cómica, él no perdió el tiempo y se apresuró a pedirme mi número y correo. Dude pero seguía haciendo gestos para que yo riera, así que le di solo mi correo, él me agradeció y me dijo su nombre, pero no lo recordé ni ese día y la siguiente semana.
El mensaje decía:
"Hola, chica linda de la paleta", el correo del que fue enviado tiene el nombre de un cantante de rock, eso no me sorprendió, en nuestro encuentro pude notar la camiseta de Morrison y llegué a la conclusión de su gusto musical.
Aunque reí al recordarlo, instintivamente ignore su mensaje.
Alguien tocó la puerta de mi habitación.
- Toc, toc - tocó mientras dejo entreabierta la puerta, reconocí la mano que estaba posada en el marco.
.-Papá, pasa.-dije emocionada, mientras cerraba mi laptop.
Mi padre asomó la cabeza y entro.
-¿Cómo estás?, ¿Qué tal te ha ido en la escuela?, ¿tienes mucha tarea?- me inundó con preguntas como de costumbre - ¿necesitas ayuda?- papá vaciló un poco pero pregunto- ¿tienes un novio?
Abrí los ojos ante esa pregunta inesperada pero simplemente lo negué, el soltó un suspiro y me dijo:
- Ah, tu madre está un poco preocupada, eso es todo. Igual sabes que puedes contarnos todo lo que gustes. - sonrío y me señaló el pasillo- debo ir a preparar mis uniformes, ahorita te veo.
Lo ví salir de mi habitación y cerrar la puerta detrás de él.
Mi padre es Capitán de la fuerza aérea del ejército, tiene un trabajo sumamente agotador e invasivo, su carácter es fuerte y parece siempre tener nervios de acero, él debe salir de viaje constantemente y su tiempo en casa es muy escaso, pero eso no impide que nuestra relación sea buena, como militar es estricto y muy puntual, pero como padre tiene una mente abierta, comportamientos que no encajan del todo pero siempre ha sabido separar su trabajo del hogar.
Entiendo- pensé para mis adentros- papá y mamá eran muy jóvenes cuando me tuvieron, se que mamá se preocupa por mi y mis decisiones.
Terminé lo que estaba haciendo y salí a la sala, ahí estaban mis padres, mamá estaba sentada en el sillón con un libro en las manos, mientras papá se tomaba su tiempo para lustrar sus botas. Me acerque a él y me extendió un paño, en automático lo tome y comencé a sacarle brillo al casco de otro par de botas, esa era una actividad que realizamos en cada ocasión que mi padre estuviera en casa. Estaba poniendo las agujetas cuando sonó el teléfono de papá, éste estaba en la codera del sillón conectado, así que mi madre se extendió a tomarlo pero mi padre se lavando en seguida y se lo arrebato de las manos. Mi padre siempre me ha dicho que la privacidad es muy importante, así que no tome a mal esa actitud, simplemente no me pareció el movimiento y mi madre lo pensó igual. De repente el ambiente de la sala se torno tenso y pesado, yo me apresure a terminar y regrese a mi habitación con velocidad, cerrando la puerta se dejaron de oír los gritos entre ambas personas, era una situación común pero con el tiempo, estos escenarios de volvían más difíciles y cada vez se extendían más.
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Eret Lopez
Si su mamá es UNA pesada
2024-05-31
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