Mi nombre es Iddo Verro, soy jefe de uno de los clanes que componen la mafia en Italia. Tengo 36 años. Escondo todo ese asunto detrás de la fachada de una empresa de automóviles, tecnología y venta de caballos de élite. Un poco de todo para que sea más fácil el lavado de dinero al tener más mercado donde ponerlo en funcionamiento.
Hace unos meses he empezado negocios con Vicenzo Leggio y Giuseppe Graviano, unas cuantas toneladas de cocaína que debemos distribuir y poner en funcionamiento y una carga bastante grande de armas que deben ingresar al mercado negro para su venta.
Allí me dirigía el día de hoy. Vicenzo tiene una finca muy alejada, con varias hectáreas, lo que hace más fácil el esconder tal mercancía, tiene mucha tierra donde se dedica a sembrar y cultivar y creo que animales, o al menos eso me pareció ver en el camino. No es un tipo que conozca demasiado, se ve una persona bastante fría, sería y al menos en lo que a negocios se refiere, es prolijo. De su vida no sé mucho, solo que tiene mujer e hijos, y nada más. Escondemos todo esto bajo la fachada de los caballos, los preparamos y vendemos tanto para carreras de hipódromo como para jugadores de élite de polo.
Llegamos casi juntos con Graviano, a él lo conozco un poco más, ya he hecho negocios tiempo atrás, en lo que a eso se refiere no hay ningún problema, como persona tengo que decir que somos puntos opuestos. Nos saludamos y entramos, al pasar nos recibe la ama de llaves y pasamos al despacho dónde nos esperaba Vicenzo. Nos saludamos y nos ofrece algo de tomar, elijo un café, en los negocios me gustan las cosas serias.
Cuando llegan las bebidas, Vicenzo explota porque la joven que trae la bandeja olvidó unos hielos, por unos hielos casi le saca los ojos. Me dió pena la pobre chica y salí en su defensa, solo porque la situación se me hizo incómoda como poco. La chica no sabía dónde meterse, juro que temblaba como una sábana tendida un día de viento, sabía que el tipo era de temer pero no pensé que sus trabajadores lo padecieran tanto.
La chica salió y volvió a entrar como si ya tuviera los hielos esperándola en la puerta, no demoró nada, tal era su miedo?
No llegue a verla bien, ella se quedó todo el tiempo detrás, con la cabeza mirando hacia abajo, apenas y se sintió su voz para lo necesario y nada más. Algo me dice que no la va a pasar muy bien una vez nosotros nos retiremos.
La reunión siguió sin más, al retirarnos creí verla en el jardín cerca de un huerto de tomates, pero para ser sincero no estaba seguro ya que jamás llegue a verla bien.
El negocio recién empezaba e iba a tener tiempo de volver por este lugar. Me despedía de Graviano cuando me dijo de ir a un bar por unas chicas, realmente no tenía muchas ganas, pero la noche era joven y yo también, así que acepte.
Una vez en el bar, no demoramos mucho en encontrar acompañantes. Terminé mi noche en un hotel con una rubia de buena curvas.
Al regresar a mi casa, me encuentro con que Cosimo, mi amigo y mano derecha se encontraba allí. Carmina, mi ama de llaves ya le había preparado la habitación, sin más me dirijo a la mía a descansar lo que queda de la noche.
Al día siguiente un llamado de Vicenzo para informarme de que una de las cargas llego, y quería que realicemos las pruebas todos juntos para evitar problemas. Le doy el ok, y me preparo para dirigirme al lugar nuevamente.
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Comments
mary Conrado
que desgraciado /Determined/
2023-11-23
4
Nereida Martinez Restrepo
maldito viejo..
2023-08-26
3
Marina Hinostroza
Ojalá se muera ese tipo mafioso, no me gustaría que ella se involucre con un mafioso, pero así como vive en ese lugar, lo veo difícil que salga con vida o bien parada, a menos que muera
2023-08-22
2