Papeles y papeles

Arquímedes es un joven de 23 años, estaba hostigado de ser títere de la familia Bianchi, ya no soporta estar en esta casa, busca la manera de salir de allí. Durante su adolescencia escuchó conversaciones fuertes que, para un médico profesional no es normal. Quiere buscar y saber la verdad en la que anda metido su padre. Su palidez radiante se vuelve sombría, sus ojos azul zafiro irradian un plan para destapar la verdad. Para poder llevar a cabo su plan, tenía estar en casa de la universidad y del trabajo, luego esperar que sus padres estuvieran muy ocupados con la presencia de alguien o simplemente estar fuera de casa, y en caso de viaje, mucho mejor, eso le daría total libertad y tiempo de buscar las pruebas, hace la rebusca en todos los lugares posibles, algunos cajones del escritorio están asegurados con llaves y otras, estaban bien guardadas en cajas de cartón lacradas; por lo tanto, eso le toma más tiempo de lo debido; inclusive, le está tomando meses, hasta que…

- ¿Qué son estas carpetas? ¿De dónde salen? De hospital no son. - Arquímedes aprovechó de limpiar su “futura oficina” que tanto le prometió dejársela su padre, así que, ¿Por qué no limpiarla y así conocerla mejor? Comenzó por ordenar las carpetas superficiales que encontró al abrir los cajones del escritorio, pero estos eran de los últimos pacientes, pero debajo era la sorpresa, era lo que quería y las examina. - ¿Minutas? ¿Compras sin recibo? ¿Sello y colegiatura de abogado? Pero si es médico... ¿Qué es esto?... ¡Ésta sí es su firma! Llamaré al tío Ale, veremos si contesta el teléfono.

Arquímedes marca el número de su tío Alessandro desde el teléfono fijo, recientemente cambiado.

- Aló - responde. - Buenas tardes, ¿En qué le puedo servir?

- Tío Alessandro, soy Arquímedes.

- ¡Hijo! ¿Cómo estás? Qué gusto escucharte. Dime ¿Cómo te va en la universidad?

- La dejo. La medicina no es para mí, estudiar algo que no me gusta no me hace feliz. Voy a cambiar la carrera. Por eso te llamé, y también quise dejar el despacho limpio que mi padre quiere darme cómo herencia y encontré carpetas con minutas, compras de inmuebles sin recibos de pagos o canje de cheques y veo muchas cosas que para mí están mal.

- Esos son los negocios de tu padre. Déjalos allí, evita los problemas. - Le aconseja.

- No tío, tú como abogado debes saber que éstos están en falta. Son papeles ilegales y ¿por qué están aquí, si mi papá es médico? ¿Por qué me quiere dejar esto como herencia? - habla con decisión.

- Hay una larga historia, hijo. Hay muchos secretos…

- Sé que mi papá se va a enojar. - corta la conversación de su tío - Pero estos papeles tienen que estar en regla. Lamento tener que cortar tu conversación.

- ¿Quieres que tú padre nos denuncie y nos lleve al tribunal por revelar sus negocios sucios?

- ¿Pagar, yo, los platos rotos de mi padre después de que se muera? No, gracias. Si hay que hacer juicio, lo asumo. A mí me gustan las cosas claras tío.

- Cuando sepas la verdad, lo vas a lamentar Archie. Después me odiarás por el resto de tu vida

- ¿Lamentar por hacer lo correcto? ¿Tienes miedo? ¿Por qué debería odiarte si siendo mi tío fuiste más padre que mi padre?

- Por favor, Archie, no te metas en boca del lobo. - Se siente alterado un poco el señor Alessandro.

- Iré a tu casa ahora y con todas las carpetas.

- No juegues con fuego. Te vas a quemar. ¡Entiendes! - le levanta la voz.

- Si mi padre debe ir a prisión por las cosas mal hechas, no va a quedar de otra. No quiero asumir una responsabilidad que no me compete.

- ¿Estás loco? ¿Mandarlo a prisión? ¿Estás sobrio hijo?

- Ya me cansé de ser un títere y de obedecer en todo, me cansé hasta de que decidan por mí en lo que voy a vestir. Voy a cambiar la facultad de medicina por la de educación. Y ¿Sabes por qué? Por qué cuándo hacemos círculo de estudio me siento mejor como profesor que como médico. Voy a postular para San Marcos.

- Sólo te faltan dos años, termina.

- Por favor, tío, no me tortures tú también con eso. Estoy saliendo con los papeles para tu casa.

- Muy bien Archie, tú lo has querido. Esto va a terminar en el tribunal.

- Voy a pelear, tío. Quiero largarme de la casa, nunca me he sentido cómodo y estoy decidido, tengo 24 años de edad, en las universidades veo mucha gente remediar su pan del día, si ellos pueden ¿Por qué yo no?

- Archie, hijo, tú siempre has tenido todo servido, va a ser difícil. Vas a terminar tirando la toalla. No sabes hacer nada en casa, ¿En qué piensas? Siempre la servidumbre estuvo a tus pies.

- Quiero ser normal, no me gusta cuando me dicen niño rico. Me evitan, me han educado de una manera tan extraña que nadie me puede ver, inclusive en el trabajo, no puedo socializar y mi trabajo exige justamente eso, el trabajo en equipo en un hospital es indispensable. Cuando doy clases a mis compañeros que faltaron o llegaron tarde por trabajo, me siento a gusto. Descubrí que compartir mis conocimientos es lo mío.

-Tu padre es el demonio en persona y si se entera de esto, nos va a matar ¡Ah! Te recuerdo que no seríamos los primeros. Ten cuidado con la decisión de denunciar e irte de casa.

- Tío, papá tuvo un infarto la semana pasada después de una discusión por teléfono, ahora está haciendo papeles para dejar todo a mi nombre. Y yo no quiero heredar sus negocios.

- Muy bien, si eso es lo que quieres, vamos a matar al señor Paolo Bianchi con otro infarto, ¿Contento?

Arquímedes hace una sonrisa satisfactoria.

- El otro motivo por el que quiero irme de la casa es para deshacer el arreglo de matrimonio con mi prima.

- ¡Ah! Tu querida prima se casó el domingo pasado.

- ¡Qué! ¿Anteayer fue su boda? - estaba atónito.

-Si, ella nos invitó a mi esposa, mis hijos y a mí. A ustedes no, porque si se enteran de que se rompió el arreglo, otro infarto le daría y hubiera muerto.

-Y ¿Cómo fue la boda?

- María del Carmen estaba bellísima, lástima que el británico solo le ayudaba el tamaño, por qué de guapo no tiene ni una pizca.

- Lo de dramático nadie te lo quita.

- Te quiero ver la cara cuando veas las fotos. El parece futbolista rabioso

Ambos ríen.

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