Emma esperó hasta que se terminara el suero, reflexionando una y otra vez aquella pregunta que se viene haciendo ¿por qué las parejas se casan debido a la llegada de un bebé? Entendía que los padres se deben hacer responsables de sus acciones, pero el matrimonio no era la mejor opción.
—Ella no se va a casar contigo.
—¿Por qué crees eso?
—Porque la conozco lo suficiente.
—Es eso, ¿verdad?
Lucas no quería hablar por su hermana, pero no sabía de qué otra forma podía ayudarle con sus problemas, estaba siendo entrometido.
—Su pasado es muy oscuro, señor CEO. No dejará que usted se ensucie por ella.
Se giró a ver al joven ocho años menor que él para dejarle claras sus intenciones con su hermana.
—Seré franco, no conozco muy bien mis sentimientos, pero quiero descubrirlos. Y no me interesa saber el pasado de Emma, si ella cree que me ensucia, la dejaré hacerlo.
Suspiro con tranquilidad y confesó —No soy un santo, y mi pasado tampoco está limpio.
El joven no podía creer que su hermana se metió con un tipo tan considerado. Era algo molesto el cómo podía ser tan directo. Luego de examinarlo peor que una pieza en exhibición, tenía la misma pregunta que cuando lo conoció.
—No te has presentado —. No era que le importe conocer ese dato, pero quizás descubra la clase de familia con la que está tratando.
—Soy Liam Jones.
Una sonrisa se marcó en su rostro, la cual rápidamente la cubrió con su mano, ahora lo entendía. Era el famoso hermano de Noah. Algo curioso se atravesó por su mente, no le molestaba la idea de que Noah fuera como su hermano, pero eso no quería decir que aceptaba a Liam como su cuñado.
Había algo que no cuadraba en aquel pensamiento.
—¿Por qué no te agrado?
—No debieron hacerlo si uno de los dos estaba borracho, debieron usar protección, ¿quieres que siga?
—No, gracias. Entendí tu punto.
—No esperaba menos de usted, CEO.
Era algo que no le perdonaba a Liam, el joven sabía que ambos eran adultos, pero no tiene justificación el hacerlo con alguien que no piensa claramente en ese estado. Los adultos a veces parecen niños que no saben razonar.
Sin decir o escuchar otra palabra fue en busca de su hermana, él más que nadie sabía que estaba siendo posesivo con ella, con el motivo de que no quería verla sufrir. Estaba cansado de verla llorar sin poder hacer nada.
Liam lo siguió, quería pasar más tiempo con ellos, su plan estaba puesto sobre la mesa. Ganar la confianza de Lucas y el amor de Emma —¿Puedo llevarlos?
Emma respondió un rotundo “no”, no quería llegar a ilusionarse y que después todo acabará como siempre. Una triste y problemática ruptura.
Liam se acercó a la chica, y sutilmente deslizó su mano en la cintura de ella.
—No me alejes —susurró, su voz era muy seductora —. Quiero cuidar de ambos.
A Lucas le hervía la sangre, pero se contuvo lo suficiente como para no darle un golpe.
—Conozcamos lo suficiente como para no dejar de amar al otro.
—Sí —dijo atontada, se estaba dejando llevar—. No, espera, yo...
—Me alegra que me hayas dado una respuesta positiva.
Eso impresionó a todos, no terminaban de comprender cuáles eran los sentimientos de Liam, ni sus intenciones. La mayoría se hubiera apartado y dejado que la madre se hiciera responsable o peor mandado a un hospital a abortar, pero él era diferente.
"Él es raro", pensaron los presentes.
De nuevo una vez más el corazón de Emma latía como loco. Como si quisiera salir y abrazar el corazón del otro.
Emma cambió de actitud y quiso jugar un poco —Si me pudiste encontrar una vez, lo harás de nuevo, ¿verdad? Nos vemos, CEO Jones.
Un sutil coqueteo hizo que Liam bajara su guardia, sus mejillas se calentaron como en 26 años no lo habían hecho.
“De verdad eres impresionante, Emma Davies”
Isabella había estado grabando cada cosa por si se presentaba algo interesante y encontró algo fabuloso. No pudo pensar en mostrarle la información y pruebas que tenía.
“Tía, amarás esto”
—Lucas —gritaba Noah apenas alcanzó a ver a su amigo.
El mencionado se detuvo en cuanto escuchó aquella voz alegre y llena de entusiasmo, era increíble la actitud de Noah pensó él, después de todo conocía su interior mejor que nadie aún se hacía el ciego.
—Quería verte.
—Yo también, Noah.
—¿Dónde te habías metido?
—Hubo un inconveniente con mi hermana, nada de lo cual alarmarse.
A pesar de que Noah era un año menor que Lucas, era más alto. Algo que le molestaba a Lucas, haber llegado a medir 175 centímetros era algo de lo que se enorgullece o al menos lo hacía hasta. Este era visto como un príncipe a pesar de la vestimenta que llevase, cualquiera le echaría un ojo, aunque sea por un instante.
Noah no tenía ni una pizca de lo que es ser discreto y sin pedir permiso, deslizó sus manos por la hermosa cintura que Lucas tenía y ocultaba porque le molestaba, contrario al otro que le encantaba. Si el mayor de los chicos usaba ropa holgada, incluso detestaba asistir a fiestas formales por la etiqueta del vestuario.
“Quiero hacerte gemir, Lucas Davies”, pensó descuidadamente. No podía evitarlo, cada vez que lo veía, se imaginaba haciendo aquello, en el día en que pudiera hacerlo suyo, solamente suyo y de nadie más.
Acercó su cuerpo haciendo que sus miembros se rozaran sutilmente, y con ingenio bajo sus manos hasta las caderas del mayor, quería tocar aquellos pares de melones que estaban escondidos entre la ropa.
—¿Qué haces?
—Solo te abrazo.
—¿Nada más? —preguntó fingiendo inocencia.
Cada palabra del chico hizo que Noah dejara de soñar despierto. Estaba loco al querer hacer a Lucas suyo en plena facultad, debía tranquilizarse a como dé lugar.
Todos los que pasaban cerca de los chicos no se atrevían a decir siquiera un susurro, tenían miedo de lo cruel y despiadado que pueden ser los Jones. Querían seguir viviendo por muchos años más y no terminar siendo torturados sin piedad.
No había nadie que no supiera de las intenciones que Noah tenía con su amigo, todos, absolutamente todos; ¿excepto Lucas?, sabían que el joven Jones estaba a nada de comerse a Lucas.
Era algo tan claro, había cierto olor que emanaba Noah. Estaba aguantando muy bien sus ganas de tener sexo con el mayor, pero su deseo lo estaba cegando al punto de no importarle utilizar a otras personas para hacer aquello.
Al terminar las clases se dirigieron a una cafetería para comprar algo y luego a un parque donde pudieran conversar sin que los molesten.
—¿Sabes? Nuestros hermanos están esperando la llegada de su hijo o hija, aun no se sabe el género del feto.
Noah escupió el jugo que estaba tomando, lo había sospechado, pero no espero que Lucas lo dijera como si nada.
—¿En serio?
—De verdad, ¿no me crees?
—Lo hago. ¿Y qué piensas de mi hermano? ¿Te agrada?
—En absoluto, gracias a Dios no te pareces a él.
Era algo contradictorio decir eso, solo estaba huyendo. Sin más se paró a abrazar a Noah, pero este abrazo no era como cualquier otro que le haya dado, era algo sensual. Le gustaba provocar al menor, quería que este le dijera sobre sus sentimientos por él, pero aquello lo veía imposible, ¿era orgullo o quizás miedo? no entendía la mente de él.
“Veamos qué tanto aguantas”
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Comments
Nancy Scheherezada Perez Perez
o sea que ambos son gays. bueno , si hay amor entre ellos yodo bien
2024-01-13
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