En la sala de la casa de la familia Granda, están las dos “primas”, Armenia Granda; de piel clara, ojos pardos y grandes, cabello liso y largo, pero no mucho. A su lado esta Siria Cardenal, una trigueña de ojos verdes y cabello color chocolate muy largo y rizado perfecto. Frente a ellas estaba el señor Marcos Cardenal, hombre fuerte, alto y de tez pálida, con unos ojos que mataría a cualquier mujer que se atreva a contemplarlos. Sergio Granda, el padre de Armenia, es de carácter un poco serio, pero de buen corazón. El señor Sergio fue el día anterior a buscar información para las inscripciones de las niñas. En manos tenía unos panfletos y un boletín estudiantil. Hoy se pone a discutir del tema.
- Muy bien señoritas, llegó la hora de sentar cabeza, la próxima semana empezarán las clases en la preparatoria – comienza Sergio - Sólo quiero estar seguro de que si la carrera de educación sigue en pie.
- Si – asienta Armenia - yo quiero ser maestra de primaria, es más, con mi prima Siria ya hemos hecho simulacros de como serían mis futuras clases, hasta hice material.
- ¿Y tú? Hija mía - Marcos mira a su hija con ojos de mucha duda - payasa como eres mejor se cantante y actriz cómica o mejor dicho ayudante de Yola Polastri o de Miss Rossi.
- ¿Juats? ¡Hello! ¿Cantante, actriz, ayudante de cantantes baratas? La fama te puede dar dinero, poder y problemas – enfatiza mucho la palabra problemas - pero ¿yo? - con un gesto dramáticamente cómico - Yo quiero educar en nivel inicial, y con Armenia ya hice un poco de material, hasta inventé unas canciones en inglés para mis clases.
- Pobre de los niños en tus manos. - Marcos se tapa la cara con una mano.
- Me gustó el modo en que lo dijiste, - Sergio se ríe a carcajadas - ¿Sabes? No seas tan serio como yo, no vaya a ser que se desanime tu hija.
- No quiero desanimar, jamás serán mis intenciones. El punto al que quiero llegar es que, si se dejan llevar por las ilusiones, empezar la universidad todos pueden, pero lo que me preocupa es que si serán capaces de mantener el ritmo hasta el final. Muchos empiezan y pocos terminan. Algunos hacen dos años y dejan por trabajo o abandonan por qué no rinden. - está preocupado por ella.
- Fuera de bromas, eso es verdad. Yo veo cuando enseño en la facultad, muchos abandonan la carrera por falta de dinero, el trabajo no permite, académicamente no rinden o simplemente la carrera no es como es como ellos piensan o simplemente dicen que se equivocaron.
- Chicas, si van a estudiar educación, lo único que quiero es verlas en la graduación con ese título bajo el brazo. Por eso la pregunta de si están seguras de que eso es lo que quieren. No se trata de ilusiones y alucinar que pisé una universidad. Simplemente queremos estar orgullosos de ustedes por que han luchado por sus sueños, qué han demostrado ser perseverantes en lo que desean.
- No vamos a defraudar, papá. Te prometo que, si voy a estudiar, demostraré que tengo responsabilidad. Si tendré mi título de licenciada en Educación. - Siria desafía a su padre.
- Papá, ¿Cuándo fallé? Nunca. Nunca fallé en la escuela.
- Armenia, en la universidad es diferente. Si no sabes pelear te hundes, a eso voy.
- Sergio – dice Marcos dando una palmada al hombro de su amigo - tienen un año que vivir en la preparatoria, ahí se darán cuenta de cuan egoísta es la gente que las va a rodear, todo es por una vacante. A veces y sin exagerar hay hasta ciento cincuenta postulantes por un solo puesto.
- Triste realidad, así que, niñas, en la academia las que no saben pelear quedarán fuera y olvídense de la carrera, tendrán que estudiar otra cosa. Eso va a requerir de mucha responsabilidad.
- Mañana iremos al centro pre de San Marcos para su inscripción. Ustedes tienen que estar presentes, por lo tanto, se les pide que se vistan de buen gusto y nada de trapitos, oyó señorita Siria - su padre le pone una mirada fuerte - y por la tarde irá al estilista para un corte de cabello, está demasiado largo.
- Jamás - se molestó, ella no teme a su padre por feroz que fuese la mirada - me puedo cortar las puntas, pero para cortarme el cabello primero muerta. - sentenció.
Al día siguiente a las 6:30 a.m., estaba el señor Cardenal con su hija, que vestía un buzo color magenta con blanco y fantasías en colores amarillo y morado, estaban esperando a su amigo e hija para ir al centro pre. En pocos minutos bajaron, subieron al auto y se fueron.
El trayecto era largo y con tráfico, así que Marcos sintonizó la radio y junto con su hija empiezan a cantar, Armenia no se queda atrás y a Sergio no le quedó de otra que seguir el ritmo. Por fin llegaron, eran las 7:45. Se hizo la hora de apagar la radio, pero Armenia y Siria se quedaron congeladas cuando Marcos se apagó el radio, quedaron en ridículo en plena coreografía.
- Niñas - dice Marcos antes de bajar - ya calcularon el tiempo. Salimos temprano y miren la hora justo a tiempo. Así que, mucho cuidado con llegar tarde. Ustedes deben subir al autobús a las 6:30 precisa.
- ¡Entendieron! - la voz de Sergio era seria, no quiere que las niñas lo tomen a la ligera. Quería que ellas sientan desde ya la responsabilidad en cuanto a puntualidad.
- Sí - un coro bien decepcionante, pagado, aburrido de todo menos de buen ánimo.
- Voy a estacionar el auto y bajamos.
Estaciona el auto justo detrás de un Mercedes, el dueño de ese vehículo no es nada más y nada menos que Arquímedes. Las chicas bajaron y tuvieron que esperar, había una larga cola para la matrícula. Y cómo Siria no es muy paciente en las colas, se puso a imitar a los cantantes y Armenia nunca se quedó atrás, cantó también. En la cola había otro joven, parecía extranjero por sus rasgos, este llevaba su guitarra, está sentado en la vereda a los pies de su madre. Éste se acerca al escuchar cantar a las dos niñas.
- Hola, mi nombre es Pavel Navrov.
- Hola, mi nombre es Armenia y ella es mi prima, Siria.
- Gusto en conocerlas. Me acerco a ustedes por qué las oí cantar. Yo siempre cargo mi guitarra y me gustaría acompañarlas.
- Sí. -Un coro muy animado, nada que ver con el sí que dieron a sus padres.
¿Y los padres? Éstos, más bien se miran, tenían vergüenza de sus hijas, las chicas ya empezaron a hacer vida social. Arquímedes estaba justo delante del señor Cardenal. Sus ojos azul zafiro no dejaban de mirar a Siria y Siria se dio cuenta, se sintió atraída por el raro color de ojos. Pero se enfoca en cantar, y presta más atención al chico de la guitarra.
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Comments
Marleys Sofia Cervantes
Esto se pone bueno
2022-10-10
3