Capítulo 2.

Las clases con Mark no eran malas, él es un buen maestro, me tiene paciencia y suele repetirlo las veces que yo necesite, a pesar de que puedo ver su cara de disgusto muchas cuando no logro entender nada, él no es tan obvio y trata de ocultar su molestia, aún así, no se ha rendido.

Gracias a él, las cosas han mejorado mucho para mí en el ámbito escolar, siento que logro entender mejor lo que enseñan con su método infalible para aprender, aunque te quedes dormido, y es que no logro entender como fue que algo así no se me ocurrió a mí; resulta que él también a llegado a dormirse en las clases, pero no hay problema en ello, ya que graba las clases, es algo que no entiendo como es que no se me ocurrió a mí.

Los sábados eran días de descanso para Mark y para mí, no me veía a mí misma estar un día más al lado del señor playboy, estar con él me bajaba un poco la autoestima, sentía que los dos juntos desentonábamos bastante y que el estar al lado de un chico guapo haría que las personas se fijaran más en mí, en mi físico y en las muchas razones por las que no debería de estar al lado de ese chico.

Hoy era día de visita a mi padre, solía visitarlo más veces cuando no estudiaba la universidad ya que tenía más tiempo, pero ahora, sólo puedo visitarlo una vez a la semana, es algo que me da miedo, siempre vivo con el miedo de que un día me llamen al celular mientras estoy en la escuela y que me digan que mi padre acaba de fallecer, es un riesgo latente, no puedo simplemente aferrarme a la idea de que eso no sucederá.

Cada vez él luce más demacrado, se le puede ver en el rostro que está a nada de fallecer, me duele verlo así, pero después de un tiempo comprendí que yo no podía hacer nada para ayudarlo, más que darle mis fuerzas y sonreír siempre para él, lo que menos le gustaba a él era el verme triste ya que se sentía culpable de esto.

Cuando las visitas se acabaron, regresé mi departamento, esta vez mi madre si se encontraba presente, y además de ella, la garrapata.

—Hola, preciosa ¿Dónde andabas el día de hoy?

Suspiré con cansancio, aventé mis cosas al sofá y fui a saludar a mi madre, ignorando a Mark.

—Hola, mamá. ¿Cómo te sientes? —le di un beso en la mejilla y me alejé, ya que ella estaba parada frente a la estufa, cocinando algo.

—Bien, cariño, pero ¿Porqué eres tan grosera con Mark? Él estuvo aquí esperándote por más de una hora, no deberías hacerle el feo.

—Bueno, es raro verlo en mi casa, siendo que es nuestro día libre y se supone que no debería de verlo hasta el día lunes, cuando le toca darme clases otra vez.

—¿Es tu tutor? —preguntó ella, con sorpresa fingida en su voz.

—Así es mamá, creo que ya te lo había comentado y es hora de que las visitas se vayan, tu estás demasiado cansada como para recibir a zánganos que nada más quieren tu comida.

—No se preocupe, señora Jhonson, yo ya me iba —dijo, mientras se levanta de la silla que mi madre le había dado para que estuviera cerca de ella— Rachell tiene razón, se supone que nos deberíamos de ver el día lunes, pero estaba pasando por aquí y dije “Hey ¿Por qué no visito a mi amiga Rachell?

—Bueno, ya lo hiciste así que ya te puedes ir, fue un gusto verte, te cuidas, te portas bien, no te duermas en clase y nos estaremos viendo el día lunes.

Era algo obvio que lo estaba haciendo a propósito, mi madre siempre me había emparejado con él y le gustaba verme hacer el ridículo frente a ella, es más, le gustaba ver como mi madre especulaba sobre nuestra relación, por lo que no lo quería ni un minuto más con ella, no sabía cuantas cosas le habría dicho en mi ausencia, él no es de la clase de personas que se quedaban calladas.

Él no dijo ni una palabra más, así que lo vi marcharse como casi todos los días, con la única diferencia de que no se veía cansado, más bien se veía satisfecho, como alguien que estaba triste y acaba de reír mucho, como alguien que quería verme hacer el ridículo… y lo logró.

El día lunes me sentía extrañamente animada de poder estudiar, quería llegar a mi casa, hacer algo de ramen y estudiar junto a Mark, aunque después me diera un dolor de cabeza, pero las cosas no sucedieron así; en vez de ir a mi casa como lo habíamos estado haciendo, me dijo que lo hiciéramos en su departamento, me explicó que como él trabajaba en las tardes, ir a mi departamento y regresar al suyo le cansaba demasiado y se sentía muerto para la hora de trabajo; yo entendí la situación y lo acepté, tenía que hacer un esfuerzo por el esfuerzo que él se encontraba haciendo por mí, así que ese día estudiamos en su casa; a pesar de eso, él seguía haciendo un esfuerzo mayor por mí, llevándome a mi casa y cuidando de que no me sucediera nada malo en el transcurso.

Así fue durante toda la semana y siendo que el día miércoles era el examen, también estudie con él los días sábados y domingos, aunque terminábamos un poco más temprano como los días jueves, esos días eran los días especiales de Mark, donde su trabajo lo requería más temprano que de costumbre.

El mayor problema que se nos solía presentar eran los horarios, había ocasiones en las que él terminaba más temprano que yo o al revés; él fácilmente me podía esperar en su departamento, pero el que yo lo esperara afuera como un perro obediente me era incómodo y algo molesto; puedo decir que Mark es una persona bastante compresiva, que al momento en el que yo le dije de mi incomodidad, él aceptó y me dio una llave de su apartamento, una que yo podía usar a mi libre albedrio para entrar y salir cuando yo quiera, pero claro, no la usaría para hacer maldades y para irrumpir en un hogar que no era mío.

El sábado, que era uno de los días en los que me retiraba más temprano, decidí pasar a ver a mi padre, eran las 4 de la tarde por lo que me daba un poco de tiempo de estar con él. A pesar de que mi padre se veía cada vez peor, no dejaba de sonreír y de hacer chistes, era la manera en la que él me decía que no me preocupara de nada por que las cosas malas iban a pasar. Yo había estado manteniendo la fe en ello, mis padres eran lo más importante que tenía y no sabría que hacer el día en que mi padre falleciera.

Cuando salí del hospital el cielo estaba rojizo debido a que el sol se estaba ocultando. Debido a que quería despejar mi mente y mi corazón de los sentimientos que tenía al ver a mi padre decidí ir caminando a paso lento hasta el supermercado, ya que tenía que comprar las cosas que hicieran falta para la semana; mamá no tenía tiempo de hacerlo, por ello me encargaba yo misma de hacerlo.

Al llegar y tomar el carrito lo fui llenando con todo lo que yo considerara necesario, aquello que nos hiciera falta o que estuviese a punto de terminarse, cuando hacía las cuantas de cuando sería el total, me regresaba a algún pasillo en el que haya visto algo que quería pero que no fuese necesario, únicamente tomé un poco de sopa instantánea para los días en los que no tuviera tiempo de nada.

Las bolsas estaban llenas y pesadas, pero aún así, prefería ir caminando, pagar un taxi no era una buena idea en la situación en la que nos encontrábamos, siendo que debía el alquiler y la mensualidad de la escuela; todo se me había juntado en el momento menos indicado, el día menos indicado… en la vida menos indicada, aún no sabía como era que iba a pagar todo lo que debía, el alquiler del señor Smith, que al parecer, estaba impaciente por echarnos a mi madre y a mí, la mensualidad de la escuela, que no soportarían otro atraso como el de la vez anterior, ya que de ser así (según la carta que recibí), no me dejarían ingresar y tendría que hacer los exámenes de recuperación cuando pagara todo, y eso era otro punto malo, un examen de recuperación salí como una mensualidad, al mismo precio.

Subí a paso lento las escaleras, con el fin de retrasar lo inevitable, el tener que ver al señor Smith esperándome enfrente de la puerta como todos los días; extendiendo la mano y esperando que en ella apareciera mágicamente todo lo que le debía.

Al llegar a la puerta, me sorprendí de no verlo, así que, de manera rápida, busqué en mi mochila las llaves de la puerta. Sentí como me llenaba de desesperación al no encontrarlas, lo único que encontré fueron las del departamento de Mark. Pensé detenidamente el lugar en el que pudiera haberlas dejado, no se me cayeron, ya que las hubiera escuchado; en el supermercado no fue, alguien me hubiera avisado, no estaba del todo vacío, en el hospital tampoco, papá me hubiera llamado de ser así, mi última opción era Mark, así que le llamé al celular y este me mandó a buzón, le mandé un mensaje y este no le llegó.

No me quedó de otra, dejé mis compras con una de las vecinas y salí corriendo directamente hacía su departamento; el día de hoy, había realizado todo el cardio que realizo en un mes. Al llegar, subí por el elevador, recuperando mi respiración y mi ansiedad. Toqué el timbre de su departamento, nada. Fue cuando decidí abrir, estaba solo, prendí las luces de la sala y entre los sillones logré encontrar mis llaves, sonreí.

Me había acordado de que Mark debería de estar en el trabajo, me sentí estúpida por llamarle y me di la vuelta para irme; fue en ese momento cuando escuché un quejido, algo que me asustó porque según yo, no había nadie; presté atención, escuché otro y luego otro. Debí de haberme ido, pero la curiosidad me pudo más, así que caminé directo a donde escuché el sonido, siendo atraída por una luz púrpura que salía de debajo de una de las puertas; la habitación de Mark, tal vez.

Fue cuando lo volví a escuchar, ahora entendiendo que era, un gemido.

Me asomé por el espacio que dejaba la puerta entreabierta, pude ver una cámara colocada en una base, una laptop a un costado y como de esta salían muchos comentarios, como si fuera un “en vivo” de YouTube. Escuché una vez más el gemido y mi mirada se dirigió al lado contrario, podía ver a Mark.

Y me sorprendí, la curiosidad mató al gato.

Pude ver su cabello largo cubriendo parte de su cara, su boca entreabierta, su torso desnudo y su mano en su miembro erecto. Pude haberme quitado y salir corriendo, pero el imán que ejercía sobre mí su respiración agitada y los movimientos sobre su miembro me dejaron quieta, viendo algo que no debería de ver y sintiendo algo que no sentía desde hace años; reaccioné cuando escuché el último gemido salir de su boca y el líquido blanquecino salir de la punta de su glande; sentí mi boca seca y me alejé de la puerta para después salir corriendo.

Había visto a mi amigo masturbarse frente a una cámara ¿Ese era su trabajo?

Acaso ¿Él vendía su cuerpo?

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Comments

Rosy Guerrero

Rosy Guerrero

jajaja

2023-04-12

0

Priscila Astudillosci

Priscila Astudillosci

jajajjajjajajaja

2022-05-16

1

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