Capítulo 03

El hombre se levantó a vestirse

–No vayas, por favor quédate...

Ella le encantó, pide más. No quiere quedarse con el antojo aquí solita. Quiere seguir haciéndolo por más tiempo.

–Sabes que eso no va pasar. Jajaja.

Se abrochó la camisa.

–Por favor...

Se puso en una pose provocadora que cualquier hombre se excitaría con sólo verla, y más aún con esa mirada de cachorro esperando que su amo la consienta. Santiago sonrió desviando su mirada hacia ella. Es difícil ignorar el encanto que tiene esta mujer. Conoce bien que palabras decir para excitarlo en un dos por tres. Lástima que no tiene tiempo. El cliente se la encargó hace días, no puede seguir haciéndolo esperar. Es buena paga lo que ofrece.

–Tengo que irme.

Tomó su chaqueta.

–A veces pienso que amas más a ellas que a mí.

Dijo giro de 180 grados con la silla mirando a la pared.

–Tú siempre serás mi favorita.

Colocó su mano sobre su hombro antes de irse. Se fue.

– ¿Tu favorita?

Sonrió. Regresó otros 180 grados para regresar en el lugar que estaba desde un principio.

–Ya quisieras que me la creyera.

Nunca fue la sonrisa de felicidad ni admiración, fue la sonrisa disgustada de no creérsela. El hombre es más falso que una película pirata haciéndola pasar por original, cuando fue grabada a escondidas en una sala de cine. No puede negar que conoce bien a todos los hombres, siempre buscan dos cosas: tetas y trasero, es lo único que piensan en la cabeza cuando ven a una mujer bonita.

–Bueno, es mejor que regrese a casa y cocine algo. Tengo hambre.

Se levantó. Se vistió. Tomó su bolso. Es hora de irse.

No puedo negar que esto fue divertido. La cara que hizo Santiago, aún no puedo superar la risa que me hizo pasar por dentro. No puedo creer que esa tipa se haya atrevido el hablarle de esa manera. Se nota que es muy tonta, no sabe con quién se ha metido.

Sonríe tontamente entre sus pensamientos.

Me pregunto el cómo le irá a esa tipa. Apenas lleva unos cuantos días y ya parece comercial de bebida energizante. No es que la odie, sólo no me agrada. Son dos cosas muy distintas, aunque parezcan igual. ¿Qué pensaba el venir aquí? ¿Que sólo iba a bailar y se iba a superarse así misma hasta volverse en un ejemplo a seguir? ¿Que nunca le iba a pasar algo malo?

Si yo estoy loca, esta mujer se me hace que debe estar más loca que una cabra. Esto es cuna de lobos, no lago de cisnes. Me dió náuseas con sólo verla por primera vez, es un asco persona. Espero que le vaya muy bien. Ya me lo imagino. Acostadita, bien servida, un hombre viejo gordo esperándola. Esto se pondrá caliente.

Espero que pronto Santiago vuelva a llamarme, quiero infórmame bien de los hechos, tengo tantas ganas de saber de lo que le pasó a esa mosquita muerta de hambre. Tal vez cuando la vea, le proponga que seamos buenas amigas y luego le pregunté si le gustó esa noche. Sería excitante ver su cara tonta y luego furiosa de ella.

Llegó a casa, tomó una ducha, luego fue a cocinar. Llegó un mensaje.

“Quiero verte mañana”.

Creo que el diablo me escuchó.

Sonrió.

– ¡Amiga! ¡No sabes lo que me pasó!

Camelia llegó emocionada a las manos de Vero. Jimena está confundida, mientras espera a Santiago. No entiende el por qué esa tipa está feliz. No debería estar feliz, debería estar sufriendo, llorando o tal vez triste cuanto mucho. No está bien de la cabeza, ¿Cierto?

– ¿Qué pasó?

Preguntó Vero totalmente perdida. No sabe el por qué está tan feliz. Ella estaba vistiéndose tranquilamente, cuando de pronto le llegó. Casi le da un susto.

–Ayer fue la noche más bella en toda mi vida.

– ¿Tu noche más bella?

Aún sigue confundida, no sabe de qué habla. Jimena lo entendió rápidamente. Está enojada. No salió a la forma que ella quería, todo salió mal.

–Conocí el amor de mi vida.

– ¡¿Qué?! ¡Haber! ¡Cuéntame!

Esto emocionó a Verónica, le interesa los detalles.

–Fíjate que no sé cómo, ni el por qué, pero cuando desperté había un hombre a un lado de mí...

Lo dice en tono muy, pero muy enamorado. Ese tono que empalaga más que la miel y enfada más que la suegra.

– ¿Un hombre?

Luego, luego que dijo un hombre, Verónica sin duda volteó a mirar a Jimena. La notó enojada.

–Sí, y ese hombre muy amable me envió de regreso a casa y me dió dinero.

Jimena ya está ardiendo en llamas, quiere explotar de irá. No puede creer de la maldita suerte que tiene esta tipa. ¡¿Qué clase de hombre tan idiota, deja ir a una mujer tan linda sin antes darle duro en la cama?!

– ¿Qué? ¿No hubo nada?

Lo dijo por lastima a su amiga, pero luego sonrío discretamente al notar el gran fracaso de Jimena. Se nota que ella lo planeo todo. Tenía que ser. Esa mujer no tiene corazón, sólo veneno corriendo en sus venas.

–Me rechazó, pero fíjate que me tocó ver más o menos su rostro y un poco su cuerpo... No se ve nada mal. Creo que me encantaría verlo una vez más.

Camelia miró por un segundo a Jimena con una sonrisa de gentil. Jimena siente que se está burlando de ella. Ella lo sabía, ella sabía bien de lo que hizo ella a escondidas. No sabe el cómo le hizo, pero está claro que hizo algo para que Santiago nunca la enviara con un tipo horrible.

¡Maldita! ¡Está me la pagarás!

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