Esther abrió los ojos repentinamente mientras se sentaba en aquella cama, su cuerpo temblaba, la cabeza le dolía y aún podía sentir el frío del metal atravesando su cuerpo y el calor de la sangre.
— ¿Fue un sueño? — Murmuró.
Su mirada nerviosa observó alrededor solo para notar que la habitación en la que se encontraba era desconocida a sus ojos. Se levantó de un salto pero sus piernas fallaron y cayó de rodillas en el suelo.
— ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?
No comprendía la debilidad de su cuerpo ni porque había pasado de estar en el suelo desangrándose, ahora estaba en la típica habitación de princesa. Si, una habitación lujosa, excesiva y rosada. Muy rosada... había tantas cosas rosadas que sentía que la habitación era la de una niña de al menos 3 o 5 años.
— ¿Princesa? Princesa, ¿está bien?
Alguien golpeó la puerta y seguía hablando, la expresión de Esther denotaba confusión.
"¿A quien le dice princesa?"
Bajo la mirada buscando la herida que recordaba tener pero al bajar la mirada solo pudo mostrarse aún más confundida.
— ¡¿Pero qué demonios?!
Se llevó las manos al pecho, confundida.
— ¿Me crecieron los senos? No no, eso no es posible, no pude "morir" y terminar con unos pechos que no recuerdo. ¡Yo era una tabla! Una bonita si pero la copa A casi parecía mucho para mí.
Ante esto, se levantó y busco rápidamente un espejo de cuerpo completo. Se paró frente a este y observó. Su boca se abrió en una perfecta "O". Llevó sus manos a su rostro, sus pechos, su cintura, dió varias vueltas e hizo muecas, y si, cada movimiento de ella lo reflejaba el espejo.
— ¿Esa soy yo? ¿Enserio soy esa muñequita? Pero si parezco salida de un cuento. Solo mira ese cuerpo, ese rostro, ese cabello y esos ojos. ¡Carajos! ¡Soy absolutamente hermosa! ¡Casi tengo envidia de mi misma!
Tenía el cabello plateado hasta la cintura, una piel blanca y suave como piel de bebé, una cintura diminuta y caderas anchas, sin duda era al menos copa C y sus ojos, eran de un hermoso dorado brillante, casi como joyas.
— ¿Quien soy?
En ese momento la puerta se abrió, Esther volteó rápidamente solo para encontrarse con tres mujeres vistiendo trajes de sirvientes.
— Lamento entrar sin esperar respuesta, Princesa pero usted no respondía. — Habló la que parecía ser la mayor de las 3.
— ¿Princesa? ¿Quien es una princesa? — Preguntó Esther confundida.
— ... — La mujer estaba aún más confundida. — Usted es una princesa, ¿No lo recuerda?
— ¿Yo? — La mujer asintió, su mirada estaba entre confundida, extrañada y dudosa. Tal vez creía que estaba mintiendo. — ¿Cuál es mi nombre?
— Usted es Alyssa Stella Rubinette, tercera princesa del reino del sol.
— ¿Qué?
Horror, sorpresa y confusión brillaron en su rostro antes de soltar un leve jadeo, cayó de rodillas y un fuerte dolor de cabeza la hizo temblar. Podía escuchar a aquellas mujeres hablarle y de un momento a otro todo se oscureció.
.
.
.
Estaba acostada en la cama, era absolutamente cómoda, las sábanas eran suaves y el dosel de la cama era realmente hermoso pero Esther solo podía observar a la nada mientras analizaba los recuerdos que invadieron su mente.
¿Cómo había terminado ahí? Era sencillo. Murió en su mundo y reencarnó en el mundo de la novela "Como ama una rosa".
Pero... ¿Por qué en Alyssa? Eso no lo sabía, lo que si sabía era el porque de ese dolor en todo su cuerpo. La Alyssa original había ido a saludar a sus padres, algo que hacía una vez al mes, de algún modo se molestó e hizo berrinche y cuando regresaba, tropezó y cayó por las escaleras.
De hecho, aún seguía en el palacio y llevaba una semana en cama.
Tres golpes en la puerta le avisaron que habían llegado las doncellas que la atendían, Esther se sentó en la cama y las observó mientras entraban.
— Princesa, es hora de su baño y luego su desayuno. — Habló la misma mujer de antes, ahora sabía que se llamaba Dora y que era quien la había atendido desde que era niña.
— De acuerdo. — Asintió y se levantó.
Caminó detrás de la mujer, su mirada estaba perdida mientras seguía pensando en su situación. Las doncellas la miraban confundida por su actitud pero no mencionaron nada, en cambio, la bañaron, secaron, vistieron y peinaron para después hacerle una trenza. Ella observó la comida, soltó un suspiro y comenzó a comer aún pérdida en sus pensamientos, de esa forma de mantuvo por largo rato
— Bien. Si ahora soy Alyssa... — Exclamó mientras soltaba los cubiertos. — Solo debo sobrevivir sin importar qué.
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Comments
Topy71 🇦🇷
Bueno, empezó bien, veremos
2024-08-30
0
sakura
quién le quita la música noooooo la quiero quitenla
2023-02-13
2
Mirna Luz Sierra Sanchez
de 12 a 18 puedes en esos 6 años hacer una fortuna y cuando el llegue a pedir el divorcio chao Pescao ja
2023-01-15
0