Lorelain

Lorelain

Respirar

Lorelain

Un amor verdadero…

...Epígrafe...

^^^Con el tiempo se entiende que hay amores que nos dañan, y otros que nos brindan la mejor compañía hasta el final de nuestros días. ^^^

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...Dedicatoria...

^^^A mis padres a quienes me hubiera gustado mostrarles cada uno de mis escritos. A mi hija, para quien habitualmente van mis dedicatorias, y a mi familia en general, sin ellos nada sería posible. ^^^

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...Prólogo...

Lorelain había cometido el mayor de sus errores al creer que Antón era un escape a tanto maltrato psicológico sufrido al lado de sus padres. Aquella madrugada de besos y promesas ella aceptó la petición de aquel hombre guapo, quizás aquel torbellino de emociones ocasionado por las hormonas de la adolescencia fueron las culpables de aquel fatal error. En ese momento ella pensó que al escaparse con él dejaría atrás tanto dolor, pero lo que ella no sabía era que nada se arreglaría por cambiar de hogar.

A veces pensamos que lo sabemos todo y luchamos por conseguir aquello que creemos es lo justo para nuestro subsistir. Era esa la manera de pensar de la protagonista, quien ha vivido una vida complicada prácticamente desde que nació.

Desde el inicio de la historia notarás como ella va cambiando su manera de pensar, quizás porque su vida va tomando otro rumbo luego de tomar algunas decisiones que incluso le pueden costar la vida.

Esta historia está cargada de dramas constantes, pero también de reflexiones y decisiones tomadas por ella, quizás sea un poco tarde, pero aun válidas para darle un giro completo a su vida. Es por eso que debemos de recordar que nunca será tarde para reaccionar, tal vez Lorelain, está a tiempo de encontrar esa paz que da vivir en libertad.

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Nota de la autora...

¡Hola! Antes de que inicies la lectura de mi novela quiero comentarte algunas cosas.

Después de mucho tiempo sin escribir por problemas personales, decidí terminar la edición completa de la historia, esto no quiere decir que no contenga ningún error, por eso les pido disculpas si se me ha escapado alguno.

1- Esta historia trata de la vida de una joven que tomo malas decisiones en su adolescencia y aunque ya están en el pasado, estas le traerán problemas a su presente ¿Será que al final logrará realmente ser feliz? Hoy yo te invito a averiguarlo mientras lees mi novela…

2- Su contenido va cargado de amor, desamor y un final inesperado.

3- Hay bastante tensión durante toda la trama, donde se tocan temas como el secuestro, el maltrato tanto físico como psicológico y la superación personal.

4- Tiene contenido sexual, pero nada fuera de lo normal.

5- Esta historia fue escrita en pandemia. Espero que te guste la trama y que me apoyes con los likes y los comentarios.

Inicio del primer capítulo: abril de 2022

Inicio de la primera edición y corrección: 25 de julio de 2023

Gracias de antemano por regalarme unos minutos de tu tiempo para leerla, está escrita con mucho cariño para quien la lee.

Contemos algo antes de iniciar esta historia…

Lorelain estaba tan herida que solo deseaba algo en la vida: «Su libertad» Ella conocía la soledad hasta la raíz de la misma palabra, quizás fue por tanto sufrimiento que ella decidió quedarse sola, de la misma manera en la que había vivido durante tanto tiempo. Aquellos años al lado de su pareja fueron los más tristes y solitarios, realmente nunca se sintió acompañada. Ella aprendió a disfrutar de esa soledad hasta que la hizo su única compañía. Aprendió el arte de dibujar y pintar, y de esa manera se convirtió en la mejor pintora de sus propias líneas, esas que se forman a lo largo del camino de la vida.

De repente…

Una mañana de junio, Lorelain despertó temprano como de costumbre y al levantarse miró a su compañero de vida, quien dormía plácidamente a su lado. Mientras ella estaba sentada en la cama, se preguntó: —¿Qué hago aquí? ¿Qué sentido tiene mi vida junto a ti? ¿Que eres para mí? ¿Qué es lo que quiero en realidad? —. Luego de responderse una a una aquellas interrogantes se levantó, y recogió sus cosas que durante tantos años estuvieron junto a las de él, además se dio cuenta de que no lloraba mientras lo hacía, realmente sentía paz, aunque muy en el fondo había un poco de miedo a su reacción, pero ya no le dolía pensarse sin él. Lorelain escribió una nota donde decía: —“vive tu vida, esa que tanto te apasiona y deseas que yo viviré esta que tanto me diste, llamada soledad, pero lejos de ti y en libertad”

Un rato después…

Ella sale por aquella puerta sin ningún tipo de despedida más que el último beso, aquel que ya ni recuerda cuando fue. Era tanta la apatía en la que se había convertido su relación que le daba lo mismo si había besos o no. Siempre pensó que el día que dejara a Antón lloraría, pero se sorprendió al ver que eso no le pasó cuando salió por aquella puerta, además se dio cuenta de que sintió alivio en vez de dolor. Aquel lugar se había convertido en una cárcel, no solo de cuerpo, sino también de mente y corazón. Al mirar al cielo que aún estaba lleno de los colores del amanecer, ella pensó: «Antón se ama tanto que solo piensa en él». Realmente era triste para ella pensar que su único compañero de vida durante tanto tiempo, solo se quería a él mismo.

Ella sabía que…

Hacía mucho tiempo había pasado por la etapa de duelo que deja una separación, y lo más extraño para ella fue darse cuenta de que la vivió aun estando con él. Esta mañana por fin tomo la decisión de dejarlo, quizás porque no estaba dispuesta a pasar ni un minuto más bajo su sombra. Y es de esta manera que ella inicia una travesía que quizás le pueda costar la vida, esto es algo que ella tiene claro, tal vez porque sabe con quién se casó.

Antón...

Unas cuantas horas después de que ella se marchó, Antón se despertó. Ya era casi mediodía, aunque esa era una hora normal para él despertarse luego de haber llegado en la madrugada pasado de tragos. Realmente él hacía esto cada vez que salía con sus amigos y Lorelain no podía decirle o reclamarle nada.

Al levantarse lo primero que hizo fue llamarla y al ver que no venía salió de la habitación y la buscó por toda la casa. Estaba desnudo como siempre, pero no porque ellos hubieran hecho el amor, sino porque a él le gustaba dormir así. Ellos hacía mucho tiempo que ni se tocaban. Lorelain era como su prisionera o un adorno de la casa. Ella se decía así cada vez que se miraba al espejo.

Antón revisó por todas partes, pero no la vio, entonces llamó a la Sra. que hacía la limpieza y le preguntó por Lorelain. Ella le respondió: «cuando llegué la Srta. no estaba». Antón marco a su móvil, pero para su sorpresa sonaba dentro de la casa, con rabia lo buscó y fue justo en ese momento que vio la nota, la cual tomó para leerla y al hacerlo se molestó, su rabia era tanta que la arrugó y la tiró contra la pared junto con el móvil de Lorelain.

Entonces…

¿Qué era lo que quería Antón de Lorelain? Se le notaba lo molesto que estaba porque ella se había marchado, pero él se había olvidado de ella desde el primer año que empezaron a vivir juntos, a tal punto que ya ni la miraba, tampoco la tocaba, realmente no le decía nada, y ni siquiera la quería. Ella era un objeto más de esa casa. Durante más de nueve años fue así. La realidad es que él la tuvo y nunca le importó, entonces ¿por qué ahora se molestaba? Si ella simplemente era una mancha en la pared para él…

Ahora si acompáñame a leer esta historia…

...Capítulo 1...

...Respirar...

Era una mañana de junio, aparentemente el día más hermoso en la vida de Lorelain quien miraba todo con asombro camino a la estación del tren, como si fuera la primera vez que estaba en aquella ciudad, cuando realmente había vivido en Londres por más de nueve años.

—Srta. ¿Es usted nueva en esta ciudad? —le ha preguntado el chofer del taxi.

—¡Prácticamente sí! —le ha respondido una Lorelain alegre y angustiada a la vez, quizás porque deseaba que aquel coche llegara pronto a la estación.

Las calles estaban abarrotadas de personas que corrían de un lado al otro para no llegar tarde a sus puestos de trabajo, y no era para menos, era lunes, inicio de semana, un día que todos odian y pocos aman. Aunque a ella le daba igual porque nunca había sufrido de ese mal llamado trabajo.

Al llegar a su destino se ha bajado del coche sosteniendo su sombrero color crema que hacía juego a la perfección, con su ropa de verano; justo en ese momento ha mirado hacia atrás, quizás porque le es imposible no pensar en él.

—¡Seguramente ya sabe que me he marchado! —pensó en voz alta.

—¿Ha dicho usted algo? Srta. —le ha preguntado el chofer creyendo que era con él, que ella hablaba—. Aquí tiene su cambio Srta. —aquel Sr. La observaba de una manera extraña mientras le entregaba el dinero que le había sobrado.

—No, disculpe, se me ha escapado un pensamiento. ¡Muchas Gracias! —le ha respondido al enderezar su cuerpo para dirigirse a la estación.

Muy en el fondo ella sabía que debía agradecerle a Dios, por haber tomado esta decisión, incluso por hacer todo temprano esta madrugada, porque de otra manera él no la habría dejado salir de aquella casa donde era prácticamente una prisionera. Seguramente intentaría retenerla y sería una más de las tantas peleas que tenían a diario.

Con cada mirada perdida en la nada había un pensamiento en todo lo que dejaba y lo que estaba por venir en su vida, ella era consciente de cada cosa que le pasaría luego de entrar por la puerta de la estación, pero aun así estaba dispuesta a intentarlo todo por conseguir su libertad.

Era la primera vez que Lorelain entraría a ese lugar. Aunque ella aún no tenía muy claro todo lo que debía hacer, eso no la frenaba. ¡Ella realmente no temía! Tal vez porque sus ganas de marcharse eran mayores que aquella angustia que le generaba el cambio. Con esa misma fuerza ha respirado profundamente mirando en dirección a aquella edificación tan grande que había frente a ella, quizás quería darse seguridad antes de caminar en dirección a la entrada.

Ella estaba tan emocionada cuando atravesó las puertas de la estación King´s Cross, que sin querer se ha tropezado con una de las bancas que se encuentran en aquel lugar. Eso le ha generado un dolor conocido, haciéndola inclinarse un poco para revisar si se había golpeado tan fuerte como para que le saliera otro morado. De repente se ha tocado por instinto en el último que tenía en la pierna izquierda, aunque realmente todo su cuerpo estaba lleno no solo de morados, sino que también tenía unas cuantas cicatrices generadas por cada golpe, patada, o lanzada de objetos que él le había ocasionado cuando llegaba pasado de tragos.

Al enderezar su cuerpo, una lágrima se le había escapado, la cual ha limpiado rápidamente. Ella sabía que no le sería fácil olvidar todo lo vivido al lado de su expareja, porque no solo fueron aquellas marcas dejadas en su piel, sino que también está todo el daño psicológico, el cual la había convertido en nada, haciéndola pensar que no valía como mujer, incluso que no servía. Además de todo eso estaba el hecho de que para él ella siempre tenía la culpa de todo, hasta de sus dolores de cabeza.

Aquel lugar era todo un reto para ella, aunque sus inseguridades empezaban a aparecer, haciéndola dudar por unos segundos de aquella decisión que había tomado. Ella sentía que Antón estaba en su oreja diciéndole mil cosas para invalidar cada paso que daba. Cuando realmente era el miedo que le tenía a él, lo que la hacía sentirse así. De repente tomo aire mientras agarraba fuertemente su maleta, para continuar caminando hasta llegar al puesto de información. Luego de hablar con la joven, por fin sabía a donde debía de ir, y que era lo que tenía que hacer para poder abordar el tren, aunque aquel viaje no había sido algo de último momento, temía cometer un error.

Lorelain tenía meses preparándose mentalmente para este viaje. Ella sabía a qué país debía huir, y todo lo que tenía que hacer al llegar al mismo, pero lo que no sabía era que vendría después y ese era su gran temor, uno que unido al resto de sus emociones la tenían nerviosa, quizás porque estaba experimentando las mismas que había sentido cuando se fue de la casa de sus padres hace años. Aquella aventura le había costado su paz mental. Aunque ahora había una diferencia, la cual ella tenía bien clara, y era que Antón no era como sus padres, porque ellos jamás la buscaron, él, en cambio, la matará en lo que la encuentre. Porque nadie deja a Antón, él las deja a todas.

Con ese último pensamiento, y ticket en mano, se dirige al andén \# 6 de la estación para abordar su tren, uno que la llevará a su nueva vida. Aquel país es un lugar que odia, pero ella muy en el fondo sabe que fue su mejor decisión, quizás porque piensa que él jamás la ira a buscar en Escocia.

Maravillada ha mirado toda la estación, en un giro de casi 360 grados, y no era para menos, quizás porque en aquel lugar había muchas personas subiendo y bajando de los trenes, quienes seguramente tenían diferentes destinos. Irónicamente al verse en medio de ese torbellino de gente se sentía en libertad.

Aquella Joven de cabellos rubios, ojos marrones, tez trigueña, estatura medianamente normal, y quien además tenía un corazón tan puro como su alma, deseaba gritar a todo pulmón dentro de aquel lugar por las emociones tan intensas que sentía, pero sabía que no podía porque a su alrededor había mucha gente y no debía llamar la atención.

Luego de caminar y mirar todo en aquella estación, abordo el vagón, el cual también observó maravillada antes de sentarse en su asiento cerca de la ventana. Su sonrisa aumento luego de sentarse, quizás porque ya respiraba aires de tranquilidad. Ella sentía tantas emociones juntas en ese momento que le era imposible saber cuál era cuál. Lorelain no salía de Londres desde que llegó por primera vez de la mano de Antón, una mano que la invitó a vivir una vida maravillosa, una que además prometía mucho y realmente le dio poco, pero hoy ella estaba segura de algo y era que este día jamás lo olvidará.

Lorelain estaba tan sumergida en aquel momento que llegó a pensar que estaría sola durante el viaje. El cual duraba un poco más de cuatro horas, aunque realmente le gustaría estarlo, eso no fue posible, ya que junto a ella se había sentado alguien más. A quien no miró quizás por miedo o tal vez porque estaba sumergida en sus pensamientos, unos que llevaban emoción a montones, era mucho lo que tenía que procesar en su mente.

El tren ha salido de la estación justo a las 8:00 de la mañana, con destino al pueblo de Dundee, en Escocia, país que la acogerá por algún tiempo o quizás la vida entera, uno que ella había decidido odiar hace más de 20 años atrás luego de ver una película realizada en aquel lugar.

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Su compañero de viaje dormía prácticamente desde que subió al tren, mientras ella estaba despierta observando los paisajes con emoción, unos que se iban asomando ante sus ojos al pasar por cada trayecto. Realmente cada uno era más hermoso que el otro. Habían transcurrido dos horas de viaje, y Lorelain deseaba con ansias ir al baño, pero le daba pena despertar al pasajero misterioso que cubría su rostro con una gorra de los Yankees de Nueva York, eso le dejaba claro que él era fanático de ese equipo. Luego de mirarlo para cerciorarse que dormía, se ha levantado y con mucho cuidado paso dándole la espalda a aquel hombre, quien justo en ese instante decidió moverse para acomodar sus pies, provocando con eso que ella cayera sobre él.

Una Lorelain apenada se levantó rápidamente y sin decir ni una sola palabra salió corriendo al baño. Su pulso se aceleró tanto que le era imposible no escucharlo. Al llegar al baño ha cerrado la puerta y se apoyó en ella. Mirando hacia arriba sonreía al imaginar aquel momento vivido. Cuando por fin sus pulsaciones se tranquilizaron miró todo su entorno con curiosidad. Realmente en aquel lugar había mucho modernismo para ella, quien aún usaba un móvil que solo mandaba mensajes de texto, y no uno moderno con WhatsApp. Cuando ya había utilizado el baño, revisó cada una de sus partes, pero su mente estaba pensando en lo que haría para evitar sentarse nuevamente junto a aquel hombre. Ella no deseaba estar a su lado luego de haberse sentado sin querer en sus piernas.

Ese momento fue tan incómodo para ella que deseaba que la tierra se la tragara antes que volver a sentarse junto a él. Luego de analizar la situación entre sus posibilidades estaba la de quedarse en el baño mientras pasaban las próximas dos horas, algo que era imposible porque había alguien justo en ese momento tocando a la puerta. La otra seria pedir cambio de asiento, pero no sabía si eso era posible.

Ella sabía que debía de salir porque no tenía otra opción. Entonces mirándose al espejo, ella se ha dicho: «Si te has escapado de Antón, también puedes enfrentar esta situación» Ha respirado profundo para luego acomodarse su vestido de color crema y flores rosas antes de salir para afrontar aquel momento.

Mientras caminaba miraba a todos lados en busca de un escape, pero sabía que no tenía otra alternativa más que pedir disculpas y sentarse nuevamente junto a la ventana, al lado del hombre que la miraba de arriba a abajo mientras ella caminaba por el pasillo de aquel vagón. Su pecho subía y bajaba porque su respiración no era normal. En ese momento por su mente pasaron mil cosas entre ellas que su ropa no cuadraba con la época, estaba muy consciente que no compraba desde hacía años algo acorde para esta estación, realmente estaba desactualizada hasta en la manera de expresarse, pero jamás se le ocurrió pensar que él la estaba admirando en vez de mirarla feo por su vestido.

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Lorelain estaba más nerviosa que antes al pararse frente a él, luego de que él la mirara de aquella manera, aunque ella se había imaginado durante el camino lo que le diría, las palabras no le salían. Ella realmente estaba dispuesta a hablar, pero no contaba con que sería aquel hombre quien le hablaría primero.

—¡Disculpe! Acaso ¿Nos hemos visto antes? Tal vez solo estoy confundido o usted se me parece a alguien más. —le ha dicho con una sonrisa de oreja a oreja y sin dejar de mirarla.

Ella se sentía incómoda, quizás por el momento e incluso por su manera de verla.

—¡Qué pena con usted! Sr., le pido disculpas por lo que ha sucedido hace un momento, realmente no recuerdo que lo conozca de algún lugar. —le ha dicho Lorelain a un hombre que la miraba sin cesar.

—¡Tranquila! No se preocupe, es algo que también me pudo pasar a mí, ahora soy yo quien debe pedirle disculpas por confundirla con alguien más, aunque viéndola bien, es usted una mujer muy hermosa como para parecerse a otras. —la miraba serenamente mientras le hablaba.

Aquel hombre se veía una persona bastante amable. Pensaba ella, aunque eso no era algo que debía impresionarla, quizás porque hace mucho tiempo conoció a un ser que fingió serlo, y quien luego le demostró muy bien cuál tipo de amabilidad sabia dar.

—¡Con su permiso! Pero debo volver a sentarme. —con toda la pena del mundo, pasó nuevamente a su asiento, fijando su mirada en la ventana mientras su mente pensaba en lo que le acababa de decir aquel hombre: “¡Cómo era posible que me conociera!”, pensó. Y con toda razón por que ella vivía encerrada en aquella casa, y solo conocía a los guardias de su expareja Antón.

Había pasado un rato largo, y aún ella seguía mirando por la ventana mientras él volvió a colocarse la gorra en su rostro para dormir. El viaje transcurrió sin más novedades; dos horas después, por fin, el tren había llegado a su destino, con una Lorelain llena de sueños y miedos, pero dispuesta a vivir en este país que odia hasta la última letra de su nombre, el cual debe aprender a amar.

Desde su ventana todo se ve tan llamativo como se veía en la estación de Londres, tal vez la diferencia sea la ropa de la gente o quizás nada, realmente eso no era importante en este momento porque ella había llegado a un lugar donde se percibía libre, y lejos de él. Su mirada iba de la ventana a aquel hombre sentado a su lado, mientras que su mente estaba entre el andén de la estación y el pasillo del tren.

Aquella Lorelain de hace unas horas se sentía diferente justo en ese momento. Era como si de la adolescencia hasta antes de abordar el tren, ella aún tuviera catorce años, cuando en realidad tenía veintitrés. Por fin el tren se dispone a desembarcar a los pasajeros como de costumbre luego de que llegan a la parada de cada andén. Ella está apresurada por bajar, pero debe esperar a que aquel hombre tan guapo se baje primero, puesto que no desea volver a tropezar con él.

Impacientemente ha observado como aquel hombre con toda la calma del mundo se arregla antes de levantarse de su asiento, para luego proceder a sacar su maletín del compartimiento superior mientras ella lo mira perplejamente. Ella no tenía tiempo para perder y menos paciencia, su mirada y el movimiento de sus manos sobre sus piernas la delataban. Deseaba bajar del tren rápidamente para dirigirse a su hotel lo más pronto posible, pero al parecer a aquel hombre le sobraba el tiempo que a ella no. Mientras sacaba su maletín la miraba haciendo que ella se sonrojara.

En aquel hombre misterioso había algo que a ella le intrigaba de sobre manera. Y era aquella sonrisa que él siempre tenía en su rostro. Un rostro tan hermoso como el de un ángel caído del cielo. Él la observaba y ella lo miraba de reojo, con pena se ha dado cuenta de cada detalle de su aspecto físico, uno que podría describirse de la siguiente manera: era de tez blanca, en su rostro había una leve barba, el cabello era castaño oscuro, en aquella mirada se reflejaba la pasividad, tal vez demasiado, su cuerpo se veía algo musculoso, lo normal para un hombre de su edad, y una sonrisa que la hacía suspirar y sonrojar a la vez.

Cuando por fin aquel hombre se movió de la entrada de los asientos, ella se levantó para salir. Debía sacar su pequeño bolso de mano de aquel compartimiento, donde hacía unas horas atrás lo había colocado con algo de esfuerzo. Este momento era incómodo, uno que odiaba porque él la miraba.

—Srta. ¿Necesita usted ayuda? —le ha preguntado un hombre sonriente que la miraba insistentemente.

—No, ¡Gracias! Pero yo puedo sola. —le ha respondido ella sin siquiera mirarlo, y colocando sus ojos en blanco ante aquella pregunta.

Lorelain estaba en puntillas para poder llegar hasta donde estaba el bolso que parecía no querer salir de ahí. Mientras lo intentaba agarrar él se paró a un costado de ella colocándose la mano en su barbilla, en ese momento la ha mirado y un suspiro se le ha escapado. Ella lo ha mirado también, y se sentía frustrada porque le era imposible alcanzar el bolso de mano. Su error fue que al colocarlo lo había lanzado dentro de aquel compartimiento en vez de dejarlo cerca. Sin decir nada, aquel hombre lo tomó con una sola mano. Ella estaba aún en puntillas cuando ha girado nuevamente su rostro para verlo, mientras él le ha dado aquel bolso a su dueña, una que moría en aquellos ojos marrones, y no era de pena.

—¡Gracias! Aunque no era necesario, realmente ya casi lo alcanzaba. —le ha respondido una Lorelain, perdida en la mirada de su compañero de viaje.

—Nada que agradecer, ¡Que tenga usted un hermoso día! Srta. —ambos se han mirado por unos segundos. El asombrado ante la belleza de ella, y ella en la alegría que él reflejaba en todo su rostro. Aquella despedida fue incómoda para ambos, Aunque ella solo lo miró, él le acababa de desear un hermoso día, algo que ella necesitaba de por vida.

Al bajar de aquel tren, cada quien se dirigió a un lado diferente, sin mirarse una al otro. Este había sido un encuentro extraño y que tal vez marcaba el inicio de un nuevo camino para ellos, quizás jamás se vuelvan a ver, aunque eso es algo que solo el tiempo lo dirá.

...༶•┈┈┈୨♡୧┈┈┈•༶...

Lo primero que ella debía hacer era buscar un taxi para que la llevara al hotel donde se hospedaría. Un lugar que había escogido en una revista porque no podía dejar ningún tipo de pistas. Además, no sabía utilizar la portátil que tenía Antón, y temía cometer un error que pudiera delatarla. Aquella revista aún la cargaba con ella.

Al salir hasta donde están los taxis se ha dado cuenta de que es un sitio bonito, y que realmente no era tan feo como se lo había imaginado. Unos minutos después se ha montado en un taxi y le ha dado la dirección al chofer. Mientras va en el coche se pone a pensar en lo que había sucedido en aquel tren, aunque eso ya no tenía importancia, estaba consciente de que fue un momento vergonzoso que de seguro jamás olvidará.

Han pasado unos cuantos minutos desde que salieron de la estación cuando llega al Sleeperz Hotel Dundee. Ella se siente bastante tranquila al bajar de aquel taxi. Quizás porque sabe que esta noche sería muy diferente para ella, además de ser la primera sin Antón, aunque ya había dormido sola muchas veces porque él nunca estaba en casa. Ella sabía que esta vez era distinto porque podía dormir sin sentir miedo, pánico, angustia o ese vacío que sentía todo el tiempo.

Estaba parada frente a las puertas de aquel gran hotel, y justo en ese momento se ha dado cuenta de que ya es oficial. Ahora si era libre y eso la hacía sentirse bien. Aún no ha entrado porque quería sentir ese instante de libertad antes de ir a registrarse en el hotel.

Maravillada admiro un poco el lugar dándose cuenta de que aquel hotel era hermoso, entonces pensó: —“¡Si así es por fuera, como será por dentro! Aunque eso a veces engaña. Es mejor feo afuera, y bonito por dentro, jajaja, Antón es guapo por fuera y horrible por dentro”—. aquel pensamiento la hizo reír tanto que le dolía el estómago. Luego de aquella risa ha entrado al hotel.

—Buenas tardes, Srta. ¿En qué la podemos ayudar? —le ha dicho la chica de la recepción.

—Buenas tardes, deseo reservar una habitación, ¡Gracias! —le ha respondido Lorelain, aunque estaba nerviosa porque no salía desde hacía tanto tiempo que temía no saber cómo relacionarse.

—Ya le realizo el check-in, Srta. —le ha respondido la chica mientras ingresaba algunos datos en la computadora.

Lorelain estaba perdida en el lobby de aquel hotel, sin contar con lo perdida que ya estaba al hablar. Luego de unos minutos se ha registrado y ahora si podía ir a la habitación, aunque no sabía si quería quedarse admirando el lugar o subir de una vez, estaba fascinada con el diseño y la forma que tiene todo el lugar. Al entrar a la habitación se ha quedado encantada.

Ella parecía estar en un cuento de hadas. No salía de su asombro con cada cosa que veía, y se había dado cuenta de que estaba atrasada en el tiempo. Aquella era una Suite bastante chic, pero a ella le parecía un paraíso.

Luego de dejar las maletas en su sitio se ha dirigido al baño porque lo primero que deseaba hacer, era probar aquella bañera, en su mente solo había una palabra: «relajarse». Durante su baño de sales había conseguido lo que deseaba relajarse, y lo había hecho tanto que no quería salir de aquella bañera. La ambientación del lugar junto a la sensación fue algo mágico para ella.

Media hora después, se comienza a arreglar para bajar al restaurante, quizás porque no piensa almorzar en la habitación. Ya tenía suficiente con todos los años de hacerlo en aquella casa sola y sin nadie que le hiciera compañía. Ella había decidido que cada cosa que hiciera de ahora en adelante no se parecería ni un poco a su vida anterior, una que estaba llena de malos recuerdos.

No será fácil vivir así, ¡Huyendo! Y ella lo sabe, había pensado en ello mil veces, además está clara que Antón de un momento a otro puede aparecer, pero mientras lo hace quiere tratar de vivir al máximo, aunque se deba mudar un millón de veces para conseguirlo.

╰┈➤ Nota de la Autora:

...༶•┈┈┈┈┈┈୨♡୧┈┈┈┈┈•༶...

Hola, actualmente me encuentro editando la novela, subiré un capítulo editado dos veces por semana, si puedo más se darán cuenta, pero no quiero prometer nada. La novela está narrada en 3.ª persona y con diálogos editados. Espero contar con su apoyo y comprensión, disfruten de esta nueva versión de Lorelain, la cual mantiene la trama original, solo estará más desarrollada.

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Comments

Maria de los Angeles Vega

Maria de los Angeles Vega

Estoy emocionada!! y atrapada desde el principio de esta historia 😳😁😊🤭

2022-08-16

1

Vanessa Ceci

Vanessa Ceci

Oooh ya quede enganchada con esta novela, me encantó este primer capítulo ¡¡me encantó!!

2022-05-18

3

beba

beba

Pobre Lorelain si pareja es mala

2022-04-10

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