Capítulo 3 - Sentimientos confusos

—Amor, era lo único que quería de ti…

Emma tenía ganas de llorar, su voz se escuchaba quebrada, lucía patética. Sus emociones se hicieron más notables con el embarazo, al punto de no poder controlarlas.

Sin pensarlo dijo —Deja de ser infantil.

Era algo común escuchar aquellas palabras en la mansión Lee, así que nadie se sorprendía, excepto por Emma, quien hace nueve años había dejado aquella casa.

Tenía sus ojos llorosos, pero Emma no iba a permitirse lucir débil frente a alguien que la despreciaba abiertamente, metió sus manos en su abrigo y apretó un fidget que Amalia le regalo hace unos meses.

—Disculpe por hacerle perder su tiempo conmigo, me retiro.

Se dio la vuelta y se marchó sin escuchar las palabras que su madre le decía, estaba cansada. Solo quería ir a dormir.

“Lo siento, Emma. De verdad lo siento”

Sus pies ya no soportaban el peso que cargaba y se dejó caer, ¿qué clase de madre se había vuelto?

Lucas había estado buscando a Emma por toda la casa, incluso pensó que ya se había marchado, lo cual lo hacía sentir abandonado, igual que un cachorro en medio de una carretera desolada —Hermana, ¿dónde te habías metido?

El olor a cigarrillo era leve, pero Lucas lo percibía con claridad, en razón de que el odia aquel olor, le daba dolor de cabeza.

Con nerviosismo y rascándose la cabeza mencionó —No me siento bien, es mejor que me vaya. No le dije a Amalia que vendría…

Tenía mucho que procesar, su alrededor se volvió oscuro así que no aguantó más y se desmayó.

Lucas rápidamente reaccionó y la agarró antes de que cayera al suelo, sin perder tiempo llamó a su padre para que la llevaran a un hospital, su corazón sentía temor de que algo malo le esté pasando a su hermana.

Amalia apenas se enteró de lo que sucedió, se dirigió hacia donde le habían indicado, durante todo el camino venía rezando y pidiendo que no fuera nada grave.

—Debí haberla acompañado, que estúpida soy.

El remordimiento de sus acciones se hacía presente, debía tener cuidado de no ocasionar un accidente.

Pregunto en el hospital W por su amiga y camino rápido hacia la habitación 520, aunque tenía ganas de correr sabía que no debía ocasionar problemas.

—¿Cómo está? —apenas y podía respirar, pero solo le importaba la salud de Emma y del bebé.

Lucas alejó a Amalia a donde su padre no los escuchara —¿¡Está embarazada!?

Amalia recobró sus sentidos con tan únicamente dos palabras. Era mala fingiendo, así que no lo hizo. En su mente alababa a aquel chico por su inteligencia.

—Lo sabía, es raro que ella hablara con madre y que se desmayara no es algo normal en ella.

—¿Están bien ambos?

—Si, todo esta bajo control, nada más fue un desmayo por estrés. El doctor dijo que no hay que preocuparse. Mi padre aún no lo sabe, no sé si Emma quiere contárselo.

—Es un alivio. Entiendo, es su decisión lo que sigue.

—Por cierto, tiene puesta una intravenosa.

Dicho aquello se dio la vuelta para ir donde Emma. Tenía que controlar la enorme emoción que sentía al saber que pronto sería tío, no podía ocultar su sonrisa tonta.

Después de despedir a su padre, quien tenía trabajo, pero no le importaba asistir. Emma al fin pudo hablar con Amalia y Lucas.

—Ya lo sabes, ¿verdad?

Lucas no se aguantó más y la abrazó con cuidado, estaba emocionado, pero después de ello había miles de preguntas.

“¿Cómo se embarazó si no tiene pareja? Ni que fuera obra de algún espíritu o algo así”

Su sonrisa se borró cuando se dio cuenta de que alguien le había arrebatado a su dulce Emma.

—¿Q-qué te pasa?

—¿Quién te puso sus sucias manos encima?

Una sonrisa de incomodidad salió de ambas mujeres, ¿Qué palabras usarían para reemplazar que fue por una aventura de una noche?

—Lamento interrumpir, me enteré de que mi futura esposa se encuentra aquí.

Todos voltearon a ver quién era la persona que diría aquellas palabras vergonzosas de una forma natural. No había ningún detalle que Liam pasara por alto, después de encontrarla se estaba asegurando de no perderla otra vez.

“¿Así qué es él? Me recuerda a alguien. Vaya, esto es un fastidio”

—Un gusto, soy Lucas Lee. Qué bueno tenerte aquí, cuñado —había cierto disgusto en sus palabras, como si quisiera matarlo.

Liam fue muy cortés a pesar de la mirada amenazante de su futuro cuñado, sin duda tenía un largo camino.

—¿Cómo se encuentran?

—Bien, solo fue un desmayo.

Emma no quería alarmarse, ya tenía mucho en que pensar. Exclusivamente deseaba poder pasar las próximas semanas bien, sin ningún disgusto.

Dejaron que ambos hablaran, pero en cuanto salieron el cuarto se llenó de un completo silencio incomodo. Había vergüenza de recordar cómo pasaron las cosas.

“¿Por qué me gustas? ¿De verdad me gustas? ¿Qué es lo que me pasa contigo?”

Liam tenía dudas, jamás se había topado con una mujer como Emma, no era para nada tímida, era descarada y decía lo que sentía. No fingía ser agradable para agradar al resto y eso hacía latir su corazón.

Suspiró al recordar las palabras que soltó cuando entró a la habitación —¿Por qué dijiste “futura esposa”?

No quería casarse por el simple hecho de que ambos vayan a ser padres, no era que no le gustara el hombre que tenía enfrente, pero sus sentimientos se sentían frágiles. Era igual a lo que hicieron aquella noche, algo pasajero y que después sería olvidado. Así han sido sus sentimientos por sus parejas.

Algo que no tiene futuro, sin importar por donde lo mires.

—Y bien, ¿por qué...?

—Casémonos en tres meses.

—No quiero.

Emma estaba decidida a no hacerlo, no quería vivir con alguien con el que después tendría problemas. Ya había vivido una vida así, no quería repetir los mismos pasos que sus padres.

De la nada Liam dijo algo que le molestó mucho a Emma, al instante sin tener en cuenta su estado se puso de pie y le dio una cachetada que dejó ardiendo la mejilla del hombre.

—¿Tengo dinero? No necesito su dinero, yo trabajo y con ello puedo mantener a mi hijo.

Liam se había equivocado, un mal uso de las palabras puede destruir la vida de alguien.

"Vaya narcisista", pensó Emma con molestia.

—Lo siento, fui un estúpido.

—Si, lo fuiste.

Emma giro su rostro y trago saliva, era vergonzoso admitir lo que le pasaba.

“¿Qué fue eso? Mi corazón…”

Por un momento se aceleró, por un instante le pareció tierno aquel hombre veinte centímetros más alto que ella. Eran muy pocas las personas que se excusaban por sus acciones o palabras. Y solo por eso, ella también le dijo —. Lo siento.

—Pero de verdad no podemos casarnos. Aparte de reconocer nuestros cuerpos, no sabemos nada del otro. No puedo casarme con alguien con quien no comparto sentimientos.

Liam estaba consciente de ello, todavía no sabía si era amor o solamente un pasajero deseo.

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Comments

Graciela Peralta

Graciela Peralta

que pasara ahora con ella pobre chica

2024-01-15

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